Tarde de malentendidos

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Alex

Había llegado del instituto a casa con una sonrisa en la cara. Mi madre pensaba que era por las clases, pobre ilusa. Nicole parecía algo enfadada, me dijo no se que de ser siempre el centro de atención o algo así, una de sus típicas pataletas. Me fui a mi cuarto, no tenía ganas de aguantarla. Ni a ella, ni a el interrogatorio de mi madre de cómo me había ido. Además, tenía que prepararme para salir, hoy había quedado con un amigo de toda la vida, Erick.

Hace mucho que no le veía, desde que estábamos en el mismo colegio de pequeños. Yo había tenido que irme de la ciudad tras el divorcio de mis padres y desde que volví solo le había visto una vez, antes de su viaje para participar en un campeonato de natación con el instituto. Volvió esta mañana por lo que no pude verle en el insti.

Me vestí rápidamente, ya se me estaba haciendo tarde, y salí de mi casa en dirección al parque. Una vez allí, lo busque un rato pero, no le vi por ninguna parte, supuse que aún no había llegado. Giré en la fuente y me senté en el bordillo. Entonces le vi.

Seguía siendo el mismo chico que recordaba de pequeña, solo que más alto y hay que admitir que más guapo también, ya me había percatado la ultima vez que lo vi de que le había sentado bien la pubertad. Pero no todo era igual, parecía preocupado o triste, o una mezcla de ambos. Me miró e intento esbozar una sonrisa. Se acercó a mi y le abrace.

-Ey, ¿Qué pasa Erick?-. Me miró con expresión de preocupación.

-Siento recibirte así Alex. Hace tanto que no nos vemos y yo vengo aquí con mis movidas...-. Parecía bastante afligido.

-No pasa nada, los amigos estamos para esto. Ven aquí y cuéntame que pasa-. Le cogí de la mano y lo guíe para que se sentará conmigo en la fuente. -¿Es por tu novia verdad?.

-Sí, no sabía que le pasaba antes de irme de campeonato, pero sabía que algo iba mal, era raro que no habláramos durante mi viaje, que no contestara mis llamadas-. Apartó la mirada y agacho la cabeza. Se le veía bastante afectado.

-¿Y qué es lo que ha pasado, has hecho algo que le molestara?.

-No, te prometo que no-. Su mirada parecía sincera. -Es por ti Alex.

-¿Qué, y yo que tengo que ver en todo esto?-. Pregunté sorprendida.

-Ella nos vio el otro día y saco conclusiones erróneas. Ya sabes la confianza que tenemos tu y yo, nos conocemos hace mucho. Ya no soy así con el resto de las chicas, solo contigo. Pero ella creé... Ella creé...-. Se tropezó con cada palabra que dijo, parecía angustiado.

-Ella creé que entre tu y yo hay algo-. Terminé yo su frase. Él se limitó a asentir.

-Bueno Erick, pero no seas tonto, todo es un mal entendido. ¿Has hablado ya con ella?.

-No, aún no, ya te he dicho que no me coge las llamadas...

-¿Y ya está, eso es todo lo que piensas hacer, llamarla?. Por favor Erick, si esa chica realmente te importa tienes que hablar con ella como sea, aunque no quiera escucharte-. Le regañé. Él me miro con carita de cachorrito abandonado.

-Venga no te preocupes. Todo se va a solucionar-. Su cara me dio tanta pena que sin pensarlo le abracé para consolarle.

-Gracias Alex, espero que tengas razón y salga todo bien con Sam...

"Sam" su nombre resonó en mi cabeza y tuve la sensación como si me hubieran tirado un jarro de agua fría encima. Pero era imposible, no podía ser mi Sam. Sin embrago, la información fue encajando perfectamente, como encajan las piezas en un puzzle. La voz de Erick comenzó a hablar en mi cabeza, rememorando una a una las cosas que él me había contado de ella. Sus ojos verdes, su pelo, su estatura. A cada palabra, la imagen de cada parte que nombraba de ella aparecía en mi mente. Y no solo su aspecto, tal y como me había descrito su personalidad... Coincidía con la Sam que yo conocía.

Me resistía a creerlo, no podía ser... Pero no hizo falta más que mirar al frente, aún abrazada a Erick, para darme cuenta de que si era así. Encontrarme con esos hermosos ojos verdes que me miraban llenos de desconcierto y dolor. Una lágrima escapo de ellos y rodó por su mejilla, y fue suficiente, más que suficiente para comprender que aquello que estaba intentando negar, era evidente.

-Sam...-. Susurré. Erick se apartó confuso.

En ese momento ella dio un paso hacia atrás, yo negué con la cabeza mirándola a los ojos. Entonces, se dio la vuelta y comenzó a correr. Sin pensarlo, salí corriendo tras ella. Llegué hasta la zona de columpios, donde habíamos jugado con Jeremy el sábado, y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Decidí no perder más el tiempo buscándola por allí y fui directamente a su casa. Toque la puerta y me recibió su madre.

-Lo siento cariño, acaba de llegar y se a encerrado en su cuarto. No parecía estar muy bien, me ha dicho que no quería ver a nadie-. Me dijo con cara apenada.- Es una pena, ahora que por fin te conozco y no poder hablar contigo, con lo que Jeremy te nombra, por no hablar de Sam.

Tuve que reprimir las lágrimas cuando dijo que Sam me nombraba. Ahora ya no lo haría, o al menos no de la misma manera que hasta ahora. Me fui de su casa destrozada. Ella creía lo peor de mi y saber eso me oprimía el pecho de tal forma que ni siquiera me permitía respirar. Sam debía de estar sintiéndose tan miserable... A mi mente resurgió un recuerdo, yo ya la había visto llorar por él, cuando la conocí, ahora tenía sentido todas aquellas lágrimas. Todas aquellas lágrimas habían sido por mi culpa y saber eso, que yo era la causante de su dolor, no sabría ni decir como me sentía por eso...

Irresistible... tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora