II: ¿Sorpresa?

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Una vez que Víctor tuvo que regresar a casa, puse mano a la obra para arreglar mis cosas, cuidando no olvidar lo "más importante". Ropa, libros, fotos, posters, laptop, celular, cargadores (MUY importantes) y algunas cosas más después, ya estaba lista, sólo faltaba esperar a mañana para ir al aeropuerto a comenzar con mi "nueva vida", como dijo mamá.

Muy cómoda estaba, a punto de caer a los brazos de Morfeo, cuando escuché una canción conocida... "Nobody, nobody; nobody can drag me down". "¡Ah! Claro, mi celular", pensé, mientras llevaba mi mano debajo de la almohada, donde siempre lo dejaba...

Victorin: No me extrañes mucho.

"¿Este está idiota, o qué?"

Yo: Si serás idiota, Víctor... obviamente que te extrañaré, MUCHO DEMASIADO. No me imagino como serán mis días sin ti enfadando a cada rato...

Victorin: Sé lo que te digo, no me extrañes mucho(; Ya ve a dormir, necesitas descansar para mañana. Buenas noches, sueña con algo lindo, te quiero.

Yo: Conste que me estaba durmiendo y me despertaste, pero tienes razón... ya dormiré. Buenas noches, descansa, te quiero más.

Me puse mis audífonos, en mi lista de "Canciones para Dormir" puse Always de Panic! At the Disco y... caí en los brazos de Morfeo, ahora sí.



-¡Paula! ¡Despierta!- decía una vocecita chillona mientras saltaba en mi cama.-¡Pauuuuu!-

"Por Zeús, maldición. Cinco minutos más y ya, lo juro por toda la comida del mun... ¡Berkley!" Y es así como desperté y casi ocasioné la muerte de mi hermana pequeña... Ah, que exagerada. -Adriana, ¿qué hora es?- le pregunté una vez que la levanté del suelo.

-Mami dijo que es tarde, que te apures- me contestó y salió de mi cueva, en busca de mamá, supongo.

Me senté a la orilla de mi cama con cobijas de la bandera británica y observé toda mi habitación por última vez en lo que sería mucho tiempo ("Zeús, ¿por qué diablos soy tan dramática?"), desde mi pared negra con frases y mi enorme librero ahora vacío, hasta las paredes azul pitufo que tenían mis posters de Nick Jonas, One Direction, 5 Seconds Of Summer, Black Veil Brides, Sleeping With Sirens, entre otros. Miré mi techo con brillantes estrellas y luego, luego observé el zapato... ese zapato que extrañamente siempre queda cerca de tu cama y que observas antes de decidirte a levantarte y empezar con tu día, en mi caso, era un Converse negro ("¿Dónde estará el otro?"). Me levanté por fin y fuí a hacer mi cosas, para después ir en busca de mi madre.

-In the end, as you fade into the night, who will tell the story of your life?- cantaba con Andy Biersack mientras me dirigía a la cocina por algo de comida antes de ir al aeropuerto. -¡Mamá! ¡¿Qué hay para desayunar?!- grité, para que llegara mi madre a mi rescate. Mamá apareció frente a mí y me acercó mi Lucky Charms, mi cereal favorito.

-Te apuras, que se te hace tarde. Terminas, y directo al aeropuerto.- dijo seria.

-Si, mami.- contesté y me puse a comer. Una vez terminado mi cereal, fuí a mi cueva por última vez y tomé mi mochila, pues mis demás cosas ya estaban en el auto.

-¡Paula Zulema!- escuché gritar a mamá desde afuera.

-¡Ya voy!- y salí de mi casa hasta sabrá Zeús cuando.

-Adri, quítate de ahí- le dije a mi hermana cuando llegué al auto, pues estaba en MÍ lugar. Se movió y subí, para ponernos el cinturón de seguridad a ambas y... bueno, ir a abandonarme a mi suerte en un país en que jamás he estado.

Ya estábamos cerca del London Heathrow Airport, y los nervios comenzaban a invadirme, pues nunca había viajado sola en avión. Ya ahí, las tres nos dirigimos a realizar los tramites restantes para mi viaje y... oh, el idiota de mi mejor amigo ni señales de vida desde anoche, ni una llamada, ni un mensaje... nada. "Genial, simplemente genial. Me voy por no sé cuanto tiempo a Australia, y mi mejor amigo ni sus luces." Terminamos con los trámites y vamos a la sala de espera correspondiente, tomo asiento en un lugar que encuentro vacío y se me unen mi hermana y mi madre.

Después de unos pocos minutos, siento como mamá se acerca a mí y me abraza.

-Mi niña, sabes que lo hago por tu bien. No puedes dejar ir tu sueño, si quieres crecer como bailarina y bailar en los Juegos Olímpicos como siempre has querido, debes aprovechar estas oportunidades mientras yo pueda dártelas.- dijo en voz baja, para que nadie más nos escuchara.

-Ya lo sé, mamá. Pero pudiste haberme dicho antes, voy a extrañar tanto todo- le contesté, a punto de llorar... otra vez.

-No estarás sola, hija- respondió con una sonrisa. Fruncí el ceño y la miré raro. "¿A qué se refiere?". Supongo que notó mi confusión, porque volteó a la entrada de la sala y la señaló. Cubrí mi boca por la sorpresa y entonces sí lloré, y abracé fuerte a mamá.

-Gracias, gracias, gracias- dije emocionada y corrí (cosa que casi nunca hago) al punto indicado.

Me recibió con un abrazo fuerte, el cual correspondí, y entonces... lo golpeé. -Estás idiota. Creí que no te despedirías de mí- dije un poco molesta.

-No hay necesidad de despedidas- dijo Víctor sonriendo. -¿Por qué sonríes así?- pregunté, un poco confundida, y dejó ver sus maletas.

-¡Por Zeús, Víctor!-.

-¿Sorpresa?- dijo, encogiéndose de hombros. -¡Nos vamos a Australia!- gritó, y algunas personas voltearon a vernos, por lo que me sonrojé y escondí mi cara entre mis manos, divertida por la situación. Volvió a abrazarme -¿Qué? ¿Creías que te desharías de mí?- preguntó en tono burlón.

-¿Sinceramente? Sí... pero no estaba feliz con eso-. dije y escuché que comenzaban a llamar a nuestro vuelo y mamá y Adriana se acercaron a nosotros.

-Okay, niños. Ni digan que soy la mala del cuento. Hasta creen que los iba a separar, si Paula llora al imaginarse una vida sin tí- dijo, con eso último dirigiéndose a mi mejor amigo.

-¡Mamá! Eso no era necesario- exclamé, avergonzada.

-Ouuu que Paula llora por mí- dijo Víctor, apretando mis mejillas.

-Tú te callas- aparté sus manos de mi cara, lo que hizo que soltáramos una pequeña carcajada.

-No quiero quejas de la directora Wilbur, ni una sola. No se metan en problemas, por lo que más quieran- continuo mamá, para luego abrazarnos fuerte, pues ya era hora de irnos.

-Te amo, mami, gracias por todo- le dije a Mayra. -Y tú, niña del demonio. No te portes mal y haz lo que te dicen- abracé a mi hermanita.

Última llamada y Víctor y yo abordamos el avión, conmigo muerta de miedo y nervios y él con toda la tranquilidad del mundo, como casi siempre. Minutos después despegamos, con destino a Australia... Berkley, cuidado, que allá vamos.

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My Berkley Adventure #YoSoyBerkley | DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora