IX: La Caja Metálica del Terror

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Danza... ¿qué puedo decir? Después de dos horas sin parar, me siento como muerta, no puedo conmigo misma.

-Paula, ya levántate, es hora de irnos- me dice Victor y volteo mi cabeza hacia arriba para poder verlo bien y me doy cuenta de que Paola sólo me mira como aguantando la risa.

-No quiero- digo -Y tampoco puedo- me quejo. Mi amigo me tiende una mano y yo ruedo los ojos al mismo tiempo que suelto un suspiro de frustración para después tomar su mano y levantarme del cómodo y muy fresco piso del salón de danza.

-Okay, ya... let's go, bitches- les digo a mis amigos compañeros de danza una vez que ya estoy de pie, y me aproximo a la salida con ellos siguiéndome. Estoy cansada, y sólo puedo pensar en llegar a mi habitación y en la comodidad de mi cama, pero... también tengo hambre. -¿No tienen hambre?- les pregunto después de un para nada incómodo silencio y sólo ríen, como si acabara de decir lo más gracioso del mundo. -¿Qué?- vuelvo a decir.

-¿Sólo piensas en comida?- pregunta Paola y Victor vuelve a reír.

-¡Hey! Comida ante todo- digo a modo de defensa, y me funciona, porque empiezan a caminar en dirección a la cafetería mientras sonrío con suficiencia.

-Lo bueno es que estabas cansada- dice Paola.

-Oh, claro que lo estoy-.

Llegamos a la cafetería y vamos por los últimos pedazos de pizza caliente que quedan, nos sentamos a comer en la primera mesa vacía que encontramos.

-¿Qué tal tu primer día en danza?- me pregunta Victor y yo le lanzo una mirada fulminante.

-Creo que es suficiente con ver como estoy justo ahora para saber como me siento al respecto- contesto, burlándome un poco de mi misma.

-Claaaro- dice mi amigo, como no sabiendo que otra cosa decir al respecto.

Cuando terminamos de comer, salimos del lugar y Paola y yo nos despedimos de Victor (que aún debe ir al entrenamiento de volleyball, pobre) y nos dirigimos a nuestra habitación para tomar un baño y un muy merecido descanso.

-¿Piensas subir los seis pisos por las escaleras?- me pregunta Paola, ya que estamos entre las escaleras y el elevador. Me quedo en silencio un momento, fijando mi vista en las escaleras y luego en el elevador.

-No- digo y suelto un suspiro -Pero te advierto, si te burlas de mi posible reacción de pánico, te golpearé- Paola ríe, como si yo estuviera bromeando con lo que acabo de decir -Es en serio- digo con demasiada seriedad y presiono el botón del elevador, que no tarda mucho en abrir sus escalofriantes puertas, vuelvo a suspirar y siento la mirada de mi amiga sobre mí.

-¿Segura de esto?- me pregunta

-No- contesto, pero entro a la caja metálica del terror y me aferro a los tubos esos que sirven para sostenerte y cierro mis ojos con fuerza, repitiéndome que sólo son seis pisos, menos de cinco minutos ahí dentro y que no estoy sola.

Siento que alguien se acerca a mí, pero estoy demasiado nerviosa como para abrir los ojos, sé que se trata de Paola cuando me toma del brazo, dándome un poco de seguridad, pero sigo sin abrir los ojos. En el corto trayecto, me pongo a tararear mentalmente la primera canción que se me ocurre, No Control, de One Direction, y cuando siento que la caja metálica del terror se detiene, abro mis ojos al tiempo que las puertas se abren y salgo de ahí lo más rápido que puedo, casi tropezando con mis propios pies. Escucho a Paola reír un poco y le lanzo una mirada fulminante "Tranquila, Paula con complejo de rayita, ah que.", por lo que deja de reír casi al instante.

-Vamos, que no pudo ser tan malo- me dice.

-Hubiera sido interesante si Christian Grey hubiese estado ahí- menciono, recordando la escena del elevador de 50 Sombras de Grey, uno de mis libros favoritos.

-¿No habías dicho que ere virgen?- me cuestiona mi amiga con mucha naturalidad. -Y lo soy, pero Anastasia también lo era en ese entonces- contesto, haciendo referencia a 50SDG otra vez y guiñando un ojo (o haciendo el intento), por lo que mi amiga ríe.

-No tienes remedio- niega divertida, y nos miramos un momento, antes de echarnos a reír.

Fuimos a nuestra habitación y dejo que Paola sea la primera en bañarse y esas cosas. Tomo mi celular y me dejo caer en el suelo para llamar a mamá.

-Hola, mi niña- dijo esa voz que conozco desde siempre.

-Hola, mami. ¿Qué tal todo por allá?- pregunto.

-Extrañándote mucho, Pau. Tu hermana ha estado tan traviesa como siempre, pero igual te extraña.-

-Obviamente, debe extrañarme- digo medio en broma, medio en serio.

-Y tú, ¿cómo te va en Berkley? ¿Víctor si te cuida? ¿Ya hablaste con Beatrice?- muchas preguntas, para mi propio gusto.

-Ahmm... muy bien, es genial aquí, tengo tres compañeras de habitación y sus nombres empiezan con P, ahora voy llegando de danza y no puedo conmigo misma, pero estoy bien. Sí, Víctor me cuida, de hecho conocimos a otro Victor aquí. Y... ¿Beatrice Wilbur? Sup, el primer día ella nos recibió y supo quienes éramos, me dijo que la ayudaste con una despedida de soltera- contesto a sus preguntas.

-Me da gusto que te vaya bien, cariño- dice y puedo escuchar su sonrisa (sí, escuchar), eso me hace sonreír a mi también.

-Te extraño, mamá, y Adriana también- digo sinceramente, y en eso se abre la puerta del baño -Debo irme, madre, ya hablaremos luego. Te amo.-

-De acuerdo, Paula. Te amo, princesa- se despide y corta la llamada.

-¿Hablando con tu madre?- pregunta Paola, que está secando su cabello con una toalla.

-Sipi, con mi señora madre- digo y me levanto del suelo, para tomar mis cosas y ahora ir a bañarme yo.

Salgo y las Patty's ya están ahí, se dan cuenta de mi presencia y detienen la conversación -Vaya, ya habías tardado- dice Patty Palmer sonriendo -Ya hasta estaba pensando en pedirles el baño a las vecinas, necesito bañarme ya- se levanta de su cama y se encierra en el baño. Yo me encojo de hombros y saludo a Patty Bayot, para después subir a mi cama y revisar Twitter, Facebook, Instagram y todo eso.

No me doy cuenta del momento en que caigo en los brazos de Morfeo. Despierto y veo que pasa de la media noche y que tengo un mensaje de mi mejor amigo...

Victorin: Fuí y estabas dormida, floja. Estuve a punto de aventarte una almohada a la cara, pero me dijeron tus amigas que llegaste muy cansada de danza, así que mejor te dejé dormir. Espero que descanses, Paulita. Te quiero.

"Aww, el idiota se apiadó y me dejó dormir"

Yo: Vaya, gracias por eso. La verdad es que estaba que no podía conmigo misma, ¡hasta subí por el elevador! Pero ya te contaré mañana. Buenas madrugadas, mi Victorin.

Y... y me vuelvo a dormir, al ritmo de Still Into You, de Paramore.

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My Berkley Adventure #YoSoyBerkley | DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora