XXV: Lo pasado pisado.

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-No, te digo que así no va a cerrar.- le dije por milésima vez a Patty Bayot, pero ella se negaba a acomodar las cosas de su maleta de otra forma.

-Siéntate en la maleta.- me ordenó.

-Esto es de película.- me quejé, pero igual me levanté del suelo y me senté en la maleta y ¡vaya cliché! la maleta se cerró.

-Te dije que cerraría.- presumió mi amiga.


Dos semanas habían pasado desde la reunión de padres y tutores, dos semanas desde que conocí a mi esposo y al prometido de mi mejor amiga... dos semanas en las que estuve evitando a Victor Miller a toda costa, pero no fue nada fácil porque pues... danza.

Justo ahora, las chicas y yo nos encontrábamos preparando nuestras maletas para las vacaciones navideñas y todo eso. Era medio día y llevábamos... medio día haciendo desastre en la habitación, ya que no sabíamos exactamente qué llevar a nuestros destinos. Mis amigas irán a distintas partes de Estados Unidos a pasar las vacaciones en familia: Patty Bayot a Hawai, Patty Palmer a Illions y Paola a Pensilvania. Yo iré a mi México bonito. 

Son tres semanas de descanso de Berkley y el plan es que estaremos dos semanas con nuestras familias y la otra semana y media nos encontraremos en Londres para pasar un tiempo juntos y, después, regresar a Australia.


-¡¿Alguien ha visto mis botas militares?!- grité desde el piso. ¿Qué hacía en el piso? Buscaba debajo de la cama.

-¡Acá están!- contestó Paola desde el otro lado de la habitación.

-¡Lánzalas!- pedí, mientras me ponía de pie, a tiempo para atraparlas.

-¡Woah! Esto está más desordenado que mi habitación.- dijo Víctor, recargado en la puerta, y todas volteamos a verlo.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí?- le preguntó Patty Bayot.

-Lo suficiente para ver las botas voladoras.-

-Holiiiiii.- saludé efusivamente y mi idiota mejor amigo rió.

-Hola, Paulita.- saludó de regreso. -Oye, solo venía a avisarte que debemos estar en el aeropuerto a las seis.-

-Ugh... odio esto.- me quejé.

-Tú odias todo.- me recordó Patty Palmer y, al puro estilo rayita, le lancé una mirada fulminante.

-Bueno... debo ir a terminar de empacar.- mencionó Víctor. -Las veo en un rato.- se despidió.

Una vez solas, metí un libro, un suéter caliente y un short a mi maleta y la cerré.

-¿Acabas de meter un short a tu maleta?- preguntó Paola, asombrada y yo asentí. -¡Pero es invierno!-

-Créeme... la parte de México a la que voy, bien puede tener las cuatro estaciones del año en un solo día y, más vale estar bien preparada.- dije, tomando de mi cama las dos novelas que había leído esa semana. -Tengo que regresar los libros a la biblioteca. Ya vuelvo.- avisé y salí de la habitación.

Ya que estuve fuera del edificio, me tomé un momento para apreciar la arquitectura de Berkley, y no pude evitar preguntarme cómo es que nunca me había interesado estar ahí hasta que me ví obligada a hacerlo. Seguí mi camino y me topé con Victor Miller.

-Oh, hola.- lo saludé, un poco nerviosa.

-Hola.- saludó con una sonrisa. -¿Cómo estás?-

-Bien, gracias por preguntar. ¿Cómo estás tú?-

El chico suspiró y miró el cielo por un segundo. -Si he de ser sincero. Extraño las locuras de mi amiga.- dijo, tomándome completamente por sorpresa.

-Ah...- fue lo único que atiné a decir. Y se hizo el silencio... hasta que recordé que debía ir a la biblioteca. -Tengo que... llevar estos.- dije, mostrandole los libros con una sonrisa tímida.

-Vamos, te acompaño.- se ofreció.

-De acuerdo.- 

Seguimos caminando en silencio durante unos minutos, hasta llegar a la biblioteca. Él me esperó recargado en una pared mientras yo entregaba los libros y le deseaba felices fiestas a la bibliotecaria. 

-Listo.- avisé a Victor una vez que terminé.

-Listo.- repitió y salimos de la biblioteca. -Entonces... ¿irás a México durante las vacaciones?-

-Así es.- contesté con una sonrisa, al pensar que en menos de veinticuatro horas estaría en el lugar que me vió nacer. -De vuelta a mi hogar.- suspiré.

-Creo que los Jonas pasarán las fiestas en mi casa.- soltó de la nada. -Puedo hablar bien de tí si quieres.-

Lo miré con los ojos entrecerrados, procesando por un momento lo que acababa de escuchar. -¿Después de todo? ¿En serio lo harías?-

-Oye, lo pasado pisado, ¿no es lo que dicen?- rió. -Además... ¿no se supone que eres su más grande fan?- se burló.

-¿Qué tienen ustedes los Victor's en contra de mi fanatismo?- pregunté con diversión.

-Bueno... si no quieres, no digo nada.-

-¡Hey! Mira que yo nunca dije no.- me quejé y comenzamos a reír.

Ya todo estaba bien entre nosotros otra vez.


-¡Es tarde!- gritaba desde hace diez minutos.

Estaba sola en la habitación después de haber ido con Victor por una nieve (vaya ironía de la vida) y haber dejado que el tiempo pasara volando. Faltaba media hora para que fueran las seis y me estaba volviendo loca porque no recordaba donde diablos había dejado el nuevo libro que estaba leyendo.

-¿Se te perdió algo?- escuché que alguien preguntó.

-Sabía que todo era demasiado bueno como para ser verdad.- dije. -¿Qué haces aquí?-

-Encontré esto por ahí.- dijo Ben, mostrándome un libro azul con un ancla en la portada.

-¡Drowned!- me emocioné y casi corrí hacia Ben. -Espera...¿de dónde lo sacaste y cómo sabes que es mío?- 

-La clase de física, lo olvidaste.-

-Gracias...-dije no muy segura, tomando el libro.

-De nada. Felices vacaciones.- dijo simplemente, me sonrió y se fué.

-¿Debo preocuparme?- preguntó mi mejor amigo, entrando a mi habitación solo unos segundos después.

 -Me trajo esto.- señalé el libro.

-¿Ben Selley tuvo un buen gesto contigo?-

-Eso parece.- dije, mirando el libro. -¡Es tarde!- volví a gritar.

-Sólo venía a decirte que ya nos esperan.- dijo y me ayudó con mis maletas. -¡Ahora corre!-

-¡México, allá vamos!- fué mi señal para correr escaleras abajo, con destino al aeropuerto.

My Berkley Adventure #YoSoyBerkley | DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora