VII: Me iré al Infierno

91 7 2
                                    

Salimos de Berkley con mucho cuidado de no ser vistas y conmigo hecha un manojo de nervios, pues nunca había hecho algo realmente ilegal... hasta ahora, bueno, no es exactamente "ilegal", pero se supone que no debemos hacerlo y eso es suficiente para mi conciencia. Estas chicas son mala influencia para mí... ¡y lo cierto es que me encanta!

Una vez superada la prueba máxima, el salir de Berkley sin ser vistas por los guardias, yo no podía respirar muy bien debido a toda la adrenalina acumulada que sentía recorrer mi cuerpo en ese instante, y las chicas se veían tan... normales, como si hicieran este tipo de cosas muy seguido. Entonces conté hasta diez mentalmente, con la idea de que pronto me acostumbraría a todo esto, al punto de que fuera algo normal para mi también.

-¿Estás bien, Paula?- me preguntó Paola, tocando ligeramente mi hombro con una expresión de preocupación y las Patty's viéndome también. Sonreí a mis tres nuevas compañeras y asentí, por lo que ellas sonrieron también y nos pusimos en marcha.

Tomando en cuenta que Berkley se encuentra en la capital australiana, no estamos muy lejos de la civilización, así que decidimos caminar un rato sin dejar de hablar en ningún momento, pues era un buen día para conocer a las que serían tus compañeras de habitación por un año, o eso es lo que yo pensaba en ese momento y me parecía simplemente genial.

-¿Color favorito?- pregunté después de un corto silencio. -El mio tiene que ser el azul pitufo... y el negro- mencioné.

-¿Azul pitufo? ¿Existe ese color?- preguntó Patty Palmer con confusión, a lo que yo la miré indignada.

-¡Pues claro que existe!- exclamé. -De ese color son los... ¡pues los pitufos! Y me gusta ese color.- crucé mis brazos en esa última frase y las chicas rieron ante mi infantil reacción.

-Bueno, Paula, tranquila- rió Paola- A mi también me gusta el azul y el negro- dijo- Pero yo prefiero el azul turquesa. ¿Patty's?-.

Patty Palmer se disponía a hablar cuando Patty Mars la interrumpió

-Negro. Ese es mi favorito- dijo con una sonrisa que, a mi parecer, se veía un poco exagerada. Pero claro, yo no podía sólo ponerme a criticar a las personas por exagerar, porque es algo que yo hacía todo el tiempo desde que tengo uso de razón. -Ahora sí, Patty, ya puedes hablar- le dijo a su tocaya, que la observaba como si la quisiera matar.

-Negro y morado- dijo simplemente y asentí.

Seguimos caminando por un rato más, entre bromas raras, chistes malos y risas, muchas risas. La risa de Patty Palmer era muy graciosa, parecía que estaba poseída por algo mientras reía. Después de no mucho, llegamos a nuestro destino, el primer centro comercial que encontramos. Estábamos un poco cansadas y muy hambrientas, así que decidimos ir a comer primero. Vimos una pizzeria y fuimos directamente hacia ese lugar, porque... vamos, ¿a quién en su sano juicio no le gusta la pizza?

Al final, pedimos dos deliciosas pizzas grandes de delicioso pepperoni y salimos de ahí, con las dos enormes cajas de pizza, para ir a sentarnos por ahí en el piso a comer, como todas unas divas... comiendo... en el piso... de un centro comercial... donde cualquiera podría vernos... ¿qué de malo podría pasar?

Comíamos entre risas y la gente pasaba y nos miraba con extrañeza. "¡¿Qué!?! ¿A caso nunca vieron a cuatro chicas comiendo en el piso?" estuve a punto de decir unas cuantas (demasiadas) veces, pero no lo hice, la comida es más importante. En eso estábamos, cuando un tipo pasó y, muy amablemente, nos pidió una rebanada... le dijimos que no había problema. No mucho después, llegó un grupo de adolescentes y... simplemente se comportaron como animales y se llevaron lo poco que quedaba. Lindo. Patty B se molestó mucho.

-Eso no se hace- dijo enojada.

-No lo voy a superar nunca.- concluyó, poniéndole drama al asunto.

Nos levantamos y decidimos comenzar con la búsqueda de lo que usaríamos para el Baile de Bienvenida. Íbamos de tienda en tienda, pero todo nos parecía o muy de niña o muy de adulta, y no éramos ni uno ni lo otro. Casi nos dimos por vencidas, llevábamos como tres horas buscando algo interesante y... nada, hasta que encontramos esa tienda que parecía perfecta. Y en parte, lo era... encontramos exactamente lo que estábamos buscando.

Teníamos planeado regresar caminando a Berkley, pero ya era muy tarde y estábamos cansadas, así que pedimos un taxi, que nos dejó no muy lejos de la entrada.

-Okay- dijo Patty P, más para mí que para las demás -Lo sencillo es salir. Ahora... lo complicado, es volver a entrar- las demás asienten y ella sonrie con suficiencia.

-Bien. No sé como tomar eso- digo sinceramente.

-Chantaje- dice Patty B con una expresión de seriedad que no se cree ni ella misma.

-No, mentira. Entramos por la ventana- dice y yo abro los ojos lo más que puedo, sorprendida.

-¿Por la ventana? Pero es un sexto piso- exclamo, pero mis amigas sólo se encogen de hombros, como si seis pisos no fueran nada, y comienzan a caminar y yo con ellas, resignada a morir a mis dieciocho años por una caída de seis pisos.

Una vez que estamos justo en la entrada, nos aseguramos que el guardia que se encuentra ahí está más dormido que despierto, nos apresuramos a entrar y a medio camino de nuestro edificio, nos damos cuenta de que Wilbur está dando una ronda por el instituto, y todas corremos a escondernos detrás de un arbusto que nos queda cerca, hasta que perdemos de vista a nuestra directora. Nos levantamos y estamos todas llenas de ramas (sería raro que no) y nos apuramos a llegar a nuestro edificio en silencio.

-¿En serio entraremos por la ventana?- susurro y ellas ríen bajito.

-No- contesta Paola -Tampoco somos criminales. Bueno... a veces un poco.-

Ya dentro del edificio, mis amigas se dirigen al elevador y yo me detengo

-¿Qué esperas?- me pregunta Patty P.

-Soy claustrofóbica. ¿Pueden llevar mis cosas? Yo subiré por las escaleras- digo simplemente y ellas asienten, tomando mis compras del día y entrando al elevador, mientras yo me apresuro a subir los seis pisos a pie, esperando no encontrarme con nadie en el camino.

No me siento segura hasta que cierro la puerta de la habitación a mi espalda, soltando un largo suspiro de alivio y deslizándome por la misma puerta hasta llegar al piso.

-Bueno... eso fué divertido- admito, y mis amigas ríen, estando de acuerdo conmigo.

-Oficialmente, bienvenida a las P's- dice Paola y me extiende la mano. Yo la tomo y me doy impulso para levantarme del suelo.

-Me iré al infierno estando con ustedes- sonrío- Pero valdrá la pena... o eso espero- digo y voy a tomar lo que será mi pijama por esa noche.

Cuando ya estoy lista, reviso mi celular, pues no lo he visto en todo el día. Estoy a punto de dejarlo, para ya dormir de una vez por todas y me llega un mensaje que no necesito ni ver para saber de quien es...

Victorin: Espero que hayas tenido un muy buen día. Tu nuevo amigo es agradable. Buenas noches, Paula, descansa. No olvides que te quiero.

Decido no contestar, ya lo veré mañana. En cambio, le envío un mensaje a mamá.

Yo: Todo bien en Australia. Hay personas geniales aquí. Gracias, mamá. Te amo.

a



My Berkley Adventure #YoSoyBerkley | DESCONTINUADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora