Capítulo 7

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Capítulo 7: Editado/Corregido.

—¿Que haces aquí? —Me senté en la cama mientras miraba fijamente al pelinegro, él avanzó unos pasos hacia mí y luego sonrió.
—Sólo de pasada. Es que creí que ya me extrañabas. —Me guiño el ojos.
—Creiste mal. —Él alzó una ceja y luego se acercó aún más a mi.
Caminó hasta estar a mi lado y luego inclinó su cabeza de manera que nuestras narices rozaran y nuestras respiraciones se entre mezclaran.
En este momento mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho, tanto que temi que se saliera de su lugar.
Cerré mis ojos esperando a que sus labios tocarán los míos, quería sentir sus suaves labios de nuevo, pero eso nunca pasó. Él se alejó de mí soltando una leve risa y dejando el vacío de nuevo en mi.
—¿Segura? Por que tu manera de reaccionar cuanto estoy cerca dice lo contrario.— Bufe, no era mi culpa el no poder controlar mi cuerpo cuando el estaba cerca.
—No creo que haya sido por eso que viniste.
—Bueno, también porque quiero mis respuestas.
—¿Hasta cuando vas a molestar con eso?
—Hasta que me contestes. — peino di cabello con una de su mano izquierda.
—Pues puedes irte porque hoy no te voy a contestar. —Volví a acostarme en la cama pero esta vez me tape hasta la cabeza con las colchas.
Escuche sus pasos y por un momento me arrepentí de averlo echado. Quise salir de mi escondite y decirle que no se fuera pero me contuve, esto era lo mejor.
Me sobresalte cuando sentí el lado de mi cama desocupado hundirse y luego como un brazo pasaba por mi cintura pero enseguida me calme cuando sentí su aroma.
—¿Q.que haces? —Me maldeci por tartamudear pero era lo que él causaba en mí.
Él rió y me atrajo más a su pecho, me descubrí la cabeza tratando de encontrar un poco de oxígeno. Mi corazón iba tan rápido que me dificultaba la tarea de respirar.
—Acomodandome para dormir. —Di media vuelta para quedar frente a él.  Sus ojos grices parecían brillar más de lo normal, desvíe mi mirada a sus labios, quería besarlo pero no podía así que volví a mirarlo a los ojos tratado de alejar esos pensamientos de mi cabeza.
—No estarás hablando enserio ¿Verdad?
—¿Porqué mejor no te callas y ciertas tus lindos ojos para dormir? —Iba a decir algo pero él me besó muy cerca de mis labios haciendome olvidar enseguida lo que iba a decir.
Me quedé unos segundos mirando sus ojos, podría mirarlo por horas, son demasiado hipnóticos para mi, aún más cuando tienen ese brillo travieso.
¿Debía desaprovechar esto y echarlo de mi habitación? Tal vez esto nunca se vuelva a repetir así que no, no iba a desaprovecharlo.
Escondi mi rostro en su pecho y entonces vinieron las palabras de mi madre a mi mente "nosotros te apoyamos" ¿Porqué no arriesgarme? ¿Porqué no intentar algo? Tal vez pueda salir bien o tal vez sólo estoy alucinando. Sea lo que sea mañana le diré todo...
***
Lo primero que vi al despertar fue a Isaac durmiendo a mi lado. No había sido un sueño, él en verdad estaba aquí.
Sonreí y me dedique a mirarlo detalladamente, sus labios rosados parecían suaves y lo eran, sus largas pestañas caían sobre sus mejillas, su expresión era relajada y su cabello azabache estaba totalmente despeinado.
—¿Isaac? —No me respondió. —Tenemos que levantarnos. —Susurre mientras tocaba su hombro.
—unos minutos más, cariño. —¿Cariño?
—Soy Renata —Dije mientras sentía mis mejillas colorarse. Él todavía estaba dormido por lo que hablaba en sueños.
—Lo sé. —Susurro y me apretó aún más a él.
—Isaac despierta. —Lo movi suavemente causando que se queje y que abra sus ojos.
—¿Que pasa?
—Tienes que irte antes de que papá se entere de que estas aquí. —Asintió y muy lentamente se levantó de la cama. Tallo sus ojos u entro al baño de mi habitación, segundos después salió con su rostro y cabello mojado.
—Y otra cosa —Dije antes de que se acercará a la ventana.
—Mañana responderé todas tus preguntas. —Él fruncio en ceño pero luego asintió y salto de la ventana.
***
Al día siguiente hice mi rutina de todos los días antes de irme al instituto. Con la diferencia de que ahora Gina nos acompañaba en el desayuno.
Cuando terminaron las clases le dije a Alan que iría más tarde a casa, él asintió y se fue dejándome a mi apoyada en mi moto esperando al pelinegro.
—¿Estás lista? —Dijo su voz a mis espaldas, sonreí a medias pues aún estaba muy nerviosa.
—Si...
Ambos caminamos hasta una plaza algo desierta y nos sentamos bajo un árbol alejados de los juegos.
—¿Que es lo que eres? Y ¿Porque me estabas Espiando aquel día? —Pregunto después de unos segundos de incómodo silencio. Suspire tratando preparándome para contarle todo pero simplemente mi cerebro no quería funcionar en este momento.
—Sólo dame un momento para pensar las respuestas.

Enemigo. Editando/CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora