Epilogo

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Dicen que después de la muerte nos espera un hermoso lugar allá arriba, el paraíso. Pero yo creo que el paraíso esta en donde tu quieras que este o con quien tu quieras. Mi historia no fue unas de las mas felices, pero al menos viví un gran amor.
El estaba aquí. Lo miraba desde unos dos metros de distancia, el no se había percatado de mi presencia. Me acerque a paso lento asta llegar a su lado, mi mirada se poso en el gran mar enfrente de nosotros.
-¿Hermoso, no?.- Pregunte sin despegar la vista del paisaje.
Isaac conocía a la perfección esa voz, volteo y allí se encontraba la chica de cabello castaño que había robado su corazón.
Su corazón empezó a latir descontrolada mente, no podía pronunciar las palabras, esta paralizado.
Ella volteo a verlo, le regalo una sonrisa.
-Hola. -Su corazón se paro por un segundo y lo único que pudo hacer fue abrazarla con todas sus fuerzas, ella correspondió a su abrazo.
-Estas aquí.
Mientras ellos se abrazaban de felicidad en otro lado lo hacían por dolor;
Todos estaban parados frente a los dos ataúdes que yacían sobre unos posos. El padre recitaba unas palabras pero Irene no las escuchaba, ella solo podía escuchar sus sollozos mientras se aferraba mas al cuerpo de Leo.
El cielo se nublo y las lluvia comenzó a caer, haciendo que las lágrimas de la familia se confundieran por las gotas que caían desde el cielo.
Los ataúdes comenzaron a descender lentamente, Alan se acerco al ataúd donde descansaba su hermana. Lanzo una rosa blanca dentro del poso, luego se acercaron Leo e Irene.
Ella cayo de rodillas, respiro profundo.
-descansa en paz, hija. -Leo se arrodillo a su lado abrazándola, ocultando su rostro en su cuello para que nadie lo viera llorar.
Renata se separo del abrazo de Isaac y lo miro directo a los ojos.
-Perdón.- Dijo el, ella negó con la cabeza.
-Ya te había perdonado.
-Te separe de tu familia.- Renata se quedo callada pensando en ellos, ¿Podrían superar su muerte? ¿Volverían a ser felices sin ella?. Miles de preguntas pasaban por su mente, pero por mas que quisiera no iba a poder responderlas o por lo menos no ahora, el tiempo se las respondería. Ella nunca abandonaría a su familia, siempre estaría hay para ellos, aunque no lo supiesen. Sonrió.
-No me alejaste de ellos.- Tomo su mano y la entrelazo con la suya, recostó su cabeza en el hombro de Isaac mientras ambos miraban el paisaje. Su final no fue tan triste después de todo.

Enemigo. Editando/CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora