Capitulo 14- Esto es miami

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-¡Maddie juro que si no te despiertas ahora voy a dejarte aquí, no creas que vamos a perder el vuelo por ti!- gritó mi madre haciendo que gruñera y me acomodara para seguir durmiendo.

-1...2...3- sentí susurrar a alguien antes de que alguien gritara en mi oído a través de un altavoz.

Salté de la cama y caí, pero no caí solo yo, como en las películas. Si no que caí arriba de mi mesita de luz tirando mi lámpara y mi vaso de agua arriba mío. Me agarré de la cama para levantarme y mandarle una mirada de odio a mi hermano y mis padres, que segundos antes veían como dormía y ahora veían como me despertaba gracias a ellos. Me levanté y caminé hacia el baño para arreglarme.

-¡No te tardes más de 5 minutos hermana!- me gritó Peter desde afuera mientras golpeaba la puerta del baño.

-¡Qué te den!- gruñí gritando.

Me bañé en unos minutos, la verdad es que no me relajé mucho ya que mi hermano estuvo todo el tiempo contando los segundos tras la puerta.

-¡Calla Peter! ¡Vete a tu cuarto, voy a salir!- grité mientras me secaba el cuerpo con una toalla.

Abrí la puerta y saqué la cabeza para ver si Peter seguía ahí, pero por suerte ya se había ido.

Me vestí con un short de jean, una blusa celeste pastel, mis vans negras y un saco negro largo.

-¡Mad ya nos vamos!- me gritó mi madre mientras yo me estaba poniendo un poco de base en el rostro para tapar mis horribles ojeras. Me miré en el espejo y tenía una mitad de la cara con base y la otra sin base. Genial, iré mitad "Me desperté temprano no me jodas" y mitad "Soy divina, tengo la piel perfecta". Estaba sumergida en mis pensamientos hasta que mi madre volvió a llamarme.

-¡Si no bajas, no irás a Miami! 1...- empezó a contar mi madre. Oh no, cuando mi madre contaba el tiempo, lo hacía enserio. Guardé mi bolso de maquillaje y salí mientras peinaba un poco mi cabello con las manos.

-...3, bien ahora ¡Vamos!- dijo mi madre mientras salía de la asa y cerraba la puerta tras ella.

-Mad...¿Debería preguntar por qué tienes media cara con piel de diosa y la otra mitad como si un caballo te hubiera pasado por enzima, y luego hubiera hecho bosta?- me preguntó mi madre con una mueca de disgusto. Me limité a fulminarla con la mirada y subirme al coche camino al aeropuerto. En el coche intenté maquillarme, pero no funcionó. Con Peter al lado mío y la canción horrible que escuchan todos ahora.

-Hola bebé, ya que contigo no sirve la labia y te crees muy sabia...- cantaba mi hermano imitando un espantoso acento español. En el último año me saqué 10 en español, oh si bae.

Así estuvimos todo el viaje yo intentando maquillarme, mi madre hablando sola, mi padre conduciendo, y bueno, mi hermano, el prácticamente gritaba por la ventanilla.

Cuando llegamos al aéreo puerto bajé rápidamente en busca de normalidad, de seguro en ese auto no había ni una pizca.

Mientras mis padres bajaban las maletas y mi hermano hacia algo estúpido, como siempre, yo estaba mirando el aéreo puerto y recordando cuando llegué a este lugar refunfuñando por no querer dejar toda mi vida atrás, y bajarme en este lugar totalmente extraño llamado Atlanta. Sonreí al recordar eso. Estaba muy ocupada en mis pensamientos que no me di cuenta de que mis padres ya estaban encaminándose para entrar al enorme lugar. Troté un poco y los alcancé. Llegué al lado de mis padres y los seguí en silencio con ganas de tirarme al suelo y dormir, hasta que llegamos a entregar nuestros boletos. Estaba en un estado tan "quiero morir, a la mierda todo" que no me di cuenta que no vinimos con los Lincon.
Así que decidí preguntar.

El mejor error de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora