Capítulo 33- La amistad.

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*Leer nota final* *Ben en multimedia* 


Hace una semana desde la fiesta con Ben, si, escucharon bien, una semana. Y también hace una semana que estoy castigada. Cuando mis padres y los de Ben se enteraron casi nos asesinan, y Dustin casi me asesina a mi. Me hizo una escena de padre junto con un sermón, así es Dustin. Así que resumiendo mi semana, iba al instituto y a casa, instituto, casa y así constantemente. Gracias a esto, no pude decirle la verdad a Matthew, no pude declararme con él. Y ya se lo que dirán, ¿Por qué no se lo dije en el instituto? Bien, siempre hay una razón para las cosas, y para esto el por qué es que Matthew estuvo faltando todo este tiempo al instituto. Por lo tanto, no lo veo hace más de una semana, lo que no me deja muy tranquila. Pero por suerte, hoy ya terminaba el maldito castigo y podría seguir con mi vida normal, y como siempre. 

Me desperté por el armonioso sonido de mi despertador. En este mes había roto dos despertadores, por lo tanto, mis padres se encargaron de regalarme uno peor a todos los anteriores, con el sonido de una bocina de automóvil y me dijeron que si rompía el tercero me iba a ir mal, malditos resentidos. Entré al baño de mi habitación para bañarme y sacarme el aliento a pez que traía esta mañana. 

Aproximadamente a los 10 minutos, bajé a la cocina sofocada por el olor a café de las mañanas. Al entrar a la cocina vi a mi madre sentada leyendo el diario y a mi hermano al lado jugando con su Ipad a matar gente. Bien, yo lo advertí, si Peter queda con severas secuelas por jugar a asesinar personas, no será mi culpa. 

-Oh, hola Mad- Me dijo mi madre sonriendo y sirviéndome café. 

-Hola mami, te quiero mucho- Le dije sonriendo y tomando mi café.  A lo que mi madre respondió entre cerrando los ojos.  

-¿Qué me quieres pedir Maddie Collins?- Me preguntó mi madre con la taza de café entre sus manos. 

-Wow, que mal pensamiento que tienes de mi, ¿A caso una hija no le puede decir a su madre que la quiere?- Pregunté obvia rodando los ojos.

-Oh es cierto, hoy termina el castigo- Dijo mi madre mirando al techo dándose cuenta. 

-Si, así es mi querida madre- Le dije mientras pasaba mis manos por su cuello y la abrazaba por la espalda. 

-Pero, si sigues así, tomaré en cuenta extender el castigo una semana más-Dijo mi madre divertida. En seguida me separé e instantáneamente miré mi móvil, para darme cuenta de que si no salía camino al colegio ahora mismo, llegaría tarde.

-Adiós mamá, adiós pejelagarto- Le dije a Peter antes de revolver su pelo y salir por la puerta  

Una vez fuera de la casa, me puse a pensar cómo podría llegar a tiempo, así que organicé una muy organizada lista mental: 

1- No perder tiempo.

2- Dejar de hacer esta estúpida lista.

3- Correr antes de que falten 5 minutos para entrar. 

Okey, quizá no sea una lista tan organizada pero... Bien Maddie, menos pensamientos, más velocidad. 

Empecé a correr como si mi vida dependiera de ello y paré para tomar aire, cuando miré atrás para fijarme donde estaba, vi que estaba recién en la esquina de mi casa. Oh, vamos, ¿Sólo llegué hasta la esquina? Maldito sea el momento en el que dejé de hacer deportes. Empecé a caminar despacio, ya consiente que me saltearía el primer periodo de clases, hasta que un auto negro con vidrios negros paró a mi lado. A primera vista, pensé que sería el auto de un narcotraficante, pero después me di cuenta de que quien iba en el auto era Ben. Bajó el vidrio y sonrió. 

-Wooow, no sabía que las princesas sudaban como chanchos, y corrían como caballos retrasados- Dijo Ben burlándose de mi aspecto. 

-Que te den Ben- Dije subiéndome a el auto.

El mejor error de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora