Maratón 1/3

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Comienza a escribir tu historia


Amanecí tirada en el piso, con el vestido de la noche anterior puesto y con Dustin arriba mio. Esperen ¿Qué? Me senté alarmada y me di cuenta de que no estábamos solo nosotros sino que también todos los demás. Estaba Matthew, Ariadna, Jack y Dustin. No sé que habrá sido de Rodrigo y de Hayes, pero ellos no se encontraban aquí. Apoyé la cabeza de Dustin en el suelo, que anteriormente permanecía apoyada en mi, y me levanté de a poco. Reconocí la casa al instante, ya había estado aquí antes. Últimamente la casa de Matt se convirtió como en mi segundo hogar, ya que nos veíamos casi todos los días, y a veces nos juntábamos para hacer trabajos del instituto. Caminé hacia la cocina y prendí la cafetera, moría por tomar una taza de café. 

Al rato, escuché unos pasos, supongo que no soy la única que se despierta a las 9:00 de la mañana un sábado después de una alocada fiesta de viernes a la madrugada. Que suerte que es así, porque estar una hora sola en la cocina tomando café no me hace mucha gracia. Pero esperen, ¿Y si es Dustin? ¿Voy a tener que quedarme sola con él hasta que alguien se despierte? ¿Voy a tener que entablar una conversación con él? En medio de mis pensamientos, los pasos se hacían cada vez más presentes en la cocina. Miré desesperada hacia los costados en busca de un lugar en donde meterme, ¿Qué? Prefiero asfixiarme en una bolsa a tener que entablar una conversación con mi ex-mejor amigo, del cual yo estaba locamente enamorada, y como si fuera poco, el chico que me rechazó cruelmente en la cara. Bien Maddie Collins, tienes que dejar de tener esos estúpidos pensamientos y moverte, porque sea quién sea ya está por llegar a la cocina, abrir la puerta y verte con tu típica cara de "¿Qué mierda hago yo acá? Mejor corro" 

En toda la discusión con mi yo interior, la puerta empezó a abrirse, y como soy Maddie Collins la adolescente de 15, casi 16 años, más inteligente del mundo, decidí esconderme bajo la mesa. Mi gran intelectualidad, me permitió calcular algo mal, y estrellarme contra la mesa. 

Oprimí un grito de dolor, pero eso no importó ya que el golpe resonó en toda la cocina, y sea quién sea que entró en la cocina, ya se percantó de que estaba intentando esconderme bajo la mesa. Unos pasos apurados llegaron hasta mi, y la persona ser agachó para ver como me encontraba. Por un momento pensé que podría ser Dustin pero no, era Ariadna.

-¿Te puedo preguntar algo?- Me preguntó Ariadna agachada a mi lado sin mutarse de que yo estaba muriendo de dolor a su lado. Como no obtuvo respuesta de mi parte, formuló igual la pregunta- ¿Por qué elegí una mejor amiga tan retrasada como tú? ¿A quién se le ocurre meterse abajo de una mesa?- Preguntó obvia Adriadna mientras se levantaba y me ofrecía la mano. La tomé y me paré con alguna dificultad. Me senté en la silla más cercana y sobé el dedo chiquito de mi pie. 

-¡No fue para tanto! Solo te pegaste con una mesa en el dedo chiquito del pie intentando esconderte de algo que tu mente alucinó, ¿A quién no le pasó nunca en la vida?- Preguntó Ariadna de lo más obvia. Yo la miré con lágrimas en los ojos, ¿Qué? ¡No me llamen maricona! La mesa pegó en mi punto débil. Cuando Ariadna se percantó de que realmente me dolía cambió su cara burlona a una cara de preocupación y se acercó hacia mi. 

-Oh no llores, te llevaremos a la emergencia- Dijo Ariadna.¿Ella dijo emergencia? No, no, no, no, no, si hay una cosa a la que le tenga mucha fobia es a los ratones y a los hospitales. Traté de decirle que no era para tanto, pero ya había pasado la puerta de la cocina camino a decirle a los chicos. Me golpee mentalmente por haberme mostrado débil frente Ariadna. Matthew apareció tras la puerta con una cara de preocupación y enseguida colocó su mano en mi mejilla. 

-¿Qué te pasó princesa?- me preguntó con un tono de preocupación en su voz. 

-No fue para tanto, solo me golpee el pie con la mesa, no me falta la respiración, no voy a morir- Dije sonriendo. Era la verdad, por parte lo decía para que no me llevaran al médico, pero por otra era verdad.

El mejor error de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora