Capítulo 1

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Capítulo 1: Editado/Corregido.

Aún no puedo creer que estuviera aquí, en mi antiguo hogar después de haber viajado por todo el mundo con mi familia.
Mañana comenzaría el Instituto en la ciudad, no sabía si estar ansiosa o no pero tampoco me importaba tanto.
Me baje del auto con mi maleta en mano y camine hasta la puerta de la casa para luego, después de abrirla, quedarme apreciando la casa donde había pasado los primeros años de mi vida... Ya extrañaba este lugar.
—Muévete puerca, estorbas. —Alan me empujó a un lado mientras pasa comiendo palomitas con la boca abierta y se mete a la casa.
Yo pongo los ojos en blanco pero de igual forma no digo nada hasta que lo veo sentarse en uno de los sofás de la sala.
—Me llamas puerca a mi pero tú eres el degenerado que come con la boca abierta.
—¿Envidia? —Preguntó con una ceja alzada y con la boca llena de su comida.
Hago una mueca de asco y luego niego con la cabeza.
—No podría tener envidia de ti. Sólo eres un puerco que se hizo pasar por mi hermano; deberías ir a alguna granja para que encuentres a tu verdadera familia. —Digo con una sonrisa de suficiencia que adorna mi rostro al saber que di en el blanco cuando su entrecejo se frunce y deja de masticar sus palomitas.
—¡Mamá! —Grita y ella enseguida aparece a nuestro lado. Nos mira a ambos con sus ojos mieles que irradian molestia para luego bufar... No es la mujer más paciente del mundo.
—¡Dejen de pelear! ¡Ambos ya son unos adolecentes y siguen comportándose como unos niños! —Yo sonreí con inocencia cuando su mirada se posa en mi y eso hace que se relaje un poco. —Deja de molestar a tu hermano y Alan deja de comer con la boca abierta. —Esta vez su tono de voz es más calmado pero luego vuelve a bufar cuando escucha la respuesta de mi hermano.
—Lo siento ma, pero no podré obedecerte.
—Alan; obedece a tu madre. —Papá entro con las maletas restantes y las dejó en medio de la sala para luego ver de forma reprobatoria a mi hermano. —Ambos deberían ir a sus cuartos a descansar; mañana será un día largo.
Alan y yo asentimos y volvimos a tomar nuestras maletas para subir a nuestras habitaciones.
—Me van a sacar canas verdes. — Oímos decir a mamá haciéndonos reír.
—Siempre dice lo mismo. —Murmura Alan. Yo asiento y luego ambos nos perdemos en nuestras habitaciones.
Saco una pijama de mi maleta y después de cambiarme me acuesto en mi cama. Miré por unos segundos el techo sin pensar en nada hasta que caí en un profundo sueño.
***
Al día siguiente me levanté con pereza. No necesitaba despertador pues yo misma era como uno; siempre me despertaba a la hora que necesitaba.
Caminé hacia mi maleta y saque las primeras prendas que vi junto con mi ropa interior. Me metí a bañar y luego de unos minutos salí totalmente despierta y con mi ropa ya puesta. Me maquille lo necesario para luego mirarme en el espejo de cuerpo completo.
Mi figura era bonita, delgada y con mis curvas en su lugar y todo perfectamente proporcionado.
Mis ojos azules, iguales a los de mi padre, siempre eran lo que más sobresalía de mí  y eso me encantaba. Aunque hoy en especial brillaban más que cualquier día.
—Buenos días. —Saludé cuando estuve en la cocina.
—Buenos días. —Respondieron. Les sonreí y abrí la heladera sacando la jarra de jugo y me lo serví en un vaso.
En cuanto termine de desayunar subí a mi habitación, lave mis dientes, agarré mi bolso y volví a bajar a la sala.
—Alan ya te espera afuera —Dijo mamá.
Se paró en frente mío y acomodo un mechón de mi cabello.
—Cuídate y cuida a tu hermano. — Sonreí y asentí. —Suerte cariño.
Besó mi mejilla y luego me despedí de papá.
Salí de casa y divise a Alan montado en su moto y con la mía a un lado de él.
Me lanzó las llaves y espero a que yo me subiera para encender el motor. Me miró con una sonrisa perversa y con sólo ese gesto supe lo que haríamos ¡Carrera!
Acelere todo lo que pude dejando a mi hermano atrás, ya casi estábamos cerca y como muy buena hermana le regale tres cortos pero efectivos minutos a mi hermano para pasarme, como no pudo acelere un poco mas llegando primera.
—¡Te gané! —Grité haciendo que todas las miradas se pasarán en mí.
Alan llegó  junto a mí y sonrió para luego asentir. 
—Te dejé ganar. —Negué con la cabeza y entré al Instituto.
Al ser mitad vampiro podía leer la mente pero aún no controlaba bien ese don así que cuando pasé las puertas del instituto mi cabeza se llenó de distintas voces aturdiéndome. Bufe y tratando de alejar los pensamientos de todos los alumnos y entre a mí clase justo a tiempo se podría decir.
Me ubique en unos de los asientos del medio y deje que la clases pasarán.
Al final salí del Instituto y me apoye sobre mi moto mientras esperaba a Alan, pero cuando pasaron los cinco minutos me llegó un mensaje suyo.
"Dile a mamá que tal vez llegue tarde ;)"
Suspire; el siempre había sido más sociable que yo y hacia más amigos bastante rápido mientras que yo era más de conocidos.
Me subí a mi moto y me dirigí a casa. Fui a velocidad media pero paré de repente cuando un olor a café y chocolate se coló por mis fosas nasales. ¡Mate!

Enemigo. Editando/CorrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora