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Harry se acercó con cuidado para ver al chico que se encontraba ahí tirado. Éste no había notado su presencia aún. El chico se levantó y como pudo caminó hasta uno de los botes de basura que habian. Harry se acercó para verlo mejor, aunque no había mucho que ver. No le parecia para nada atractivo el estado en el que el chico se encontraba.

-¿Qué haces ahí?-le dijo al pequeño muchachito que se encontraba entre los botes de basura revolviendo todo lo que había adentro.

El muchacho volteó y lo miró con miedo, indefenso.

-T-tengo hambre-le respondió tembloroso mientras seguía buscando hasta que sacó un trozo de pan que ya tenía moho y olía asqueroso pero aún así éste parecía dispuesto a comerselo.

-¡Hey no!

El rizado se acercó y le quitó el trozo de pan a aquel chico de ojos azules y lo tiró, él lo miró con los ojos llorosos.

­-No, no comas eso. Es asqueroso.

-E-es lo ú-único que encontré para comer.

Se puso a llorar y Harry lo miró con lastima. Era desagradable ver el estado en el que se encontraba, llevaba unos jeans gastados y rotos y una camisa que ya estaba perdiendo el color. Su cara estaba manchada con algo negro que no dejaba ver nada, solo sus ojos y estaba todo desnutrido.

-Ten-Harry sacó unos cuantos billetes de su bolsillo y se los ofreció.

La cara del chico se iluminó y los aceptó.

-G-Gracias.

Harry asintió y se quedó observando como el chico aunque le haya dado dinero seguía revolviendo los botes de basura. Vió como temblaba y como buena persona se quitó su abrigo -de miles de dólares- y pensativo se acercó a él otra vez con el abrigo entre sus manos.

-Toma -le dijo ofreciendoselo. El chico frunció el ceño pero lo aceptó y se lo puso.

En el momento en que se lo ponia Harry pudo observar detalladamente y mas de cerca sus facciones. Tenía una cintura muy delgada y bonita, tenia unas piernas que eran envidiables y unos pies muy diminutos, sus labios eran finos y rosados y su cabello de un color castaño, pero lo que mas impactó a Harry fueron esos ojos azules... Bonitos, demasiado bonitos para él. Pero aún así el chico no le llamaba la atención para nada y menos todo sucio y maloliente, además de que se consideraba un chico ''heterosexual''.

Dejó de observarlo, y al momento el chico comenzó a gemir de dolor de nuevo. El rizado supuso que era por el hambre que éste tenía asi que lo tomó entre sus brazos y lo arrastró hasta el auto para llevarlo a comprar algo al lugar más cercano. Hizo que se sentara en el asiento del copiloto y comenzó a conducir buscando algún lugar en donde vendieran comida.

Al no encontrar ningún local abierto por esa zona se dispuso a conducir de nuevo a la ciudad. Se estacionó en frente del primer restaurante que vio y bajó junto con el ojiazul. Se llevó unas miradas desagradables cuando lo vieron con una persona sucia en un restaurante de alta calidad.

La mesera fue a dónde se sentaron y pidió su orden.

-Traiga lo que este listo más rápido por favor.-dijo Harry alarmado al ver al chico aun retorciendose. -Hey, mírame-Pareciera como si no lo escuchara. -Hey, mírame por favor. - por fin levantó la mirada y vio como sus ojos estaban llorosos. -Tienes que aguantar ¿vale? Dentro de un rato traeran algo de comer.

Asintió y volvió a bajar la mirada. Harry nunca había sentido lástima por nadie, era la primera vez. Pero es que ver como se encontraba ese chico le estaba rompiendo el corazón, asi que ¿por qué no ayudarlo?

La mesera llegó en tiempo récord y estaba inmensamente agradecido por eso. Cuando el chico vió la comida lo primero que hizo fue, -sin importar tomar una cuchara o un tenedor- comer. Harry sintió una satisfacción enorme al verlo devorar la comida de esa manera. De algún modo sentía que había hecho lo correcto al haberle comprado algo para comer.

Cuando terminó el chico lo miró con esos ojos azules irradiando felicidad y una pequeña sonrisa en sus bonitos labios. Harry le devolvió el gesto y preguntó lo que quería preguntarle desde que lo vió en el callejón.

-¿Como te llamas?

El chico pensó un poco antes de responder. Como si quisiera y no quisiera decirle su nombre.

-Louis. -dijo un poco apenado.

-Oh, bonito nombre.

-Gracias.

Se levantó de su silla y Harry lo miró frunciendo el ceño.

-¿A dónde vas? -preguntó

-Amnh no lo sé. Por ahí, supongo.

-¿A tu casa?

-Si tan solo tuviera una.

Sus ojos volvieron a adquirir ese tono triste que a Harry le partía el corazón. Se levantó, dejó unos billetes sobre la mesa y una loca idea pasó por su cabeza. Sabía que no era lo correcto pedirle esto a un desconocido pero Louis era la primera persona a la que él ayudaba y no lo dejaría ir tan fácil. Lo miró a los ojos y dijo:

- Puedes venir a mi casa si quieres.


700 LEIDAS ASDFGHJKLÑ MUCHAS GRACIAS.


My sweet salvation. {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora