Extra 2.

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Aries Black no podía creer lo que le haría su propio tío. Dejarla sin herencia cuando ella era la última Black y quien debía heredar todo, tal y como Walburga Black dictó una vez. Salió del gran comedor hecha una furia y se dirigió corriendo a la Torre de Astronomía, donde suele ir a para pensar o desahogarse cuando lo necesita. Era como su lugar de paz, un rincón al que acudía cuando quería estar sola, sin nadie a su alrededor. Y es que eso era bastante irónico, debido a que era uno de los lugares más concurridos del castillo, por todos aquellos que tenían el mismo pensamiento e idea que Aries.

―Ari ―una voz masculina se escuchó bajo las escaleras que subían a lo más alto, reconociendo aquella voz que siempre la había calmado.

―Draco ―intentando sonar lo más convincente posible, la chica Black ocultó el dolor como siempre había hecho. No obstante, hacerlo delante de su casi hermano era imposible, aparte que la conocía demasiado bien, no podía aparentar ser quien en realidad no era―. ¿Cómo pudo hacer eso? Soy su sobrina, la hija de su hermano menor. Soy su ahijada, maldita sea. Yo le quiero, muchísimo. Me recuerda a papá porque físicamente son iguales y sé que no volveré a verlo nunca más. Esto es algo que acepté hace mucho tiempo, pero tampoco es como para que me deje sin recuerdos y sin nada.

―Tranquila ―murmuró el chico Malfoy, acariciando con delicadeza la larga melena castaña de su hermana―. Todo acabará bien. Ese hombre te quiere y yo sé que tú le quieres mucho a él ―la chica le miró, con los ojos entrecerrados, sin comprender por dónde iba el rumbo de la conversación―. Aries, ¿sabes lo que le pasa? Creo... creo que se siente culpable de la muerte de Regulus. Mamá me contó hace un tiempo que él ni siquiera sabía que Regulus se había hecho mortífago, que si hubiese sabido que quería ese destino hubiera hablado con él y hubiese intentado hacer cambiar de opinión, por la tía Claire y por. . . ti.

― ¿Y qué? Yo no soy mi padre ―espetó―. Sé que me parezco a papá porque mi fisonomía y marca Black y me parezco pero no quiero que me trate así solo por esto. Es como si yo le juzgara por el daño que provocó en mis abuelos y en mi papá cuando huyó de casa a los dieciséis ―gruñó, enfadada, pero también podía escucharse la decepción en sus palabras―. ¿Verdad que no lo hago? Entonces, no entiendo porque lo haces. ¡Además! Yo debería ser la heredera de la fortuna Black, tanto de la casa como las bóvedas de Gringotts como de todo lo que se encuentra dentro de Grimmauld Place pero en vez de esto... me quedo sin nada. Y no es justo. ¡La abuela Walburga lo dejó por escrito y lo ha arruinado todo! ¡Le odio! ¡Le odio, le odio, le odio!

Draco ya no sabía que más hacer para tranquilizarla. Era como si no quisiera ser tranquilizada, como si no quisiera ser escuchada y solo necesitase desahogarse. Entonces, el de cabellos albinos rodeó el flacucho cuerpo de la mayor, brindándole un cálido abrazo. Aries Black se permitió desmoronarse de verdad, dejando que las lágrimas recorrieran sus mejillas y los sollozos se escapasen de su boca.

Una vez se calmó, al menos cuando el llanto y los sollozos disminuyeron, un largo suspiro salió de sus finos labios. Nunca podría agradecerle suficiente a la vida por haberle dado el mejor hermano del mundo.

―Gracias, dragón, por todo ―musitó, en un tono casi inaudible, todavía con su rostro escondido en el cuello de su hermano―. Eres el mejor hermano del mundo y doy gracias a la vida por ser el mío.

―Te quiero, Bells.


Detrás de la puerta, había algunas personas: la señora Malfoy, Andrómeda Tonks, Sirius, Harry, Charlie, Daphne, la señora Weasley y Tonks.

―Ella no tiene la culpa de las diferencias que teníamos Regulus y yo ―murmuró Sirius al borde de lágrimas, como nunca le había visto nadie―. Ella está hecha mierda y siempre ha sufrido por esto y yo, lo único que hago es empeorar, todavía más, las cosas.

―Tú no tienes la culpa ―por primera vez en años, Narcissa volvió a ser aquella niña risueña que siempre había sido con su primo―. Aries siempre es así, no te tortures por esto.

―Narcissa tiene razón ―esta vez fue el turno de Andrómeda, la cual miró a su primo con cariño―. Aries te ama. Eres su tío y, por mucho que diga lo contario, siempre te amará.

―Ella prefiere a Narcissa antes que a mí ―musitó―. Estoy seguro que prefiere a Malfoy antes que a mí.

Harry, Charlie, Hermione y Daphne se fueron para no entrometerse, eran cosas de familia y ellos no tenían nada que hacer ni decir allí. Charlie Weasley pensó que recompensaría este mal rato de la chica que le gustaba más tarde, cuando estuvieran a solas.

―Sirius, solo está enfadada y disgustada ―comentó Tonks mirando a su tío―. Estoy convencida que todo lo que ha dicho ha sido por rabia y frustración, pero ella te quiere, así que no te preocupes por esto. Y es cierto que adora a Narcissa, pero es porque ha vivido toda la vida con ella, desde pequeña. Solo tenía su amor. Y si, no te negaré que pueda querer a Lucius, mas te prefiere a ti antes que a él. ¿Lo entiendes? ―La metamorfomaga abrazó a su tío y besó su mejilla, para después añadir―, deberías hablar con ella y pedirle perdón, por todo.

La puerta se abrió una vez que la metamorfomaga se había ido y salió el heredero de los Malfoy, sumamente enfadado con aquel hombre. No permitiría ver a su hermana otra vez de esa manera, destrozada.

―Te dejaré las cosas claras ―nunca antes había hablado tan serio, pero la situación lo requería―. Quiero muchísimo a Aries como para que la trates así, como la mierda. Así que arregla las cosas y que sea la última vez que llora por tu culpa, Black.

― ¿Ella sigue llorando? ―el rubio negó con la cabeza.

―Ella te ama con locura, Sirius ―delató a su hermana, pero tampoco iba a dejar que se consumiera por sí sola, como de costumbre, igual que hizo tras la muerte de Cedric Diggory―. Pero también ama a su padre y tiene suficiente en echarle de menos y necesitarle como para que le recuerdes que no tiene padre.

― ¿Crees que me perdonará?

―Sí que lo hará, pero, ¿sabes por qué? ―El adulto negó, sorprendido por la forma en que hablaba de su ahijada, con tanto respeto y amor―. Es su forma de ser. No puede estar enfadado mucho tiempo con una persona, como tampoco puede no perdonar a alguien. Es su naturaleza. A pesar de haber sido criada con ideales y más ideales, ella siempre fue por libre, siempre se espabiló ella sola, sin la ayuda de nadie. Es su forma de ser, nunca cambiará porque es autodidacta, ¿entiendes? Por mucho que mi padre intentó cambiar su comportamiento, nunca lo ha conseguido. En verdad que es muy parecida al tío Regulus, mamá siempre lo dice. La mamá de Nymphadora dice que es como él, le recuerda tanto a él en todo. . . Creo que Aries solo quiere parecerse a su padre, porque piensa que así él se sentiría orgulloso de ella.

―Regulus estaría orgulloso de Aries, fuese como fuese. La amaría igual.

El rubio dejó a su tío a solas con su prima, pues él sabía que Sirius se quería disculpar y estaba realmente arrepentido por todo lo que había pasado. Y también sabía, porque conocía a su hermana como la palma de su mano, que quería hablar con su padrino, porque lo necesitaba. Necesitaba desahogarse, decir las cosas como son y cómo las piensa, decir todo lo que lleva escondiendo desde meses atrás.

✓ | Lo que vendrá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora