✓ | Lo que vendrá.

31: Michael Finnigan.

Michael Finnigan ―Leyó el profesor de Encantamientos.

― ¿¡FINNIGAN!? ―Gritó Seamus, espantado.

¡Pasado! ¿Andan contando los años? ¿Qué tal todo por allá? ¿Por qué pregunto si no me pueden responder?

―Hasta que alguien piensa ―agregó Malfoy.

Como pueden notar, obviamente soy hijo de Seamus Finnigan.

―Dios mío, tengo un hijo ―suspiró Seamus, procesando la información. Dean le abrazó.

Michael Dean Finnigan para ser exactos.

―Aw, que lindo mi amiguito ―bromeó Dean, todos se rieron al ver a los amigos abrazados.

―Sí, ya déjame ―pidió Finnigan.

―Felicidades, Seamus ―le felicitó Ginny.

―Sí, felicitaciones ―siguió Lavender.

Todas y todos los chicos de Gryffindor, más los de Hufflepuff y algunos de Ravenclaw felicitaron al chico.

Querido padre, creo que debes respirar profundo y contar hasta diez para poder saber quien es mi mamá

―Demonios ―susurró Seamus.

― ¿Se te había olvidado que necesitas una mamá? ―se burló Ron.

―Sí, la historia de Neville me atrapó tanto que no recordaba como nacían los bebes ―se burló el de origen irlandés.

―Cállate, Seamus ―gruñó Neville, dándole una colleja.

¿Estás listo? Bueno, mi hermosa mami es...

― ¡No estoy listo! ¡No estoy listo! ―gritó desesperado el joven.

―Señor Finnigan, cuando esté listo ―Seamus suspiró, esperó diez minutos y dijo―. Estoy listo.

¡Lavender Brown!

Y se desmayó.

―No estaba listo ―se burló Dean, para después agacharse junto a él y darle aire.

―Permítame, señor Thomas ―pidió Madame Pomfrey, realizó un extraño hechizo y Seamus se levantó como nuevo.

― ¿Estás mejor? ―le preguntó Parvati.

―Si ―masculló, volviendo a sentarse y tomando un poco de agua―. ¿Lavender?

―No me hables ―gruñó la rubia―. No pienso hablar ahora.

¿Ya se sienten bien?

―No ―gruñeron ambos.

No tenemos toda la vida...

Aun más risas.

―Ese niño no será tan malcriado ―negó Lavender.

Tengo veinte años, fui un grandioso, esplendido, único, inigualable, apuesto y fantástico león.

―Le faltó modesto ―se burló Dean.

Como pueden notar, la modestia no es mi fuerte.

―No, que va ―ironizó Wood―. Si se te da fantástico.

Fui golpeador en esos tiempos de felicidad.

―Mi hijo jugó a Quidditch ―celebró Seamus.

Actualmente trabajo en el ministerio en el área de regulación de magia en menores, mientras estudio un grado en derecho en la Universidad.