Extra 3.

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―Quiero que toda la familia Black presente aquí venga a mi despacho, es una conversa privada y muy importante para todos ustedes ―los Black presentes se miraron entre ellos, sobre todo las dos hermanas, sin entender nada―. Sí, Andrómeda y Narcissa incluidas ―añadió el director, al ver la confusión en el rostro de las dos mencionadas―. Joven Tonks, joven Malfoy; si quieren pueden venir. Al fin de cuentas, son Black por parte materna también.

Todos se dirigieron al despacho del director y Aries dijo la contraseña, que se la sabía de memoria por las tardes que pasaba estudiando con el director, o por sus clases privadas con el profesor Snape.

"Sorbete de limón." E hizo un movimiento que hizo que la estatua del grande fénix se moviera, indicándoles que ya podían empezar a subir. Todos se colocaron en las pequeñas escaleras y se encaminaron hacia el despacho del director Dumbledore.

―Adelante, por favor ―pidió el anciano e hizo aparecer unas sillas, para que hicieran uso de ellas―. Siéntense y pónganse cómodos.

― ¿Me puede explicar por qué ese libro dice que mi padre está vivo cuando llevo haciéndome a la idea desde hace quince años que no es así? ―preguntó furiosa y al borde de lágrimas Aries, que ya no podía controlar el llanto.

―Hace poco más de quince años, Regulus Black fue a una cueva donde Voldemort había escondido un horrocrux y logró cambiarlo. Pero no todo salió bien. Antes de que los inferi se llevaran su cuerpo al fondo de la cueva donde no podría salir nunca jamás, logró desaparecerse y apareció en mi despacho. No me pregunten cómo, ya que no se puede aparecer uno aquí si no tiene una magia muy poderosa, para nada habitual en un mago o en una bruja.

―Kreacher ―murmuró Sirius, con una mueca en su rostro―. Lo ayudó él, ¿verdad?

―Es posible, no se lo puedo asegurar tampoco. Eso solo os lo puede decir él mismo ―murmuró el director―, pero eso no es lo primordial. Siguiendo con el relato, estaba muy herido y no podía mandarlo a San Mungo porque si los mortífagos o el propio Voldemort se enteraban que estaba vivo, podían matarlo, y ésta vez sin fallar. Por eso me puse en contacto con el director del hospital mágico de Estados Unidos y lo internaron allí. Yo sé que parece surrealista pero es la verdad. Aries, yo sé que para ti todo esto ha sido muy difícil pero todo ha sido hecho para protegerte. Regulus me pidió como último favor que te protegiera por delante de todo. ¿Por qué crees que siempre terminabas aquí cuando tenías que ir a la enfermería y no allí? ¿Por qué crees que siempre que estabas en peligro llegaba yo a tiempo para salvarte? Fue todo porque tu padre puso un hechizo de protección en ti, que me avisaba a mí siempre que te ocurría algo.

―Entonces, ¿está vivo? ―preguntó Andrómeda. Ella siempre quiso mucho a Regulus, a pesar de ser tan diferentes. Todavía le recordaba como aquel niño inocente que seguía a los mayores a todas partes―. ¿Dónde se encuentra?

―Él está vivo pero sigue enfermo, esa es la razón por la que sigue en Estados Unidos. Cuando cayó Voldemort al intentar matar a Harry, quise que lo trasladaran aquí pero seguía siendo demasiado peligroso. Muchos mortífagos seguían libres y el señor Tenebroso no se había ido para siempre. Por eso decidí dejar que siguiera allí, era como su seguro de vida.

― ¿Morirá? ―inquirió la menor de los Tonks, en un susurro.

―Por lo que dicen en el libro no, mejorará y todo volverá a la normalidad. Pero ahora que saben toda la verdad, quizás es momento de que vayan a verlo en cuando terminemos con la lectura del libro.

― ¿Volver a ver a papá? ―musitó Aries, en un susurro casi inaudible―NO. NO QUIERO HACERLO.

―Pero Aries. . . Eso es lo que tú más quieres, lo que siempre has querido y deseado con todo tu corazón ―comentó Sirius, que no tardó en rodear el cuerpo de su sobrina, abrazándola―. ¿Por qué no quieres?

―He estado quince años haciéndome a la idea que papá está muerto, me costó mucho superar eso cada vez que el que no debe ser nombrado atacaba en el castillo de forma directa o indirecta, me costó adaptarme a una vida sin padres ―la morena agachó su cabeza, escondiéndose en el pecho de su tío―. ¿Y ahora sé que está vivo y que todo ha sido una farsa? Sinceramente, prefiero no verlo y seguir como ahora. No quiero sufrir más después de todo lo que he sufrido, prefiero que todo siga igual.

―Tranquila, cachorrita ―susurró su tío en su oreja, acariciando su pelo―. Mi hermano pequeño está vivo y tampoco lo sabía. Cuando supe que había muerto, yo me arrepentí mucho de no haber podido evitar que siguiera el camino que escogió, ni haberle pedido perdón por todo, me he sentido pésimo durante años, por haberle fallado. Pero, ¿sabes qué? Creo que es el momento de pedirle perdón y decirle que lo siento, que siento todo lo que pasó entre nosotros hace años y pedirle perdón por no saber cuidarte y dejarte sola. Disculparme por haber sido el peor hermano del mundo, por haberle dejado solo cuando más necesitaba a su hermano mayor.

― ¿Reg está vivo? ―El director asintió ante las palabras de Narcissa, que se notaba preocupada por la situación―. No sé qué opción es lo mejor, si dejar que todo siga su curso y reunirnos cuando sea el momento adecuado, pero algo en mi interior me dice que necesitamos ese reencuentro lo más pronto posible. . . como si fuese una fuente mágica de recuperación: para él, para mi pequeña Arabella, para todos.

✓ | Lo que vendrá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora