✓ | Lo que vendrá.

49: Matthew Jordan.

Matthew Jordan.

— ¿Otro hijo, Lee? —se burlaron Alicia, Angelina y Katie al unísono.

Las tres chicas se rieron y chocaron los cinco.

Aquí el mediano de los Jordan. Matthew Lee Jordan. Dieciocho años. Hermano menor de Oliver y mayor de Diana.

—Se lleva dos años con Oliver y cinco con Diana —apuntó Hermione haciendo cálculos.

— ¿Qué paso entre esos cinco años, Leecito? —Preguntó Aries Black, causando las risas de los gemelos Weasley.

—Cállate, Ari —espetó, también entre risas, el moreno.

Soy la diva imagen de papá, todos lo dicen. Ahora mismo me estoy dando un año sabático en lo que pienso que estudiaré. Porque no tengo ni idea pero, si algo tengo claro, es que no quiero tener nada que ver con el modelismo. Fui a Durmstrang, por iniciativa propia. Y jugué a Quidditch, Víktor Krum me enseñó a jugar. No puedo mentir cuando digo que tengo ojeadores pidiéndome unirme a varios equipos, por lo que es probable que lo haga profesionalmente en los Chuddley Cannons, quizá así mejoren.

—No son malos —refunfuñó Ron.

—Claro que si —dijeron todos los chicos del colegio.

—No me importaría que mi hijo fuera jugador profesional —dijo Lee.

¿Año sabático? ¡Era broma!

Soy jugador de Quidditch profesional, jugando en la selección inglesa y en un equipo de Bulgaria como buscador. Como bien dije, fue entrenado por tío Víktor, y él movió contactos. Por esto soy famoso en nuestro tiempo.

—Wow —murmuraron algunas chicas.

Tengo novia, se llama Darya. Y nos casaremos en menos de dos meses.

Soy muy unido a Diana, a pesar de la distancia que nos separa.

Y amo a mis padres, por dejarme hacer lo que realmente me gusta. ¡Adiós!

## RECUERDO ##

— ¡Mamá, mamá, mamá! Llegó la carta de Dumstrang. Yo quiero ir allí —exclamó el niño de once años, con más energía que un cachorro.

—Lo sabemos, mi amor —le contestó la fémina, recién llegando al salón—. Por esto ha llegado la carta. Es tu aceptación en la escuela y todo lo que debemos comprar para que puedas ir.

— ¡Si! —exclamó radiante de felicidad.

—No grites —le regañó Lee—. Diana acaba de dormirse, recuerda que está enferma. Tiene fiebre.

—Lo siento, papá —se disculpó, realmente apenado—. Llegó la carta de Dumstrang.

—Entonces, ¿deberíamos ir a comprar todo el material, no?

—Sí, id vosotros —dijo Lucrecia—. Yo me quedo con Diana, me quedaré más tranquila si me quedo yo y vosotros vais a comprar todo.

—Nos vemos luego, mami —se despidió, cariñosamente, el niño, besando la mejilla de su madre.

—Hasta luego, cariño —le contestó con una sonrisa radiante—. Compra muchas cosas y no te olvides de la varita.

—Sí, mami —aceptó.

Era la primera vez que iba a Dumstrang. Matthew estaba harto que lo compararan con su hermano Oliver. Él quería a su hermano pero la gente debía entender que no eran iguales. Por esa misma razón quiso ir a Dumstrang, para que todos vieran que no eran iguales.

La lectura terminó y el libro pasó a las manos de Madame Pomfrey, que leyó:

Aida Dursley.