¡ATENCIÓN! Enya Desrosiers es un personaje OC de mi total invención, del cual estoy escribiendo una historia mientras roleo en twitter. Quien sabe si en algún momento decidiré escribir una historia sobre ella o se quedará en eso, un borrador.
Os la podéis imaginar como Madelaine Petsch, en multimedia.
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―Blaine, cariño, una jovencita te busca ―le llamó Britney, entrando a la antigua habitación de su hijo.
―Voy mamá ―aseguró el moreno, mientras salía y pasaba un brazo por los hombros de su rubia progenitora―. ¿Te puedes creer que ya no vivo aquí?
―No me causa gracia alguna, Blaine ―se quejó la mujer.
Pero el moreno ya no estaba escuchando; en la parte baja de su casa se encontraba la hermosa pelirroja de la otra noche. Pero no estaba sola; tenía dos gorilas, uno a cada lado.
―Muy gracioso, señor Zabini ―se rió la joven, riendo por el chiste que le acaba de contar Blaise.
―Hijo, no nos dijiste que tenías una nueva amiga ―habló el moreno mayor, volteando a verlo.
―No somos amigos en sí ―la chica le sonrió a Blaine, mientras se ponía de pie―. Señores Zabini, han sido increíblemente complacientes ―concedió la joven, con una sonrisa risueña―. ¿Les molestaría dejarnos solos unos minutos?
―Claro que no, linda ―afirmó Britney―. Blaise y yo estaremos en la cocina, en caso de cualquier problema ―dicho esto, ambos adultos partieron hacia el lugar que anteriormente habían dicho, muy a pesar del varón.
―Hola ―la saludó Blaine, se acercó a donde estaba ella y le dio un beso en la mejilla―. Siéntate, por favor.
―Claro ―el moreno se percató sin problema que la chica temblaba.
― ¿Te sientes bien? ―quiso saber―. ¿Cómo conseguiste mi dirección?
―Blaine, comprendo que la primera vez estabas borracho y posiblemente drogado ―respondió, frunciendo el ceño―. También era porque nos encontrábamos en la casa de descanso. Pero, ¿de verdad no sabes quién soy?
―No... ―Blaine comenzaba a sentirse como un idiota, y eso no mejoraba nada.
―Lo lamento, creo que tengo que presentarme bien ―aseguró. Zabini frunció el ceño, y miró directamente a los guardaespaldas, que estaban atentos, listos para atacarlo con cualquier paso en falso que diera―. Enya Desrosiers ―explicó, mientras extendía su mano.
―Por Merlín ―Zabini no lo creía; había sido un auténtico idiota―. ¡Eres la princesa! ¿Cómo pude ser tan idiota?
La chica rió un poco.
―Sí, bueno, esa soy yo.
El moreno quería matarse ahí mismo. Por supuesto que era ella. ¿Cómo no se dio cuenta? La había visto un millón de veces en televisión, en fotos, en vídeos, en los diarios, tanto muggles como mágicos. Aunque tenía que admitir que las fotos no le hacían justicia, pero rápidamente recordó algo, su casa esta a protegida con magia.
―Como ducado, en Luxemburgo, sabemos de la existencia de la magia ―afirmó la joven, leyendo su expresión sin problema―. Sé que son magos. Porque yo también lo soy, aunque asisto a Beauxbâtons.
―Bueno... ―Zabini suspiró, esperando lo peor―. ¿Qué viniste a hacer acá?
Enya era todo menos delicada, no se le daba muy bien eso de tener tacto con las personas, por lo mismo tomo un gran sorbo de aire para decir.
―Blaine... Estoy embarazada.
El moreno tardó un rato en reaccionar, pero cuando lo hizo, ocurrió de la peor manera. Sin dudarlo se levantó del sillón y se arrodilló frente a la joven.
― ¿¡Qué demonios haces?! ―gritó la joven exaltada―. ¡Levántate en este mismo instante!
― ¡No! ―negó Zabini―. Enya Desrosiers... ¿Es así no? ―los guardias asintieron―. ¿Quieres casarte conmigo?
― ¡No! ―gritó la chica―. Levántate ―gruñó.
― ¿Qué pasa aquí? ―se exaltó Britney, llegando al salón con Blaise―. ¡Blaine Zabini-Abbott, levántate en este instante!
―Mamá, no lo comprendes ―se quejó el moreno, aun arrodillado frente a la joven―. Es lo correcto.
― ¡Claro que no lo es! ―gritó la Princesa, harta―. No nos conocemos, te seduje en un bar porque estaba borracha y deprimida, ahora estoy embarazada ―el matrimonio Zabini se quedó plasmado ante esa confesión―. Esa no es razón para decir que lo correcto es casarnos, ni siquiera nos conocemos y, probablemente, ni me agrades.
― ¿Embarazada? ―gritó su progenitora, exaltada―. Por Merlín, Blaine, metiste la pata y hasta el fondo.
―Mamá ―gruñó el chico, de mala manera, sabiendo que su madre no tenía la culpa, pero no sabía cómo sobrellevar la situación―. No es el momento.
― ¡Ponte de pie! ―chilló Enya―. Como Princesa de Luxemburgo, te lo ordeno.
El moreno, sin dudarlo se puso de pie. La joven suspiró sonoramente.
―Alteza, ya es hora ―indicó un guardia, que se encontraba afuera del apartamento.
―Blaine, necesito que me escuches ―exigió la joven―. Mi padrino, el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, está furioso, como es obvio. Sin embargo, está dispuesto a escucharte ―tomó ambas manos del chico, con delicadeza―. Están invitados, tú y toda tu familia, a ir al palacio este fin de semana ―los tres Zabini se quedaron de piedra―. No es una opción, no puedes negarte a una orden del rey.
―De acuerdo, yo... Estaré allí ―la chica asintió y caminó hasta la puerta.
―Fue un placer conocerlos, señores Zabini ―se despidió la chica, con su mejor sonrisa―. Les veré el fin de semana.
Blaine estaba blanco, no tenía la menor idea de en que se había metido, pero si de algo estaba seguro era que no podría salir fácilmente de esta.
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✓ | Lo que vendrá.
FanfictionEste fic es una montaña rusa de bromas, drama, comedia y amor, que es más que nada, una razón para luchar por un futuro mejor. Una manera diferente de conocer a la tercera generación y ver las reacciones de los futuros padres siendo tan jóvenes, os...