"Dos meses después"
Me levanté con un sudor frío, toqué la almohada y estaba húmeda y tibia, hacía un calor insoportable y las mantas estaban aferradas a mis piernas.
Veo a Sal y a Pimienta durmiendo apaciblemente sobre la alfombra, ahora son un par de adultos jóvenes.
Mientras que yo sigo igual de estatura, no estaría mal medir un par de centímetros más para alcanzar algunas galletas que están en los lugares más altos de la alacena sin la ayuda de un banco. Este caso es mi mayor obstáculo cuando "Señor" no está, cuando "Señor" se va con la misma intensidad de siempre.
Me quito las cobijas y empiezo a contemplar mi vida. Ya ha pasado mucho tiempo desde que estoy aquí, no he hecho nada para comunicarme con mi papá o algo, los recuerdos de su aroma quedaron muy profundo.
Incluso su rostro ya no lo recuerdo con la misma claridad de antes.
Cuando me levanto y el ambiente sigue igual de bochornoso me abrazo a mí misma, he estado muy sola últimamente, y la verdad me gustaría escuchar a los Rolling Stones a todo volumen, importándome un carajo si les molesta o no a Tedd y a Tamara.
Desde que la dulce "Pichoncita" de Tedd vive aquí he entablado una muy buena relación con ella, aunque me sigue molestando que aparezca en ropa interior delante de mi novio no es tan mala después de todo. Sé que quiere a Tedd, y él a ella, por la forma en que los ojos verdes de ambos se iluminan al verse.
Han pasado varias cosas en este lapso de tiempo, primero, la relación con "Señor" se hizo oficial. No es que no fuera oficial, solo que ya puedo llamarme "Su novia" sin sentirme incómoda. Desde el primer "Te amo" las cosas mejoraron mucho, obviamente no es una relación se salir al cine o a pasear al parque, pero lo quiero, y después de todo no es tan horrible que salga muy seguido, sal y pimienta saben divertirse.
Cuando siento que ha sido suficiente de tanto ambiente hostigador, salgo para ver el paisaje nocturno, desde hace tiempo que no me prohíben salir cuando se me da la gana. El césped está húmedo y ni siquiera sé por qué, solo es una noche de agosto.
Sal y pimienta me siguen el paso, fueron entrenados para no dejarme sola ni un momento, se han convertido en muy buenos amigos busca problemas, ya hemos roto todas la reliquias de "Señor" juntos, y hasta las falsas.
"Señor" es su nuevo nombre, ya ni siquiera hemos tocado el tema de saber cuál es el verdadero, no me molesta llamarlo así, ese nombre (Si así puedo decirlo) tiene un cierto valor.
Siento que la pesadez de la oscuridad cae sobre mis hombros, el clima se ha neutralizado.
"Señor" debe estar dormido, pero necesito hablar con alguien. Me dirijo hacia su cuarto, está con una almohada entre las piernas y solo viste un pantalón holgado de cuadros verdes y tiene su torso descubierto, su cuerpo bien tonificado hace que el sentimiento de irrealidad vuelva. Me acerco sigilosamente y pongo mi mejilla en la suya.
—Pst—Le digo en el oído y solo veo que una de las comisuras de su boca se elevan hacia arriba, se mueve un poco y esboza una sonrisa completa con los ojos aún cerrados—Oye—Le insisto. Abre los ojos y voltea hacia mí.
—¿Pasa algo?—Me pregunta preocupado.
—No puedo dormir.
—I know—Me hace espacio en su cama y me reconforto en la calidez de su cuerpo. Huele a jabón masculino, puedo escuchar los latidos de su corazón sincronizándose con los míos.
—El clima está horrible—Suelta una risita.
—Es Washington cielo—Sentimos un ligero peso en las piernas y algunas agitadas, sonreí—¿Te siguieron?
—Sip.
—Ellos deberían entender que solamente eres mía. Ellos están aquí para que te cuiden pero, yo soy el alfa.
—También son mis amigos—Siento su rostro ensombrecerse—Últimamente no estás aquí.
-Sí, lo lamento-Me abraza mucho más fuerte-Han pasado cosas.
-¿Qué cosas?
-No te interesan.
-Todo lo que tenga que ver contigo me interesa.
-Duerme-Me dijo con suavidad. Pero yo no quería dormir.
-Me gustaría que confiaras más en mí.
-Lo hago.
-Quisiera que pasaras un poco más de tiempo conmigo, tú un día me dijiste que yo importaba más que cualquier prioridad. Quiero creerlo-Dije un poco más alto.
Se aparta un poco para poder ver mi rostro. Me estoy dando cuenta de que es nuestra primera pelea en casi tres meses.
-¿Crees que no me importas?-Su voz es algo severa.
-Solo digo que quiero que lo demuestres un poco más-Se sienta y yo lo imito.
-¿Qué acaso nunca te lo demostré?-Me quedé pensando unos segundos-Lamento no tener tiempo intentando cuidarnos. De verdad. Perdón.
-Gracias por preocuparte, pero últimamente ellos te han estado supliendo-Dije señalando a los perros que estaban ya activos con la orejas hacia arriba y sin la lengua de fuera. El detalle de no verlos juguetones y dormidos me inquieta un poco. Parece como si estuvieran esperando algo, como si algo los hubiera puesto en alarma.
Vi la cara de dolor de "Señor". Lo levanté a mitad de la noche solo para decirle que quiero que esté conmigo, pero no está saliendo como yo esperaba que saliera, ahora estoy subiendo su cólera.-Siento que sean mejores compañeros que yo-La frialdad con la que me mira me hiere el pecho ¿Es lo único que puede decirme?
Se levanta y se pone una camisa blanca lisa. Sale del cuarto y pienso en seguirlo, porque es justamente lo que quiero hacer. Quiero disculparme, debo admitir que fue algo egoísta de mi parte reprocharle su falta de atención, pero a diferencia de él yo no hago nada, solo estoy aquí atiborrándome de comida, cuando debería ir a la escuela y no ser tan inútil, ahora la culpabilidad desgarra mi estómago e intento contener las lágrimas. Hago una lucha interna entre si voy o no, analizo la situación detenidamente, dándome cuenta de que me está ganando el sentimiento feminista que llevo dentro.
Cuando me decido por ir él vuelve, pero tiene una expresión extraña en el rostro, cierra la puerta e intenta bloquearla con su cuerpo. Mi corazón se paraliza cuando me mira a los ojos.-Escóndete-Me dice en tono de susurro-¡Escóndete, mierda!-La orden me eriza el vello.
A continuación, un sonido estridente combinado con múltiples ladridos hacen que mis tímpanos bailen.
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El secuestro
Jugendliteratur-No puedo dejarte ir-Me dijo con la voz entrecortada-Un secuestrador no puede liberar a su víctima. Un secuestrador no puede dejarla ir-Una lágrima corrió por su mejilla, me miró directo a los ojos y tomó mi rostro entre sus manos-Tú secuestraste mí...