—¿Kendall? Qué lindo—Tomo otro trozo de pizza y le doy una mordida—Espero que no sea el mismo día que el bautizo, porque bueno, son dos eventos importantes, y no creo poder darme el lujo de tener dos planes en un mismo tiempo.
—Lexa...
—Aunque bueno, tal vez podría ser algo así como una boda-bautizo ¿No? Estaría chulo, claro que son más gastos pero creo que podrás con eso.
—Lexa...
—O tal vez quieran algo sencillo, con pastel de chocolate y canciones de Rock ochenteras...
—Lexa—Me interrumpe. No me gusta cuando hace eso, porque 1)Es de mala educación y 2)Significan cosas malas, y más viniendo de alguien como Tedd. Yo no necesito malas noticias ahora, me acabo de mudar, no quiero emociones fuertes ahora. Trago duro y espero—No hablo de Kendall.
Me da miedo. Me da miedo al saber que no habla de Kendall, me da terror que mencione el nombre que menos quiero escuchar.
—¿De quién hablas entonces?—Sé que no debí preguntarlo, pero mi boca no puede quedarse callada, mi corazón amenaza con salirse de mi pecho.
—Hablo de...—Pausa, y me duele, porque sé lo que está a punto de decir, las lágrimas comienzan a formarse en mis ojos, mi garganta duele, el pecho comienza a comprimirse con una fiereza insoportable. «Dios, Tedd... Ten piedad»—Ephraim.
Juro, que en ese momento, algo murió dentro de mí.
Me derrumbo en el sofá, no puedo evitarlo y comienzo a sollozar. Pongo mis manos en mi rostro y cierro los ojos con fuerza para mantener las lágrimas en su sitio. Pero no puedo. No puedo, de verdad que no. Esto duele.
—¿Por qué?—Le digo ya con mis mejillas enrojecidas y húmedas—¿Por qué me lo dices? ¿Por qué ahora?
—Es mañana—Dice con tono serio, no capta que no quiero que continúe, ¿Mis lágrimas y mi corazón herido no son suficiente?—Me invitó—Toma mis manos pero las quito de su agarre—Lexa, tengo que ir, es mi hermano. Mi vuelo sale en unas nueve horas. Kendall se quedará aquí ya que ellos nunca se han llevado bien, y bueno, no creo que necesitemos un escándalo ya que las leyes de allá son mucho más estrictas.
—Tú no tienes por qué darme explicaciones—Le interrumpo—Estoy jodidamente bien. Vaya que lo estoy, has lo que quieras, no me importa. Es más, puedes irte ahora, llega puntual, pasa tiempo con tu hermano, le mandas saludos de mi parte y buenos deseos.
—Sé que duele—Mi labio inferior temblaba—Sé que esto es difícil, pero él ya salió adelante y creo que tú deberías hacer lo mismo, mereces ser feliz al igual que él.
—Tú...—Dije con voz temblorosa—Tú lo sabes todo—Dije con una risita irónica—¿Es todo lo que tenías que decirme? Porque tengo cosas que hacer—Mentí.
—Lexa...
—Ya basta de decir mi nombre—Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina, con Tedd pisándome los talones—¿Hace cuánto?
—¿Hace cuánto qué?
—¿Hace cuanto salió de esa estúpida cárcel?—Le digo con frialdad—¿Hace cuánto salió del lugar, donde lo busqué y donde me hizo mierda el corazón?
—Hace un año—Dijo finalmente.
—Ni siquiera me llamó—Murmuré—¡No me lo dijiste!—Dije con el cólera corriendo por mi sistema.
—No lo sabía, hoy me llamó y me lo contó, créeme, yo también estoy bastante sorprendido. Me gustaría que me diera explicaciones, pero no puedo hacer eso, él sabe lo que hace Lexa—Siento que se acerca unos cuantos pasos, pero yo no quiero que siga caminando hacia mí, estoy segura de que ahora podría golpearlo con un sartén, podría hacer de todo en estos momentos. Yo ya había experimentado el dolor de muchas formas, yo ya sabía lo que era, no lo necesitaba una vez más, esto era demasiado, necesitaba fuerza, y eso era algo que desde hace tiempo ya no tenía—Lexa por favor, han pasado dos años, él tenía derecho de salir adelante.
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El secuestro
Teen Fiction-No puedo dejarte ir-Me dijo con la voz entrecortada-Un secuestrador no puede liberar a su víctima. Un secuestrador no puede dejarla ir-Una lágrima corrió por su mejilla, me miró directo a los ojos y tomó mi rostro entre sus manos-Tú secuestraste mí...