Capítulo 28

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Lo veo de nuevo en la cafetería, esta vez sonrío descaradamente hasta que lo siento siguiéndome.

-¿Fue un sí?-Lo miro y me siento, con él imitándome-Vamos, no me dejes así.

-¿A qué hora entonces?-Ríe.

-¿Te parece a las siete en punto?

-Perfecto-Seguimos comiendo y charlando. Esta es una de las pocas veces que una conversación no es tan aburrida.

Cuando el descanso terminó, esta vez lo dejé acompañarme a mi clase, casi me besa hasta que un profesor nos interrumpe.
Cuando llego a mi casa, mi papá no está de nuevo, pero esta vez me dejó una nota diciéndome dónde se encontraba y cuanta comida había en la nevera.
Me dejé caer en el suave colchón de mi habitación, mis músculos estaban entumidos por tanto sonreír, no me había dado cuenta de que por un momento olvidé todo, que por un momento me puse a vivir en el presente.
Vi el reloj y solo tenía una hora.
Me quedé en el agua caliente de la ducha un buen rato, dejando que mi cuerpo se calentara y se relajara, cuando terminé de ducharme, eché un vistazo a mi guardarropa.
No había nada, nada que me gustara. La nostalgia volvió, busqué con la esperanza de pasarla bien esta noche, había un vestido con flores, hice una mueca pero lo saqué de su gancho y lo deslicé por mis piernas.
Estaba ajustado en la parte de la cintura y me cubría parte del muslo, era aceptable, de cualquier forma no era una cita "Cita", era una cita. 
Busqué unos zapatos que no me convencieron del todo. Ondulé un poco mi cabello y le puse un broche en un mechón para que mi rostro quedara descubierto.
Procedí a sentarme en el sofá de mi sala a esperar.  
Faltaban aproximadamente diez minutos para las siete en punto y estaba desesperada, empezaba a sudar como langosta en una olla. Miles de ideas pasaban por mi cabeza en estos momentos.
Pensaba en su todo esto era una broma, que me había dejado plantada.

-Lo sabía-Estoy a punto de quitarme los pasadores hasta que tocan la puerta. Estoy nerviosa de nuevo.

Abro la puerta. Estaba ahí, luciendo un saco de color plomo con una camisa de diferente color, pantalón de vestir y zapatos perfectamente lustrados, con su cabello un poco hacia arriba y una gran sonrisa en su rostro.

-Vaya-Veo mi atuendo y de nuevo el de él-No sabía que era algo tan formal. Deja busco algo más apropiado, espera un segundo...

-Estas perfecta, creo que me excedí un poco ¿Nos vamos?-Extiende su mano y la tomo, su colonia embriagadora me hipnotiza.

Caminamos un rato, era tan agradable estar bajo un clima tan neutralizado. Siento que nuestras manos se rozan un par de veces.
Llegamos a un restaurante, se veía lujoso, inmediatamente me sentí culpable de solo llevar un par de dólares.

-¿No es muy caro?

-Algo-Me detengo de golpe y él solo me mira con ternura-Tranquila, si te traje aquí es porque tengo con qué pagar-Asiento y nos adentramos.

Era hermoso, con música clásica y un aroma a especias. Nos acomodamos en una de las mesas centrales.
Todo se miraba delicioso en el menú, así que lo dejamos al gusto del chef. Era un ambiente bastante romántico.

-¿Y bien? ¿Te gusta?-Miro a mi alrededor, claro que me gusta.

-Es muy lindo, aunque sigo sintiéndome fuera de lugar, creo que debería cambiarme.

-Oh no, te ves preciosa, solo disfruta de la comida.

Acepto la propuesta y devoro todo, la pasta es buena, pero... No es que quiera recordar ahora, pero nadie igualaría jamás los platillos de Tedd. Ni siquiera la presentación es tan buena. Me pregunto si le estará yendo bien con Tamara.
Ahora pienso en Sal y Pimienta, el único recuerdo que tengo sobre ellos es que los dejé debajo de una mesa, desangrándose, dándose fidelidad.
Me muerdo el labio inferior para contener las lágrimas, quiero seguir comiendo hasta que me doy cuenta de que ya no hay nada en mi plato, me ruborizo al ver el de Iker, que tiene una poco más de la mitad. Mientras finjo que hay algo en mi plato.
Cuando termina, salimos del restaurante, hacía un poco de frío así que me da su saco, olía tan tremendamente bien que era como estar en las nubes. Mis manos están a mi costado y unas cuadras antes de llegar a mi casa las toma, me mira de frente y acerca mis manos a su boca, sopla un poco de aire caliente y su aliento mentolado azota mi cara, bajo la mirada hacia su pecho, es tan definido. Era un poco más delgado que "Señor", pero aún así se podía ver que le ponía trabajo a su abdomen.

-Bien, creo que es todo-Abro la boca para responder pero un escalofrío me eriza la piel. Siento que alguien me mira, pero no hay nadie, ignoro la tensa atmósfera y me centro en sus hermosos ojos.

-Supongo, fue una buena noche, gracias.

-Gracias a ti por aceptar, debo confesar que lo he querido hacer desde hace tiempo pero, bueno, ya sabes, Matt.

-¿Qué? ¿Matt? ¿Es un chiste?-Lo miro con incredulidad.

-Bueno, pensé que...

-No, no, no, no, no-Sonreí solo para hacer desaparecer su rostro de decepción-Él no es mi tipo.

-Suerte-Se hizo el silencio, mi corazón estaba martilleando en mi pecho, había llegado ya el momento de "Besar o No Besar", humedeció sus labios mientras los acercaba lentamente hacia los míos, quería besarlo, solamente que no en este ambiente, ya que seguía con la sensación de ser observada. Ahora estaba mucho más cerca de mí, cerré los ojos hasta sentirlo.

No era malo, de hecho, era caliente. Coloqué una mano en su nuca y otra en la parte gorda de su brazo, mientras que él me juntaba más, estaba abriendo paso a mi boca con su lengua, nunca me habían besado con lengua, "Señor" era muy reservado para esas cosas, lo más atrevido que habíamos hecho fue dormir juntos. Pero hasta ahí.
Mientras todo se ponía intenso, la sensación volvió a azotar mi pecho, me separé suavemente.
Iker solo sonrió y yo le correspondí, hasta que esta vez el puso su mano en mi mejilla y me besó de nuevo.

El secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora