Capítulo 36

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Siento que mi corazón se acelera y vuelve a sus pasivos latidos una y otra vez, lo que me hace bastante inestable ante ellos.
Ambos se miran a los ojos, los marrones rojizos están tratando de ganar una batalla ante los avellanados, son casi de la misma estatura, y viéndolo desde este ángulo, Iker se ve mucho más rudo e intimidante, pero no es nada comparado con "Señor".

-Iker-Es lo único que puedo decir ante tan embarazoso momento-¿Qué haces aquí?

-¿Importa?-Dijo sin quitar sus ojos de "Señor". La frialdad de sus palabras me hirieron profundamente, él era el ser más adorable sobre la tierra, cualquiera que lo viera jamás se imaginaría que sabe usar la crudeza y la indiferencia bastante bien.

-Disculpa ¿Con qué tono le hablaste?-"Señor" seguía apretando mi mano, también él podía ser frío y duro, pero ese era un lado que ya conocía, y al que claramente ya estaba acostumbrada, la indiferencia de Iker al verme ahí, compartiendo ADN con otro chico simplemente me cayó como un puñal en el pecho.

-No te estoy hablando a ti-Iker seguía con la misma serenidad, pero esta vez estaba señalando con su índice al musculoso hombre que estaba a mi lado-Lexa, explícame.

Abrí la boca para responder, pero "Señor" me interrumpió, con voz más severa que antes.

-Ella no tiene por qué dártelas-Suelta mi mano y se acerca, Iker hace exactamente lo mismo.

-Por segunda vez, no te estoy hablando a ti-Sal y Pimienta estaban a mi lado, estaban de espectadores.

-Me importa una mierda, vuelve a hablarle así y te mato-Esa amenaza me hizo tragar duro, ninguno de los dos parecían asustados.

-¡Es mi novia!-Le escupe-Merezco una explicación.

-¡No vuelvas a llamarla tu novia!-Sus pechos están casi tocándose. No puedo hacer más que meterme entre ellos, separarlos a la distancia de mis brazos, ambos tienen la respiración agitada y la sangre hirviendo.

"Señor" me toma de la parte más gorda de mi brazo y me junta a su pecho.

-Lexa-La voz de Iker se había suavizado un poco, en sus ojos se reflejaba dolor y decepción-Por favor-Suplicó.

Hice una pequeña lucha para apartarme del pecho de "Señor". Iker me hizo una señal para hablar a solas, y accedí. Cuando empiezo a alejarme "Señor" me sujeta de la muñeca.

-Por favor, no lo hagas-Me mira con ojos suplicantes y puedo sentir su vulnerabilidad. Palmeo su muñeca y le doy una media sonrisa, él asiente y me deja ir.

Nos alejamos hasta que estuvimos solos, al otro lado de la calle empedrada, era casi el mismo ambiente, solo que sin tantos espectadores a nuestro alrededor.

-Explícate-Cruza los brazos y se recarga en un árbol, está claramente impaciente por obtener una respuesta.

-No hay explicación.

-Sí, eso supuse-Comenzó a hacer como si se limpiara las uñas, actuando inexpresivamente.

-Perdón.

-¿Qué?-Me pregunta con incredulidad-No me digas eso, porque sabes perfectamente, que no puedo-Me quedé en silencio-Es él-Afirmó.

-¿Qué?

-El chico del que me hablaste, es él-Asentí, rendida ante sus frías palabras-Sabías que había vuelto, y no tuviste el puto coraje de terminar conmigo.

-No es eso.

-¿Entonces qué es?-Exclamó-Yo te amo, Lexa, no te costaba nada decirme que ya no querías nada ¿Tan necesario era hacerme mierda de este modo?

-No quería perderte-Dije en un sollozo, desabroché el brazalete, tomé su mano y puse el regalo en su palma-Lo siento.

La mira perplejo, suspira y me vuelve a mirar a los ojos, con unos ojos más suaves, con sus verdaderos ojos.

-Lo compré para ti-Arrancó los dijes y me devolvió el brazalete, lo abrochó con cuidado de ni siquiera rozarme-Pero supongo que los dijes le pertenecerán a alguien más.

-Muy justo-Acaricio el hermoso regalo, me mira y me atrae hacia él. Abrazándome con fuerza.

-Te deseo lo mejor-Le correspondo el abrazo, se vuelve hacia mí y me da un tierno beso en los labios, ahora ya no sentía nada, más que solo tacto-Te quiero-Limpia una lágrima que corre por mi mejilla y me sonríe dulcemente.

Lo veo alejarse, me abrazo a mi misma, me siento distante, todavía no desaparece en la distancia y ya lo extraño. Vuelvo con "Señor", que se encuentra bastante entretenido jugando con mis perros. Me mira y se detiene, ensombrece su rostro esperando a que dijera algo, pero finalmente, él fue el que habló:

-¿Y bien?-Me recargo en un árbol y me dejo caer.

-Bien-Suelto un largo suspiro y él se sienta a mi lado, justo como lo hacía cuando estaba en la mansión.

-¿Estamos bien?-Lo fulmino con la mirada, pero sus ojos me suplican. Tal vez la pregunta es muy estúpida, pero tiene cierto valor, porque quería estar bien con él, después de todo, Iker me lo había deseado, y estoy feliz de haberme encontrado con tan lindo y comprensivo chico, de verdad esperaba que se encontrara a alguien que lo mereciera, ya que, evidentemente, yo no era la indicada, al menos no para él.

"Señor" fijó su vista en el brazalete que reposaba en mi mano. No me molesté en ocultarlo, eso me hacía sentir cerca de Iker.

-Te llamas Lexa-Sonrió y suspiro. Asiento, no me molesté en preguntarle el suyo, preferí darle tiempo, esperar a que él estuviera listo para decírmelo. Él tenía motivos para ocultarlo, yo no-Es hermoso. Te queda bien.

Sonrío y fijo la vista al frente, Pimienta pone su cabeza en mi regazo, mientras que Sal hace lo mismo, pero en "Señor".
Él baja la mirada, pero yo sigo absorta en mis pensamientos.

-Disculpa-Dice finalmente-No quise arruinar tu noviazgo-Dijo haciendo énfasis en "Noviazgo". Pero estaba molesto, pude notar un poco de enojo en su encantadora voz.

Me levanté y acaricié una vez más a Sal y a Pimienta, caminé lejos de los tres. Podía escuchar a "Señor" correr detrás de mí, me detuvo del brazo y me hizo mirarlo.

-Di algo, cielo-Me giro y sigo caminando en silencio, me gustaría torturarlo un poco por haber causado todo este lío-¡Lexa!-Gritó, podía sentirlo avanzar hacia mí-Por favor, al menos déjame disculparme de una manera más convincente-Le seguí dando la espalda-Lexa, hablemos cariño...-Me detengo de golpe al ver mi casa a unos cuantos metros y rápidamente me giro hacia él, me mira con ojos grandes y boquiabierto. Me pongo de puntitas y le doy un besito en los labios, ahora su rostro parece confundido, le sonrío sonrojada y decido alejarme, me detiene de la muñeca y me da un beso más largo-Supongo que eso es un sí.

Asiento y agito mi mano, dirigiéndome a mi casa, le doy una última mirada y él mete las manos a los bolsillos laterales de sus vaqueros y sonríe.
Ya no lo veo más, pero ya no me siento distante, ahora lo tengo, ahora está conmigo, la dicha inunda mi pecho, decido ignorar la culpa y veo a mi hermoso "Señor" hacerse pequeño a la distancia.
¡Es un idiota, pero es mi idiota, y yo quiero a ese idiota!

El secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora