Volvimos en el mismo avión con el que me llevó, cuando mis pies volvieron a tocar la superficie empedrada me sentía ajena a todo aquello. Volvimos a exactamente el mismo lugar donde me subieron a esa camioneta, el frío no era tanto, pero aún así la piel se me erizaba.
Los árboles aún sin hojas estaban tapizados por hojas en donde mi foto estaba impresa. Tomo una y había cada dato personal, siento que una lágrima cae pero no dejo que "Señor" la vea. Miro los alrededores y el día está gris y muerto. No hay nadie más que una brisa que mueve mi cabello de un lado al otro.-Bien-Dice él-Creo que es todo. Es un vecindario muy lindo-Enarco una ceja, a lo lejos veo mi casa, o la que creo que es mi casa. Me siento tiesa, no quiero irme, no quiero que se vaya.
-Supongo que sí.
-Te extrañaré-Es lo que no quería que dijera, es lo que añoraba que no saliera de su boca-Extrañaré escucharte caminar, extrañaré que te metas en problemas, extrañaré cada pedazo de ti. Cada uno de ellos-Sus palabras me enternecen.
-También te extrañaré-Acarició mi mejilla con su pulgar, mirándome con ternura. Siento sus labios sobre los míos, y este será el mejor recuerdo que tengo que él. Labios púrpuras y fríos, piel aperlada, pestañas como lloviznas y cabello alborotado.
Lo siento tan distante ahora. Se separa y me apresuro a darle un abrazo, a sentir su aroma que sólo podría distinguirse como suyo.
-Adiós-Toca por última vez mi cabello y sube a su camioneta negra impecable. Lo veo hacerse pequeño a la distancia, sacudo la mano y lo despido hasta que desaparece.
Veo a lo lejos, camino a pasos cortos mirando frecuentemente hacia atrás, con la esperanza de que vuelva y me bese de nuevo.
Cuando casi llego a mi casa, mi boca está en forma de "O" al ver los Rosales marchitos, el césped me llegaba hasta las rodillas y la pintura se estaba cayendo. Dudo al girar el cerrojo pero finalmente entro a mi casa, a mi casa propia.
Hay un desorden espantoso, impresiones con mi rostro por todos lados y el olor a tabaco se había intensificado, las voces sordas de un hombre decían cosas sin sentido. Alarmas de teléfono retumbaban por toda la casa, y los platos estaban sucios.
Escucho un ladrido, casi sonrío pensando en Sal, pero ante mí aparece un gran danés blanco con manchas negras, me recargó en la puerta y el perro se acerca, olfateando mis pantalones. Y lo único que podía pensar era en cuándo diablos se le habrá ocurrido comprar un perro.
Le acaricio la cabeza y él me responde cariñosamente lamiéndome la mano, camino por el pasillo y me topo con mi papá.
Su suéter de rombos color rojo que paso y un cigarro entre los dedos. Los latidos de mi corazón van rápido, pero se detienen de golpe cuando gira.
La expresión se su rostro me indica sorpresa y alegría, con un toque de "¿Eres real?".
Se acerca y toca mi cara, seguido de un abrazo de oso.-¡Dios, Lexa!-Decía mientras me besaba en la frente-¿Tienes idea de cuanto tiempo te he estado buscando?-No podía hablar, todavía me preguntaba si no sentía curiosidad de saber como volví-Mi niña-Me mira a los ojos-¿Dónde has estado? ¡Llamaré a la policía!
-¡No!-Lo interrumpo, me mira sorprendido y trago saliva-Digo, estoy bien, no quiero saber nada sobre policías o... Secuestradores-Digo suspirando.
-Bien, pero...-Le pongo una mirada de cachorro y me vuelve a abrazar-Te extrañé tanto.
-Yo igual papá-Digo y lo abrazo mucho más fuerte.
-Tendrás que volver a la escuela-Pongo los ojos en blanco.
-De acuerdo-Mis ojos pasan por el perro-¿Desde cuando tienes una mascota?
-Pensé que querrías un perro cuando volvieras.
-¿Sabías que volvería?
-Una padre jamás pierde las esperanzas. Aunque haya muy pocas.
Cuando terminamos me dirijo a mi cuarto, cuando enciendo la luz me he dado cuenta de que está intacto. Los libros estaban exactamente en el mismo lugar que desde hace tres meses.
Paso mis dedos por los empolvados muebles y siento la lejanía apoderarse de mí.
Cuando empiezo a familiarizarme un poco me dejo caer en mi cama, aunque no es igual de cómoda como la de la mansión, pero es mi cama, y de alguna manera es mucho más acogedora.
Siento la necesidad de salir corriendo y perseguir a "Señor", pero sé que es tarde y que ahora él debe de estar en quien sabe que parte del mundo, yo sin él me siento vacía.
Fijo mi mirada en el techo, ahora estaba en casa.
«Lo cumplió, él no me falló» pero quería que me fallara, quería que se aferrara a mí, no quiero ser superada. Cuando finalmente encuentro a alguien con quien quiero estar, no puedo estar con ese alguien.
Acerco mis manos a mi pecho y empiezo a sollozar, mi papá toca la puerta, antes de poder responder la abre, se sienta a mi lado.-¿Cómo puedes superar a alguien que de un momento a otro se volvió importante?-Él suspira.
-No lo haces, te acostumbras. Yo nunca superaré a tu madre, jamás. Simplemente estoy aprendiendo a vivir sin ella-Suspira otra vez-El amor es una basura. Nadie te hace sentir nada, pero en un abrir y cerrar de ojos llega alguien que te hace sentir todo. Que hace que pierdas la poca cordura que tienes, haces lo posible porque note los pequeños detalles que haces por esa persona, por ejemplo: un nuevo peinado, maquillarte un poco más, usar una colonia. El amor hace que aunque no estés con alguien, piensas en ella como si estuviera en carne propia-No evito sonreír. Jamás había escuchado a mi papá hablar así de algo tan irreal y hermoso-¿Estás enamorada hija?
Pienso en "Señor", no sé si se le pueda llamar amor, no sé si alguna vez hubo amor entre nosotros. Solo sé, que él tenía el rostro que esperaba ver todas las mañanas, la voz mandona que quería escuchar por las tardes, y los abrazos que quería sentir por las madrugadas. Él tenía los labios que quería besar, los ojos que esperaba ver iluminados por el sol a través de las ventanas, él tenía el hoyuelo más hermoso que jamás haya visto. No sé como se le llame, pero de lo que estoy completamente segura, es que mi corazón latía a mil por segundo al verlo a él, al sentirlo cerca. Es lo mejor que puedo hacer al recordarlo, es lo mejor que pude darle, aunque no eran joyas o ropa o mansiones. Esto era real, era importante, si esto es amor ¡Vaya, amor!
-No-Es lo único que pude decir, ante la mirada insistente de mi papá, ante el momento de suspiros y consejos paternales un rotundo "No" es lo que salió de mi boca.
«No estoy enamorada de él» intento convencer a mi cerebro «Él no está enamorado de mí» «Esto nunca pasó»
Cumplió su promesa, me dejó ir.
«Listo» digo resignada «Se acabó».
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El secuestro
Tienerfictie-No puedo dejarte ir-Me dijo con la voz entrecortada-Un secuestrador no puede liberar a su víctima. Un secuestrador no puede dejarla ir-Una lágrima corrió por su mejilla, me miró directo a los ojos y tomó mi rostro entre sus manos-Tú secuestraste mí...