Novalee
Terminé de retocar mi maquillaje y alisè mi vestido, retiré la pinza de mi pelo para dejarlo caer en ondas por mi espalda y forcé una sonrisa.
- ¡ Muñeca apurate que ya todos llegaron a la cena! - gritó Bruno y rodé los ojos.
Hoy no había amanecido de muy buen humor que digamos y sumado a eso, estaban los nervios que sentía una mujer embarazada cuando lo iba a contar a la familia entera del padre. Al menos todos creían que eran novios.
Caminé hacia él, quien a pesar de mi mal humor se había mantenido sonriente, buscando la manera de contagiarmela, pero lo único que eso me provocaba era borrarsela de un puñetazo.
- Vamos.
Él resopló - Muñeca, ¿Què es lo que te pasa?
- Nada.
Él rodó los ojos - Has pasado todo el día con un humor de perros, al menos intenta guardartelo para después de la cena.
- No quiero ir - gruñí y me crucé de brazos como niña pequeña - Quiero que nos quedemos aquí y tengamos sexo.
Él rió - Puedo darte todo el sexo que quieras y sabes que no necesariamente tenemos que quedarnos en casa.
- ¿Lo prometes?
Bruno asintió - Te lo prometo muñeca.
Tomó mi mano y la apretó, para conducirme al auto donde mi humor fue cambiando lentamente, sustituyéndose por un hambre atroz.
Mi estómago rugió y Bruno rió, ya estaba acostumbrado a que diera hambre cada dos horas, a este paso, si no me crecía la panza por el embarazo me iba a crecer por comer tanto.
Media hora después, aparcamos afuera de la residencia Salvatore en la que Criss y Quincy nos recibieron en el umbral.
- ¡Querida! - exclamó mi...¿suegra? Con amabilidad y me abrazó, dejando dos besos en mi mejilla para luego ir a abrazar a su hijo.
- Hola mi niña - me saludó Quincy con un abrazo que devolví con igual cariño - Estás hermosa, como siempre.
Reí, con las mejillas ligeramente coloradas - Gracias, tú también estás muy guapo.
Sentí una mano delgada posarse en mi hombro - Vamos adentro, ya todos nos esperan.
Entramos a la casa, yo iba del brazo de Quincy y Cristina del de Bruno, antes de llegar al living ya podía escuchar la música suave a bajo volumen y los murmullos de los presentes.Cuando atravesamos la sala, nos convertimos en el centro de atención inmediatamente y para mi desgracia, a la primera que vi, fue a Alexis.
Me fulminó con la mirada y traté con todas mis fuerzas de ignorarla. Sabía que, en mi estado, la más mínima expresión de la chica me haría irritarme y ahora lo último que necesitaba era un escándalo delante de tanta gente.
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Aquí y Ahora (+18)
Romance-Se supone que no deberías estar seduciendo a tu jefa...-. Le dijo, con respiración entrecortada al notar como el hombre que la tenia acorralada contra la pared de la sala de juntas adentraba una mano bajo su falda. - No...-trató de detenerlo-alguie...