+Capitulo Extra

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Él iba subiendo las escaleras después de una larga noche trabajando en la oficina varias horas después de la que debió haber salido y llegar a casa. Le había avisado a su esposa que llegaría un poco tarde pues intentaría adelantar el trabajo de ambos que pronto debían entregar.

Como todas las noches, pasó por la habitación de sus dos bebés que pronto se convertiría en la de tres, pues al día siguiente de esa manifestación de malestar que ella había experimentado, corrieron a un hospital a confirmar que Novalee, llevaba otro bebé en su vientre con cinco semanas de gestación. No pudo haberse puesto mas feliz pues, después que la conoció a ella el tener una familia numerosa se convirtió en su primer objetivo.

Cayden dormía en el segundo piso de la cama, pasó una mano por su despeinado cabello castaño claro y sonrió enternecido al ver lo grande y fuerte que se hallaba, el tiempo pasaba muy rápido y ya tenía a un pequeño hombresito bajo su mismo techo al cual pensaba educar de la misma manera que fue él educado. Por otro lado estaba Jonah, había mostrado gustos diferentes a los de su primer hijo en cuanto a pasatiempos y deporte favorito, incluso en la actitud, pues debía admitir que se parecía mas a su hermano Dante que a él mismo en cuanto a eso.

Se preguntaba si Dios lo bendeciría con otro hombresito, aunque prefería no esperar nada y aceptar el sexo que su creador decidiera.

Salió de ese cuarto sintiendo que había cumplido una misión, la suya quedaba a dos habitaciones de las de ellos con un cuarto de baño de por dentro, pues sabia que si los ponía mas cerca no dejaría a sus hijos dormir, pues si había algo que amaba era el sonido de los gritos de su esposa llenando la casa, claro, cuando estaban solos.

A penas abrió la puerta su maletín cayó al suelo al igual que su mandíbula, pues no le sorprendía lo que veía frente a sí porque ella le había dado uno que otro indicio de que lo castigaría por quedarse hasta medianoche a trabajar y no atenderla. Tenia que admitir que el embarazo lo favorecía en cuanto a eso, y era que su hambre de él aumentaba en considerables proporciones. Claro que, cuando se trataba de cambios de humor, sentía la necesidad de mudarse incluso del país.

Estaba frente a él en la cama, acostada boca abajo totalmente desnuda y dándole la mejor vista que podría haber tenido alguna vez. Su trasero estaba estratégicamente posicionado para darle la vista perfecta hacia su sexo y por uno de sus costados, uno de sus grandes pechos sobresalía.

Bruno corrió al baño y remojó su cara con agua fría, necesitaba calmarse o la follaría justo allí, en esa posición. Aunque ahora que lo pensaba no le sonaba mala idea, ella ya lo había despertado a él haciéndole sexo oral, él podía hacer lo mismo, solo que, al revés.

Se desnudó rápidamente y se colocó a orillas de la cama, lentamente la arrastró hacia la orilla de modo que su boca quedara cerca de su miembro. Cuando lo hubo logrado, liberó su gran erección del bóxer y la dejó caer varias veces sobre su mejilla, sintiendo su piel caliente. Una de sus manos viajó hasta su pecho izquierdo y lo tocó, mientras pasaba su erección por sus labios que estaban húmedos. Poco a poco fue separándolos hasta quedar a medias dentro de su boca y empezar a moverse lentamente, su respiración seguía tranquila aunque estaba moviendo su lengua dentro, acariciando su miembro y haciéndolo sentirse en el cielo.

Parecía que debía jugar un poco mas rudo para despertarla, así que la volteó sobre su espalda sin salir de su boca y alargó su mano para introducir un dedo en su interior. Sus dientes apretaron ligeramente alrededor de su polla y notó que lo estaba logrando, así que aumentó su velocidad por ambos lados.

Ella abrió los ojos, fueron directo hacia él y sonrió como una niña traviesa para succionar levemente su miembro dentro de su boca y luego sacarlo.

Aquí  y Ahora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora