39 - El intercambio.

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No, no, no, no.

Mi muñeca no.

Caminé de un lado a otro en la sala. Lancé la mesa del centro del sofá que impactó contra el minibar sobresaltando a todos.

¿Dónde mierda estaba Dante?

Marqué su número por enesima vez pero no contestó.

- Bruno tienes que calmarte - dijo mi madre a lo lejos pero todo era en vano. Tanto ella como los familiares de Novalee habían intentado calmarme pero ¿Quién está calmado cuando un loco se llevaba a tu mujer embarazada?

La puerta se abrió y Dante entró por ella con las bolsas y el dinero, sin pensarlo dos veces me lancé hacia él , tomándolo por la camiseta.

- ¡¿Por qué tardaste tanto?! - le grité, él me miró con furia e intentó safarse de mí.

- Y te calmas con una mierda, son diez putos millones no dos dolares así que vamos a ver si recuperas la compostura o te la devuelvo yo.

Lo solté y le arrebaté la bolsa, no estaba para sermones.


- Hay que llamar a la policía - opinó Gretta, todos giramos hacia ella.

- ¿Estás loca? Pueden matarla - contesté, Tanner y mi padre me dieron la razón asintiendo.

- ¿Qué Pretenden? - inquirió Faith - ¿Dárselas de héroe sin saber a quienes se enfrentan siquiera? Denle el puto dinero y él se las devolverá.

Mallory se puso de pie - A ti nadie te pidió tu opinión - escupió.

Dante fue el siguiente en hablar - Aunque parezca loco, la rubia tiene razón. Hay que llamar la policia y emboscarlo.

- Tengo un mal presentimiento de todo esto - dijo Gretta, haciéndome perder la paciencia.

- Aqui nadie va a hacer nada. Él lo dijo muy claro, nada de policía involucrada ¡ Novalee corre peligro junto al bebé! - grité, mi pecho subiendo y bajando bruscamente -. Voy a llevar el puto dinero a la dirección que él me dio y punto.

Dante puso una mano en mi hombro - Yo voy contigo hermano.

Asentí, Kendall se puso de pié - Yo también.

Tanner y mi padre hicieron ademan de pararse pero mi hermano los detuvo - Ustedes no, ya están viejos y oxidados.

Los susodichos lo miraron mal, tomé la bolsa con el dinero y las armas, encaminandome al auto.

Mi madre me interceptó antes de llegar a la puerta.

- Cuidense mucho por favor - pidió, se acercó a mi frente y la besó -. Sino están aquí en dos horas llamaré a la policía.

Ella abrazó a mi hermano y esperamos a que Skylar dejara ir a Kendall. Tomé la chaqueta y subí al auto, mi hermano a mi lado y mi cuñado atrás. Lo puse en marcha luego de introducir la direvcion al GPS y media hora después, ya estabamos aparcando en una vieja granja justo unos metros a las afueras de Brooklyn.

Dallas estaba allí de pié, vestido de negro con arapos andrajosos, lucía desaliñado y loco, tenía un arma en la mano y estaba solo.

Bajé del auto antes que cualquiera y me abalancé sobre él, impactando mi puño sobre su cara repetidas veces, cayó al suelo conmigo encima y no me detuve hasta que alguien me jaló por detrás.

Dos hombres armados hasta los dientes bajaron de una camioneta negra, alejándonos de Dallas.

- ¡¿Dónde está mi hermana?! - gritó Kendall intentando pasar pero aquellos gigantes hombres no lo dejaban pasar, Dallas sangraba y yo Sonreí satisfecho, tratando de mantenerme calmado.

- Les daré esa información cuando tenga mi dinero, antes no - respondió él y me dieron ganas de pegarle con el portafolios hasta matarlo - ¿Tienes mi dinero Salvatore?

Sostuve el portafolio y se lo entregue a uno de los hombres, Dallas no podía contarlo todo pero al menos hizo señas a los tipos para que se alejaran.

- ¿Dónde está Novalee, Dallas? - pregunté, él por alguna extraña razón rio a carcajadas.

- Tu muñeca está en la granja, no pueden entrar hasta que yo me haya ido.

Observé la distancia, eran algunos veinte metros hasta allá desde el prado hacia la granja, lo que le daba a Dallas tiempo suficiente para irse. De todas maneras, yo estaba aquí por mi muñeca y si se iba a o no, me daba igual.

- Toma tu puto dinero y largate - espetó Dante, yo luchaba con todas mis fuerzas por no echarme a correr ni dar un paso en falso porque él estaba loco y cualquier cosa podría pasar.

No sabía porqué confiaba en que Novalee estaba en la granja, su palabra no debería tener ningún tipo de credibilidad pero aunque arriesgaba a que él se fuera con el dinero y no me la entregara, algo dentro de mí me decía que corriera por ella.

Antes de que Dallas cerrara la puerta de su auto, nosotros ya estabamos corriendo hacia de la granja, sudados y jadeantes empujamos la puerta, tratando de pasar los tres a la vez por ella. Algo andaba mal...

Revisamos la casa de punto a punto y no hallamos nada ¿Nos había engañado? Un instinto me hizo mirar a todos lados mientras estaba parado en el pasillo entre la sala y la cocina, una puerta, justo al lado de un viejo refrigerador oxidado.

- ¡Aquí! - grité, no sabiendo bien si alguien me había escuchado, entré y bajé las escaleras como loco, tropezando de vez en cuando por lo oscuro que estaba.

¿Qué olía tan mal?

Se escucharon pasos por las escaleras y uno de los chicos encendió una linterna. Cuando lo hicieron, deseé que no lo hubiesen hecho porque lo primero que vi fue un charco de sangre.


- ¡No! - grité y salté los últimos escalones, ella estaba allí en el suelo, postrada y sangrando por las piernas.

- Muñeca... Muñeca no... ¡Muñeca! - grité, tomando su cabeza entre mis manos, más sangre. Sus rostro estaba totalmente pálido y tenía los ojos cerrados.

Dios, el bebé.

- ¡Mi hermana! - rugió Kendall y lo escuché forcejear -. ¡Sueltame Dante, mierda!

Se arrodilló junto a mí, lágrimas picaban sus ojos - Preciosa - jadeaba, quitandomela de las manos - Mi amor tienes que abrir los ojos, el bebé, sí, hazlo por él.


- Hay que llamar una ambulancia - farfulló mi hermano, al borde de un ataque de nervios, la luz se encendió y mi hermano jadeó horrorizado, aquí había un muerto.



- Hay que sacarla de aquí, hay que llevarla a un hospital y llamar la policia - dijo.

Me agache junto a ella y la intenté cargar, no importaba cuanto pesaba, entre Kendall y yo la sacamos de ese sótano y la llevamos a rastras al auto.

Diez largos minutos hasta el hospital mas cercano y ya la llevaban en una camilla. Se alejaron y sentí mi alma salir del cuerpo y alejarse con ella, caí de rodillas al suelo cuando se la llevaron lejos de mí, estaba débil y casi no tenía pulso eso dijo el doctor, pero aquello no fue lo que me impactó de lleno sino lo que dijo cuando le pregunté por el bebé.

- Dudo que haya sobrevivido.

Aquí  y Ahora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora