34 - Infierno

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Subimos al auto luego de despedirnos de todos, estaba mas que feliz aunque un poco mareada y con unas ganas terribles de hacer pis.

- ¿ Estás nerviosa? - escuché que me preguntó y entonces me di cuenta de que estaba apretando mucho su mano y dando golpecitos con el pie al piso del auto.

- Quiero hacer pis.

- ¿Otra vez?

Resoplè - No es mi culpa de que mi vejiga ya no aguante un vaso, busca un súper mercado y detén el puto auto para que pueda orinar.

Me giré hacia él que no respondía y noté que me estaba mirando muy sorprendido, creo que me había pasado.

Rei nerviosamente - Lo siento cariño, las hormonas.

Si había algo peor que el embarazo era ser la pareja de una embarazada, tenía que aguantarlo todo, en serio, todo.

Nos detuvimos en un pequeño supermercado y pedí que me dejaran pasar a su baño, el señor que me atendió era muy agradable y hasta me regaló papel higiénico porque en el baño no había.

Cuando terminé, fui a agradecer al señor, no sin antes tomar un bote de Nutella de los estantes, una bolsa de papitas, chocolate blanco y crema batida.

- ¡Bruno! - lo llamé, él estaba parado frente a las revistas -. Cariño paga estas cosas para tu chica.

Aletee las pestañas y él rodó los ojos pero bien que lo vi reprimiendo una sonrisa.

- ¿Nunca te cansas de comer?
- inquirió.

- Ni que comiera corriendo.

- ¿Leiste eso en una imagen?

- Sip.

Reímos, el señor de la caja nos miraba divertidos y empezó a cobrarnos las cosas, después de pagar unos cuantos dólares, al fin ya estabamos devuelta al auto.

- Estos tacones me están matando ya - me quejé, alcè las piernas al asiento y me los quité.

- No deberías usar tacones, ya sabes por el bebé.

- Cariño es temprano aún, además éstas cosas yo las manejo bien.

Él rió por lo bajo - Tengo que cargarte siempre en la entrada de la casa.

- Es un camino de piedras Bruno, nadie puede pasar por ahí en tacones de aguja sin desnucarse.

Giró en un semáforo y me removí un poco en el auto.

- A mi me gusta tu estatura, ¿Por qué usas tacones?

Quizás esto sea tonto, pero me sonrojé y ahora estoy sonriendo como idiota a la vez que lo miro, abrí la boca varias veces para responder pero nada salió, entonces mi móvil sonó.

Salvada por la campana.

Fruncí el ceño al ver que era Kendall, pulsé contestar y el aire quedó atascado en mí al escuchar sirenas y su respiración forzosa por el micrófono.

- No-Novalee - jadeó él, Bruno tuvo que ver algo en mi rostro porque detuvo el auto.

- ¿Kendall? ¡¿Què pasa?! - grité, mis manos temblaban con el móvil en la mano y mi estómago rugía de los nervios.

- Es Bellamy Publishing - hizo una pausa -. Han incendiado la bodega.

Así como película dramática, el móvil resbaló de mis manos, fui vagamente consciente de que Bruno lo tomó y gritó algunas cosas para luego poner el auto en marcha.

Apretó mi pierna y me llamaba pero lo escuchaba lejano, mis oídos se taparon de repente y recostè la cabeza de la guantera para ver si el aire fluía a travez de mis pulmones.

Puta mierda, tenía que ser la jodida bodega, donde estaban todos los malditos pedidos por entregar, esto iba a arruinarme.

Con un chirrido el carro de detuvo y a pesar de tener mis ojos cerrados pude ver la luz a travez de ellos, abrí los ojos y observé como las últimas llamas eran apagadas por los bomberos, abrí la puerta e intenté correr allí, pero Bruno me detuvo.

- Muñeca - forcejee - Muñeca escucha, no puedes ir allí, ese humo te hará daño.

- ¡No me importa! Debo hablar con los bomberos y ver qué provocó el puto fuego. - rugí, llamando la atención de más de uno de los que se encontraban mirando la escena al otro lado de la calle.

- Cariño ellos van a venir a tí, eres la dueña legítima por eso te traje.

Me aferré a él hundiendo mi cabeza en su cuello, su aroma evitaba que inhalara el olor a plástico y papel quemado impregnado en el aire.

- Novs...- escuché a alguien hablar detrás de mí y me giré para encontrarme a mi hermano en pijama detrás de mi.

Solté A Bruno y salté literalmente sobre él, ya estaba llorando como loca cuando me atrapó y empezó a acariciar mi cabeza.

- Tranquila pequeña que no hubo mucho daño - intentó tranquilizarme pero decir que no hubo mucho daño era ser muy optimista -. Ya el jefe de bomberos viene hacia acá, ven hablemos con él.

Sorbí por la nariz con toda la elegancia que una mujer hormonal y despeinada se podía permitir y sin soltar a mi hermano tomé a Bruno de la mano para hacerlo parte y lo acerqué a mí, él besó mis nudillos y me dio un suave apretón.

- Buenas noches - saludó el señor, era alto y moreno, ojos creo que café y semblante duro, su cara estaba sucia al igual que su traje y el olor a quemado con él tan cerca era mucho mas intenso ahora.

- Buenas noches ¿Puede decirme que diablos le pasó a mi empresa?

El señor se sorprendió ante mi tono brusco pero esto era algo que no había pasado nunca y ahora más que asustada o nerviosa estaba cabreada, muy cabreada.

- Novalee...- me reprimió mi hermano pero lo ignoré.

El señor carraspeó - Después de apagar el fuego mis unidades ante incendios entraron a revisar empezando por el sótano que justamente está debajo de la bodega - asentí, yo ya sabía eso -. Encontraron una gran fuga de gas.

Negué con la cabeza repetidas veces - Tengo gente que de encarga de eso, chequean cada quince días ese gas que es el que da a la cafetería - me crucé de brazos y le clavé la mirada -. No pudo producirse una fuga así como así.

- Si tan solo me dejar terminar señorita Bellamy...- dijo él en tono bajo, como si buscara paciencia donde no la hay.

- Bien, vaya al grano pues.

Él respiró profundo antes de hablar - El tubo que tenía la fuga es grueso, es resistente y así como usted dice una fuga no podía producirse así como así.

- Ajá.

El señor se puso rojo de la ira contenida, si pudiera me golpearía.

- El tubo tenia una abertura que, fácilmente se puede ver que fue hecha con un objeto contundente.

- Eso quiere decir que...

- Sí, el incendio fue provocado.

Aquí  y Ahora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora