30 - Las mentiras tienen patas cortas...

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Después de haber salido del hospital y haber hecho unas paces con su madre, Novalee subió al auto de Bruno quien la llevó a su casa directamente, alegando que no la quería perder de vista ahora que llevaba un bebé suyo en el vientre.

Pasaron dos días en los que visitaba a su padre mientras estaba dormido, porque no estaba muy segura sobre su reacccion si despertaba y la veía allí,  realmente estaba asustada.

—   Bruno   —  lo llamó, removiéndolo ligeramente para que despertara  —. Tenemos que ir a trabajar.

El gruñó, frunciendo el ceño y apretando los ojos, ella se puso de pié negando divertida y le arrancó la sabana, caminó hacia la ventana y la abrió, donde el sol que estaba asomándose ya, le dio directo a la cara.

Él se sentó en la cama, gruñendo y bufando como un niño que no quiere ir a la escuela, ella caminó hacia él y se subió a su regazo haciéndolo caer de espaldas contra la cama. Besó su cuello y su mejilla con barba de tres días que ella admitió, le encantaba verle.

—  Buenos días   —  murmuró ella en su oído  y dejó otro beso, el la tomó de la cintura para luego subir sus manos a su espalda y envolverla en un abrazo, dejó un beso en su frente y se puso de pié con ella aún rodeándolo.

Caminaron hacia el baño juntos y se ducharon, claro, después del "Sexo Mañanero" como él  le llamaba. 

—   Hoy tenemos una reunión con los japoneses del proyecto del hotel que van a inaugurar  —  murmuró ella, mirándolo por el espejo mientras ponía rímel en sus ojos y él se cepillaba los dientes a au lado. —   También debemos revisar las vallas publicitarias de los cigarillos Marlboro, la nueva cerveza de manzana verde y la película esa nueva también de Tom Cruise, todas son para entregarlas dentro de tres días.

Él escupió y enjuagó sus dientes  —  ¿Luego de eso podemos venir a casa para así poder besar a mi novia todo el día?  —  preguntó, ella vio por el espejo que él sonreía.

Negó con la cabeza   —  No cariño, después de eso, debemos contarle de mi embarazo a Dante y Mallory, lo prometiste.

Bruno hizo un puchero pero terminó asintiendo, se acercó a ella y la tomó de la cintura para pegarla a él que aún estaba en una toalla alrededor de su cintura, ella enredó sus brazos alrededor de su cuello y se puso en puntillas para besarlo.

Él chupó su labio inferior con ternura y ella adentró su lengua en su boca  para profundizarlo, mordió suavemente el labio de Bruno y él hizo lo mismo, fueron poco a poco bajando la velocidad hasta que culminaron con cortos picos húmedos.

Ella le sonrió  —  Me gusta estar aquí y poder tener de estos besos cuando quiera  —  musitó y le dio otro beso   —  Te quiero.

Bruno rosó su nariz con la de ella —  Te quiero muñeca.

El día  fue un poco más largo de lo planeado y a las seis de la tarde ya estaban conduciendo a casa en el auto de Bruno con Dante y Mallory siguiéndolos en el suyo.

—  ¿Cómo crees que se lo tomen?  —  ella preguntó, él continuó trazando círculos con su pulgar con una mano, mientras conducía con la otra.

—    Creo que Mallory te matará por no habérselo contado aún y mi hermano talvez haga un escándalo de los suyos.

Ella rió. La forma de ser de Dante le gustaba, era un muchacho tan liberal y pacífico, infantil sí, pero eso no le afectaba a nadie porque no dejaba de ser agradable, él sería sin duda, uno de los tíos favoritos de su bebé.

Aquí  y Ahora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora