49 - Aquí y Ahora (Final)

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Las luces del lugar eran bastantes, Novalee había decidido casarse de noche porque quería hacer algo quizás un poco por fuera de lo convencional. Además de que, quería muchas luces como las había, visualizaba el lugar alumbrado, los invitados con trajes de noche divirtiéndose, pero en sus imaginaciones, no había nada siquiera similar a lo que ahora veía.

Había un sendero que conducía al altar, adornado con lámparas a los lados en el suelo, todos los árboles y plantas del jardín estaban iluminados, sillas color blanco perla con adornos dorados y al final, justo sobre el altar, un roble rodeado de luces color dorado.

Entonces ahí esta a él. Parado allí, con la mirada fija en ella mientras la musica sonaba, a pesar de que estaban a distancia, podía perfectamente divisar el brillo de adoración en sus ojos. Sonrió.

Tanner se acercó a ella, besó su mano y antes de conducirla donde su futuro esposo, empezó a hablar.

—  Mirate mi amor  — observó su hija de pies a cabeza, orgulloso de saber que esa hermosa mujer él la había procreado. Mujer que hoy sellaría su vida con un hombre que, aunque al principio temía que ese día llegara y que su hija le fuera arrebatada, hoy no podía estar más feliz por ella al saber que aquel hombre la amaba con locura — Estás hermosa.

Novalee sintió sus mejillas calentarse, no era casual que su padre le dijera esas cosas, para ella significaban mas de lo que alguien se podría imaginar — Gracias papá, tú también estás muy guapo.

Él negó — No sabes lo feliz que me hace verte realizada mi amor — expresó —. Aunque no te lo diga muy a menudo pero estoy orgulloso de que seas mi hija Novalee.

La rubia sintió sus ojos humedecerse, estaba tan sensible ese día que por lo más mínimo creía lloraría, trató de alejar las lágrimas para así no arruinar su maquillaje, le sonrió a  Tanner y dijo:

—  Yo también estoy orgullosa de ti papá, de tu cambio para bien, del nuevo viejo Tanner que todos aman.

Ambos rieron, se sumieron en una pequeña conversación de cinco minutos que tenía al novio al borde de un ataque nervioso, ya quería que su mujer llegara al altar y así poder casarse, ya quería el apellido Salvatore en ella también.

Al verla, sintió su corazón hundirse, es que si siempre creyó que ella era una reina, hoy no le quedaba la menor duda. Ese vestido blanco tan hermoso que no ocultaba ni un poco de su hermosa figura lo estaba volviendo loco, en esos cinco minutos ya se había imaginado mil maneras de como quitárselo y hacerle el amor como Dios manda, como si ella tuviera la culpa de ser tan hermosa.

Al fin se pusieron en posición, la vio borrar una lágrima de su mejilla y sonreír con la vista al frente.  Los invitados se pusieron de pié, Cayden, con su pequeño smokin en brazos de Gretta empezó a aplaudir junto al resto y lanzó un gritillo de emoción cuando su madre le pasó por el lado y le lanzó un beso.

A un paso de él y no lo podía creer, de cerca estaba mas hermosa. Dios, es que no aguantaría a que diera el sí para besarla, la necesitaba, la amaba, la deseaba.

—  Te entrego a mi hija — dijo Tanner, soltando el brazo de Novalee y ofreciéndole su mano —. Te la entregué feliz  y enamorada; si eres un hombre sabio sabrás mantenerla así por siempre.

Bruno aceptó gustoso la mano de su amada, besando sus nudillos para luego guiñarle un ojo a Tanner — No tiene que decirlo.

Su mujer lo miró, él a ella, ambos se miraron y era como verse por primera vez. Se dieron cuenta, que hasta ese momento aquel amor seguía ahí en iguales proporciones y que si había alguna diferencia en él, había sido por aumento, no por disminución.

Aquí  y Ahora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora