Capítulo 2

35.5K 2.7K 299
                                    

Capítulo 2: "Café."

SAVANNAH:

Caminaba por las calles de Schiltach, un pequeño pueblo ubicado en el suroeste de Alemania, en el corazón de la Selva Negra. Nos habíamos mudado aquí hace apenas unos dos años y ya conocía a todos los pueblerinos de aquí.

El ruido de mis zapatos hacía eco sobre la acera, mientras trataba de cubrir mi cuerpo con una capa negra y mi cabello con un pequeño gorro de lana.

Entre a mi habitual café y vi a varios de mis alumnos con sus apuntes estudiando y charlando.

Había tomado un cargo como profesora de historia del último año en la pequeña preparatoria de aquí.

Tome mi mesa como siempre y pedí mi café habitual mientras me perdía en algunos de mis pensamientos.

Mi vida había cambiado mucho en estos 11 años, pero había tomado un mejor rumbo o al menos eso quería creer. Me había costado mucho separarme de Marcus y aún lo extraño pero en estos años había podido colocar mi mente en blanco y hacer todo lo que un día me propuse.

Sonreí de lado al saber que había podido acabar con Robert, me había llevado un tiempo pero ahora él ya era cenizas.

Maximus estaba bajo mi absoluto poder y cada día iba muriendo cada vez más lo que me acercaba a mi felicidad:

Estar en el lugar donde pertenecía, con mi familia.

Se podía decir que era ¿feliz? Presupuesto que no, nunca podría serlo hasta acabar con Maximus y volver a casa.

No había perdido contacto con Bestian, Génesis y Aisha. Cada mes le enviaba una carta, aunque hubiera sido más fácil una video/llamada, pero era más discreto de éste modo.

Sabía todo lo que ocurría en mi manda y una vez por año aparecía por la manada a ver como estaban, pero siempre los vigilaba de lejos.

No me había perdido como mi hija había crecido, una vez que Aisha pudo sacar el hechizo de crecimiento que tenía había podido crecer como una niña normal hasta los veinte años, luego de allí envejecías un año cada 200 años. Toda una eternidad.

- Me alegra verte aquí querida, habías desaparecido estas últimas semanas - me saluda Bob el dueño del lugar extendiendo mi café puro sin un gramo de azúcar -, lo de siempre.

- Gracias, ya sabes mucho trabajo. - me excuso, aunque en verdad había estado encerrada en mi casa arreglando unos problemas.

- Te entiendo - sonríe -, te dejo y cuídate.

Bebo mi café mientras leo la última carta de Bestian.

Querida Savi:

Me alegra que cada vez quede menos para que puedas volver a casa. Ya te extrañamos, no nos fue suficiente verte hace un año atrás en las vacaciones, aunque sólo pude verte yo.

No ha pasado mucho por aquí, Samantha sigue igual de grande (te dejo una foto de ella en el otro sobre) sigue dudando de la "muerte" de su madre, hace un tiempo encontraron una foto tuya junto a mí y Pía te ha reconocido diciendo que ha tenido sueños contigo.

No tienes que preocuparte por nada le he dicho que eras una vieja amiga de la familia.

Marcus sigue igual que siempre, ya lo habrás visto el año pasado cundo nos visitaste, no es el mismo desde tu partida. Aunque no lo recuerde.

Como lo repito siempre me parece mucho que hayas tenido que borrarle la memoria a todos, pero ha sido tú decisión y la respetamos.

Samantha sigue con sus prácticas junto a Marcus, es una niña con muchas poderes y un fuerte carácter (igual al tuyo) me hace acordar a cuando nos conocimos. Estábamos pensado que para sus dieciocho le entregaríamos tu carta, queremos tu opinión.

Génesis sigue igual de histérica y más con el embarazo, ya entró en el segundo mes, así que quedan dos meses y medio más y tendremos a la nueva integrante de la familia (amaría que sea una niña así de loca como Génesis, aunque si saliese niño lo querría de igual manera)

Esperamos con ansias tu próxima carta.

Con amor Bestian y flia.
Te amamos.

Sonreí de lado al leer la carta y luego tomé el otro sobre en donde estaba Samantha junto a Pía las dos haciendo morisquetas.

- Sabía que estarías aquí. - escuche la voz de Johan, un amigo.

- Me has encontrado. - sonreí inclinando mi cabeza para que tome asiento en frente mío.

- ¿Harás algo en la noche? - preguntó mirándome con sus peculiares ojos avellanas. Johan era un joven muy lindo a decir verdad; ojos avellana al igual que su pelo, largas pestañas y una muy linda sonrisa.

- No lo creo. - bebí un sorbo de mi café.

- Celina quería saber si querías ir a cenar hoy con nosotros y Jasper.

Celina es la esposa de Johan y Jasper es su pequeño hijo de apenas 5 años, los había conocido luego de ayudarlos cuando se habían quedado parados en la carretera.

- Me encantaría, justamente hoy Amelia tiene el día libre así que me vendrá genial que alguien me cocine.

- Perfecto, te esperamos a las ocho. - dejó un beso en mi mejilla - No nos falles.

- Nunca. - le guiñé un ojo y luego vi como salía del café.

Me quede unos minutos más bebiendo mi café mientras esperaba a que llegue Hanna.

- Hola querida. - me saluda mi vieja amiga.

Hanna es una hermosa hada o ser de luz, que protege a los humanos, su misión es que cada uno tenga el destino que le tocó vivir.

- Pensé que no vendrías, te he pedido un café como a ti te gusta - me sonrió - ¿Me has traído lo que te pedí?

- Gracias. - aceptó el café y luego me miró con sus inquisidores ojos grises - Y en cuanto a tu pedido he averiguando algo, la joven se llama Lara y vive en Argentina, se trasladó luego de lo sucedido. Maximus la convirtió y ella juro vengarse pero nunca volvió.

- Entiendo... ¿Podrías buscar más información? Sé que tienes contactos allí, quiero que Maximus pague por cada uno de sus actos.

- Entiendo, aunque no esté de acuerdo y sea un ser de luz lo que implica paz, quiero que él sufra por todas las muertes. Lara es una de las pocas jóvenes que han quedado vivas y que Maximus convirtió.

- Lo sé - limpie mi boca con una servilleta -, y gracias por tu apoyo. - le sonreí.

- Siempre. Además estoy en deuda contigo, gracias a ti que has encontrado a Daniel, mi hijo, luego de que Maximus me lo arrebatara.

Hanna y Maximus habían tenido una historia, Hanna era una joven primeriza y se enamoró de él pensando que pondría cambiar su actitud pero Maximus sólo se aprovechaba de ella, como de todas. Un día Hanna lo dejó, pero al poco tiempo al enterarse que Hanna lo había cambiado por otro, Maximus tomó venganza y le arrebató a su hijo, Daniel.

Gracias a Aisha pudimos localizar a Daniel luego de unos años en una tribu de África y al encontrarlo se lo devolvimos a Hanna.

Por alguna razón Maximus siempre hacia lo mismo.

- Bueno cariño si eso es todo tengo algunas cosas que hacer... - se levanta de su asiento.

- Claro. ¿Quedamos mañana para almorzar?

Hanna se despide con un beso en la mejilla y luego sale del local, me quedo unos minutos más y luego pido la cuenta.

Salgo del local con todos mis papeles y sin previo aviso chocó contra un fuerte pecho haciendo que todos mis papeles vuelen por el aire.

- Disculpa...

Mi corazón da un brinco y un vacío se instala en mi corazón al escuchar aquella voz.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora