Capítulo 01.

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Capítulo 01: "Ya nada es igual"

11 años más tarde...

— ¡PAPÁ! — Marcus escuchó el fuerte grito de Pía que venía bajando las escaleras.

Su no tan pequeña hija, ahora una adolescente de 16 años lo volvía completamente loco, ya que siempre tenía que andar repartiendo alguna que otra paliza a los hombres de la manada los cuales veían a Pía como toda una hermosa mujer.

— ¿Qué pasa cariño? — preguntó mirando sus mismos ojos verdes en el rostro de Pía.

— ¡Es que ya no la aguanto! — gritó exasperada haciendo raras señales con sus manos.

— Píaaaa. — respondió su padre sabiendo a dónde se dirigía aquel tema.

— Todos estos años la he tenido que aguantar Padre — apretó sus puños dejando su pequeña carita roja como un tomate —, ella no es mi madre, Cassandra sólo me dio la vida y nada más, pero ella se empeña en arruinar todo. — los nervios de Pía aumentaron, había tenido que soportar a la que se hacía llamar "madre" cuando en verdad ella sabía que la había abandonado para seguir con su vida.

Pero Pía siempre tuvo la imagen de una chica joven, rubia y con ojos azules como los zafiros, que en verdad si la trataba como una madre debía hacerlo. Esa chica que había estado al lado de su padre y con la que tenía sueños, pero por más que le preguntase a alguien sobre ella nadie sabía nada, ni su padre con el que la había visto en muchos de sus recuerdos.

Un día había ido a la casa de su tío Bestian, un vampiro muy amigo de la familia, ya parte de la manada. Hurgando sus cosas junto con Samantha; su mejor amiga y "sobrina" de Bestian, ambas encontraron una foto en donde aparecía esa mujer rubia junto con Bestian y al preguntarle quien era por el parecido con Samantha, él había dicho que era una vieja amiga y que ahora estaba muerta, aún recuerda como sus ojos al nombrar que era su mejor amiga se llenaban de melancolía y nostalgia, pero luego les prohibió volver a hurgar entre sus cosas.

Desde aquél día, Samantha y ella habían dejado de preguntar quién era, aunque la duda seguía en ellas.

— No hables así Pía, ella es tú madre te guste o no. — le reprendió, pero su hija en ningún momento le bajó la cabeza, sino que seguía retándolo con la mirada.

Odiaba retar a su hija, pero ya estaba cansado que lo único que se escuchara en la aquella casa en donde vivían sean sólo gritos de Cassandra con quien no llevaba una buena relación, a pesar que ella se le vivía insinuando.

— ¡Estoy harta! — gritó levantando su cuerpo de la silla en frente al escritorio de su padre — Ella sólo quiere arruinar mi vida, quiere que sea una puta como ella, si tú no estuvieras aquí juraría que me hubiera dejado en un orfanato o incluso me hubiera vendido. — tomó algo de aire y luego enfrentó los ojos verdes de su padre que la miraban con asombro — ¡Y estoy harta de ti! — ahora gritó sabiendo que aquellas palabras le habían dolido tanto a él como a ella — Estoy harta de que te quedes encerrado todo el día trabajando, que llegues a casa a la madrugada y siempre con olor a alcohol. ¿Es qué piensas que no lo sé? Escucho cómo peleas con todos, cómo lloras, ya no eres el mismo y tú lo sabes bien, sabes que estás vacío y que algo te falta pero te niegas a pararte y buscar aquello que te haga feliz. Cuando vuelvas a ser mi padre me buscas.

Diciendo aquellas palabras Pía dio media vuelta y desapareció de la oficina de su padre, claro que le había dolido haberle dicho todo aquello, pero ya estaba cansada. Ella sólo quería a su padre, aquél que vivía sonriendo y que ahora sólo parecía un muerto en vida.

Marcus sólo se quedó allí sentado en su sillón mirando fijamente la pared, llevaba 11 años viviendo una vida solitaria y vacía. Él sabía que ya no era el mismo de hace unos años pero nunca había sabido el por qué.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora