Capítulo 17

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Savannah:

— ¿Qué haces aquí? — pregunté, escéptica.

Me miró por varios segundos y luego una amplia sonrisa se formó en sus labios.

— Necesito hablar contigo.

— No hay ninguna razón por la que tengamos que hablar, puedes ir marchándote.

Su sonrisa creció aún más y luego de hacer un ademan con su mano dio un paso más al frente, a lo que yo retrocedí otro.

— Tampoco me agrada estar aquí, pero deberías invitarnos a pasar, hay muchas cosas que debes saber.

Miré sobre su hombro y unos grandes ojos verdes me miraban intrigados, el joven que la acompañaba tenía rasgos que se me hacía muy conocidos, poseía un cuerpo estructural y era alto, de cabello castaño. Era un vampiro con sangre original, joven, no debía tener menos de treinta años.

— No sé qué te traes Sierra, pero estas agotando mi paciencia.

— Déjame pasar y lo sabrás.

— ¿Por qué dejaría pasar al perro faldero de Maximus, y a un completo extraño?

— Tengo un mensaje de parte de él.

Si esto era una trampa mi libertad se acabaría aquí, estaba completamente sola con un vampiro original y otro que manejaba a la perfección el combate. Maldecí la hora en la que le dije a Dominic que quería estar sola, y me golpeé mentalmente al elegir vivir lo más alejada de la civilización.

— Eso me convence aún menos — rodeé mis ojos, aburrida por su inútil insistencia —. La verdad es que no me gustaría matarlos, yo te creé Sierra, y el joven que te acompaña parece tener toda una vida por delante.

— No venimos aquí para nada de lo que estás pensando — habló, por primera vez el joven vampiro —. Tenemos un mensaje de Maximus, pero estamos del mismo lado.

Entorné mis ojos con desconfianza, su voz parecía sincera y los ojos de Sierra me mostraban absoluta franqueza. No me fiaba de ellos, mucho menos de Sierra, ella era una espada de doble filo.

— Para que yo te crea necesito comprobarlo por mí misma — asintió sin rechistar y se acercó hasta quedar a menos de un metro de mí, lo único que nos dividía era el marco de la puerta.

Animae et mentis — susurré cuando sus ojos verdes quedaron fijos con los míos. Busqué en su mente algún tipo de indicio de que me estaba mintiendo. Luego de haber sido invadida por miles de recuerdos y sentimientos, despegué mí vista de la suya y parpadeé varias veces intentando recomponer mis fuerzas —. Pueden pasar.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora