Capítulo 16

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SAVANNAH:

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SAVANNAH:

— ¿Es eso solamente lo que tienes?

— Llevo corriendo más de una hora — se quejó tras mi grito —, ¿podemos parar?

— Puedes parar de correr, pero quiero tres series de cien abdominales y sentadillas.

— Debe ser broma — afirmó mientras sus ojos verdes me miraban esperanzados. Al ver que no lo decía en broma se dejó caer en césped, cerrando sus ojos.

— Vamos, Samantha. Hace dos semanas que estamos entrenando y no llegas a completar la rutina.

Y no mentía, hacía dos semanas que era su entrenadora y debía decir que mi hija era un fisco para los entrenamientos; Samantha no tenía resistencia y mucho menos concentración. Lo bueno de todo esto es que todos los días pasábamos gran cantidad de tiempo junta, lo cual fortalecía nuestro lazo. Lo malo era que todos los días debía morderme la lengua para no decirle que era su madre.

— Ya te dije que con Bestian no hacíamos todo esto.

— Y no me sorprende, tu tío es un asco para cualquier tipo de actividad física. ¿Por qué no le pediste ayuda a alguien más? — me miró unos instantes, luego de haberse sentado.

— No tengo a nadie más... mis tíos son los único que tengo — hizo una pausa —. También tengo a Pía y a su papá... pero no me gusta molestar a Marcus, él siempre me apoya en todo lo que puede y ya hizo demasiado queriéndome como una hija.

Pestañé un par de veces por su confesión. Ella se sentía sola, y yo sabía perfectamente lo que era la soledad. La culpabilidad llegó de una manera arrasadora a mí; yo no había estado con ella, debí acompañarla, hacerle saber que no estaba sola. Y me culparía de eso toda la vida.

— Quiero que sepas que jamás debes sentirte sola — le sonreí de manera forzada —. Sé lo que se siente, y tú, a diferencia de mí, tienes a personas que te aman y te apoyan. También debes saber que porque tus padres no te criaron o no están junto a ti, eso no significa que no te hayan amado.

Levantó su cuerpo y caminó con una gran sonrisa hasta quedar parada frente de mí, después de mirarme por unos segundos, envolvió sus en un reconfortante abrazo.

— Sigamos entrenando.

[...]

— ¿Y a qué se debe esta reunión? — preguntó Dominic, quien se encontraba a mi lado —. Si sabía que íbamos a festejar, traía alcohol... aunque tengo unos porros en casa, puedo ir a buscarlos.

Bestian, Génesis y yo reímos por su comentario. Estábamos todos sentados en la sala de la casa de Aisha, ella nos había reunido para dar un anuncio importante, y estaba segura que era algo malo porque su rostro se encontraba serio.

El timbre de la casa sonó interrumpiendo nuestras risas, Aisha se levantó y fue a abrir la puerta tras dedicarme una última mirada. Dominic pegó su cuerpo al mío y quitando los mechones de cabello susurró en mi oído: — A ese olor a perro lo conozco.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora