Capítulo 10

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SAVANNAH

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SAVANNAH

— Entonces — hizo una pausa mirándome sorprendida por mis palabras — ¿le dejarás ir así, tan fácil?

— Yo... no lo sé.

— Me parece que no estás pensando bien las cosas y te estas dejando llevar nuevamente, creo que tienes más de lo que piensas por perder.

— Él no quiere saber nada de mí.

— Aún — me corrigió —. Tal vez un poco de espacio no les haga mal, dale unos días y después intenta explicarle. Yo creo que Marcus entenderá que todo esto fue para salvar a su manda y para recuperar a Samantha.

Lo pensé unos segundos, tal vez él si lo entendería, podría darle unos días y luego intentar hablar con él, después de todo ya no teníamos nada que perder en nuestra relación.

— Deja que aclare su mente, tú aclara la tuya y si después de todo él no quiere escucharte, entonces harás lo que se te venga en gana.

Era un buen consejo, y es lo que haría, daría un último paso. Podría caer a los brazos de Marcus o simplemente al vacío.

[***]


— No creo que esto se bueno — gritó una vos femenina en el medio del bosque.

Había pasado dos días desde mi llegada a la manada, dos días sin haber cruzado ni una mirada con Marcus, en verdad no había salido de la casa por el pensamiento de darle su espacio y en parte porque me aterraba la idea de cruzarme con mi hija.

No estaba lista para cruzarme con Samantha, no podía aparecer en su vida y decirle que era su madre, el miedo a que me rechace era mucho más fuerte que mis ansias por tenerla a mi lado.

Estaba caminando por el bosque, tratando de despejarme, cuando escuché varios ruidos y gritos provenientes de él.

— ¿Cómo quieres saber de lo que eres capaz sino lo intentas? — me acerqué escondiéndome detrás de un árbol para husmear.

En otro momento no me hubiese detenido para escuchar una aburrida conversación, pero algo llamó mi atención en sus susurros, tal vez el nerviosismo en sus voces o el simple hecho de que estaban en el medio del bosque un poco alejadas de la manada, era como si estaban por hacer algo que no debían.

— Bien, lo haré — afirmó la otra voz femenina.

Podía ver dos adolescentes dándome la espala mirando el lago, una era de una altura promedio con su cabello completamente rizado por debajo de sus hombros, y la otra era un poco más alta y de cabellera rubia un poco más delgada que la primera.

La joven rubia se puso de cuclillas y estiró sus manos hasta casi tocar el agua, en un rápido movimiento me trasladé hasta unos árboles que estaban en el lateral izquierdo para tener una mejor vista, podía ver el perfil de ambas chicas aunque no llegaba a detallar bien sus rostros.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora