Capítulo 12

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SAVANNAH:

Mis manos temblaron ante los nervios y cólera, la marca en mi hombro ardió con fuerza quemando mi piel. Mi mente no sabía cómo procesar lo que mis ojos veían, Marcus le comía, prácticamente, la boca a la pelinegra; ambos parecían muy gustosos el uno con el otro y por un momento creí que terminarían follando allí mismo. No sabía cómo describir como me sentía en ese momento, y sabía que no podía montar ningún drama porque no estábamos juntos, lo único que compartíamos era una conexión.

Fue uno de esos momentos en el que no medí la fuerza que estaba aplicando cuando sostenía mi trago y en cuestión de segundos se quebró en mis manos, el ruido de los cristales no fue tan fuerte, pero si lo suficiente para llamar la atención de las personas a mi alrededor.

Tal vez fue el sonido de los cristales, o simplemente mi vista quemando su espalda, pero Marcus se giró levemente chocando sus ojos verdes con los míos, pareció sorprendido al verme allí y cuando hizo el amague de levantar su cuerpo la delgada mano de la mujer lo tomó, impidiéndoselo.

Aisha apareció a mi lado impactada por mi mano sangrando, el desastre de cristales y hielos esparcidos sobre la mesa, fue en ese momento cuando el camarero se cercó apresurado.

— Lo siento, lo pagaré — me disculpé, aun apretando la herida de mi mano la cual no era muy grande, pero al no haber consumido sangre en unos días, tardaría en sanar.

— Debe acompañarme, así le vendamos esa herida.

Iba a resistirme, después de todo sanaría por sí solo, pero Aisha me dedicó una mirada en la que prácticamente me obligó a ir. Seguí al camarero a uno de los baños para empleados, no puede evitar sentir la mirada penetrante de Marcus en cada uno de mis movimientos.

— Siéntate donde te sea más cómodo — indicó, una vez que entramos al baño. Me senté sobre la mesada del lavabo mientras él rebuscaba en el botiquín, su ancha espalda se contraía en cada movimiento y por un momento me olvidé del ardor en mi hombro. Se dio la vuelta regalándome una amplia sonrisa, en sus manos cargaba gasas y alcohol —. Lo único que hay aquí es alcohol, así que te arderá un poco.

Quise reír por sus palabras, pero mordí mi lengua asintiendo con mi cabeza. El camarero se dedicó a limpiar y vendar mi herida mientras yo me mantenía inmóvil en mi sitio, cuando terminó me guiñó un ojo y no se despegó de mí.

— Ni siquiera te quejaste — susurró golpeando su aliento mentolado en mi rostro, sus ojos color cielo me miraban fijamente esperando alguna reacción de mi parte —, eres muy hermosa.

Iba a contestarle pero la puerta se abrió con fuerza dejando ver el cuerpo tenso de Marcus del otro lado, por inercia empujé con ambas manos el cuerpo del camarero y me bajé de un salto del lavabo.

— Perdón, creí que estos eran los servicios públicos — mintió descaradamente Marcus dándole una mirada fría al joven.

— Quedan en la otra dirección — explicó el camarero a mi lado, sin darse cuenta que si las miradas matasen, él ya estaría tres metros bajo tierra. Marcus me miró con una pizca de rabia en su mirada, luego asintió y se giró dejándonos solos una vez más.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora