Capítulo 11

14.4K 1.2K 163
                                    

SAVANNAH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

SAVANNAH

— ¿Y cómo te sentiste?

Quería decirle que ella no era mi psicóloga, porque en verdad me sentía como en una sesión privada, pero sin embargo le sonreí.

— Ya te dije que bien, Aisha.

— Me preocupo por ti.

— Lo sé, pero las cosas marchan bien, ayer conocí a mi hija en persona, fue asombroso tenerla tan cerca.

— ¿Le dirás que eres su madre?

— Por ahora no, quiero que se acostumbre a mi presencia, tal vez empiece tratando ser su amiga.

Me miró por unos segundos y siguió arreglando sus frascos; estábamos en su casa, mientras ella acomodaba todos sus libros y especias, yo estaba sentada a su lado hurgando en todas sus cosas.

— Esto huele bien — le indiqué señalando un pequeño envase con algún tipo de hierba seca.

— No la huelas mucho, es un alucinógeno — me quitó el envase y lo colocó en uno de los estantes —. Me parece bien que no quieras agobiarla de inicio, pero creo que deberías decírselo antes de que alguien se te adelante.

— Hablé con Bestian, a partir del lunes le daré las clases de control de elemento, será una manera de estar cerca de ella.

Aisha continuó acomodando sus cosas mientras parloteaba sin sentido, luego un pequeño detalle vino a mi mente así que me vi con la necesidad de interrumpir su divagación.

— Ella tiene ojos violetas — meditó mis palabras tratando de encontrarle sentido —, Samantha.

— Oh si, solo cuando utiliza alguno de sus poderes.

— Nunca había visto algo así.

— Ni nosotros, nos sorprendimos mucho la primera vez que lo vimos.

— ¿Irás a la fiesta? — pregunté cambiando de tema, mientras ojeaba uno de sus libros.

— Sí, Marcus la organiza todos los años para unir un poco más a la comunidad, es divertido. Deberías ir.

— No quiero invadir su espacio.

— Iremos y no hay escusas — su sonrisa se extendió un poco más, como si acabase tener la mejor de las ideas —, y deberíamos salir hoy.

— No me gustan tus ideas, siempre sucede algo.

— Vamos a ir al bar de la ciudad, te relajaras y te emborracharás.

Puse mi peor cara ante su idea absurda, no tenía ganas de salir y mucho menos ir a un lugar atestado de humanos, la última vez que fuimos de copas fue en Alemania y no terminó muy bien.

— Sabes que no puedo emborracharme.

— Finges — se encogió de hombros encantada ante la idea —, anda que la última vez estuvo genial.

Recuérdame. [SIMM #2.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora