El Gran Despertar

Prólogo

Tiara, era una joven de 17 años, que vivía con su familia en una vieja granja a las afueras en San Petersburgo. Una noche entraron unos monstruos a su casa matando así a toda su familia excepto a ella y a su hermano mayor, Mike,que desapareció misteriosamente .Tiara se escondió en un agujero secreto de su cabaña que le permitió sobrevivir, pero pudo presenciar todo lo que ocurría el interior de su casa,aunque no haya visto bien quienes fueron aquellos monstruos, pudo escuchar los chillidos de su familia mezclados con unos grandes aullidos.

A Tiara le costaba no gritar y decidió taparse la boca con sus manos temblorosas para que sus llantos no la delataran. Mientras tanto, a través de una pequeña rendija pudo ver un pelaje negro azabache y, a continuación, escuchó lo que reconoció como aullidos.
Pasado un rato, salió de su escondite, atemorizada. ¿Aquellas bestias seguirían aún cerca?
Una vez fuera observó que todo había llegado a su fin.

Tenía miedo de lo que me iba encontrar , sospeché que nada bueno.

Pasó un rato salí de mí escondite atemorizada de que aquellas bestias estuvieran aún ahí.

Una vez fuera observe que todo había pasado y de que manera.

Sentí un dolor profundo ante la imagen de ver a mis padres que yacían en el suelo completamente descuartizados, había sido una carnicería.

Ante esa horrible situación no pudo contener las arcadas que le producían toda aquella visión, y con eso llegaron la lágrimas.

Poco después me di cuenta, de que en medio de toda esa carnicería no se hayaba el cuerpo de mi hermano Mike. Así que desesperada salí de la cabaña en su búsqueda con la esperanza de encontrarle con vida aún.

Seguí unas pisadas humanas que me llevaban directamente hacia el bosque, y cuanto más me adentraba en el aquel bosque más oscuro veía todo.

-¡Mike!-gritaba con desperación.

-¿Dónde estas?- dije con más desesperación que antes.

De repente unos fuertes aullidos me sorprendieron de tal manera que decidí correr como alma que lleva el diablo, en busca de algún refugio o cabaña donde resguardarme, y pronto divisé una cabaña a lo lejos.

Sentí que algo o alguien me pisaba los talones. Así que aceleré el ritmo pero sin más me resbalé con algo y me golpeé la cabeza perdiendo la consciencia.