Capítulo 13: Tamara

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Despierto cuando siento mi cama moverse, y veo a una enfermera empujándola hacia la salida.
-parece que es hora.-comento cansada.
-así es, solo te daremos un buen sedante y despertaras en unas seis horas.
-¿le han avisado a mis amigos?
-claro, firmaron la autorización, pero se fueron por una urgencia, dijeron que volverían mañana para verte.
-bien.- cierro los ojos y me acomodo en la camilla. Para cuando los abro estoy en la sala de operaciones, veo a distintos doctores, y uno de ellos me guiña un ojo.- esto será sencillo Jessica, simplemente cierra los ojos y no pienses en nada, lo sentirás muy rápido.
-bien.- el doctor me coloca una aguja larga en el cuello, después siento el líquido disolverse, y cierro los ojos.
La situación se tornó muy rara, cuando los abrí de nuevo, no solo estoy viendo a los doctores preparar sus instrumentos... me estoy viendo a mí, dormida y sin mover un solo dedo, aparentemente estoy sedada al cien porciento. Pienso en las posibilidades de que los chicos me tomen como una loca después de contarles esto. Probablemente solo sea un sueño, o probablemente esté delirando, pero me siento real, dudo que esto sea un sueño. Miro de reojo cuando uno de los doctores me inserta un bisturí en el costado, y lo siento a carne viva, el dolor es insoportable, y me cuestiono por que la anestesia no es efectiva, aunque el dolor persiste no tengo ninguna herida así que me levanto y me acerco a uno de los doctores, pero nadie me hace caso, nadie se dispone a verme, en cambio siguen con la cirugía e insertan un separador de piel para despejar el área, no puedo más y me caigo junto con una mesa de instrumentos quirúrgicos .
-¿Es que no ven que no estoy sedada?-pregunto gimiendo.
De repente caigo en la cuenta de que la paciente no soy yo, y como un muerto viviente mi madre se levanta de la cama.
Su piel se vuelve escamosa y sucia, sus dientes están destruidos y su cabello parece un estropajo.
-oh, Jess. ¿Es que no ves que yo tampoco lo estoy?- su voz es tan diferente que casi no la reconozco, y lo que lo hace más traumático es su sonrisa de placer.
Me quedo pasmada, pero me retuerzo segundos después cuando uno de los doctores le saca un hueso roto.
-¡ahh!-Gimo agonizante.- ya basta... por favor.- la última palabra la digo a sollozos.
-Paren...-todo se vuelve borroso y no veo más que sombras, antes de desmayarme.

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Grito asustada al despertarme de nuevo en la camilla del mismo cuarto de hospital.
Frustración
Desesperación
Ansiedad.
Todos esos sentimientos mezclados en un abrir y cerrar de ojos, hacen que grite más y más hasta que mi garganta se desgarre.
Varias enfermeras entran en la habitación y me sostienen contra la cama.
-Respira y cálmate.-me indica una de ellas.
Cierro los puños tan fuerte que me clavo las uñas, y eso me indica que probablemente esta vez sí esté despierta.
Escucho la máquina que registra en ritmo de mis latidos acelerarse, me calmo y respiro hondo, pienso que sería mejor si me calmase y luego pienso de nuevo en mi madre, o aquella cosa...
-¿Mejor?-me pregunta la misma enfermera.
Siento como mis labios tiemblan y estoy casi segura de que se me cortará la voz al responder, así que solo asiento afirmativamente.

El hecho de haber visto a la versión masoquista de mi madre muerta es demasiado, pero lo peor es que ya no puedo diferenciar la realidad de la fantasía, cualquiera sabría que esto pasará de nuevo, y no será más breve. Cada vez irá empeorando más.

Acaso ¿Me estoy volviendo loca?

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Pasó exactamente un día desde aquella pesadilla. E dormido pocas horas, pues tuve insomnio y lo agradezco, ya que cada que duermo me topo con una pesadilla más.
Una enfermera me ha traído el desayuno. Gelatina y fruta. Me siento en un costado de la cama y recargo mis codos en mis piernas mientras la enfermera pasa los alimentos de la bandeja a la mesita pequeña a un lado de mí.
-¿Te sientes mejor después de la cirugía?
-¿Cirugía?-pregunto con la voz muy ronca.
-¿No lo recuerdas? Ayer te hicieron la operación, y fue exitosa, te recuperarás muy rápido.-me dice y guiña un ojo, después sale de la habitación y cierra la puerta.
Me levanto rápidamente y la cierro con seguro.
Alzo mi camisón hasta las costillas y visualizo una venda rodeándome de la cintura para arriba.
La confusión se apodera de mí, y no puedo pensar.
-Está bien Jessica, estás bien.-Me digo a mi misma. Maldigo cuando me doy cuenta de que estoy teniendo un ataque de pánico. Me recargo en la cama y por alguna razón pierdo el equilibrio, pero no me caigo y aprovecho para apoyarme en la pared. Escucho que alguien toca la puerta.
-¿Jess?- Es Adam, y por su tono de voz está sonriendo.
Me acerco a la puerta y trato de abrirla pero para mi mala suerte se atasca inexplicablemente. La forcejeo pero es inútil, y mi respiración se acorta cada vez más.
-Jess, abre la puerta.- dice Adam golpeando la puerta más serio.
-No... puedo.- comento como asmática. Me siento y me recargo en la puerta, encojo las piernas y meto la cabeza entre ellas, pero sigo sin poder respirar. Veo a Adam asomarse por una de las ventanas del cuarto, así que me acerco y me recargo en ella con la cara gacha mientras Adam busca mi mirada.
Niego con la cabeza, y me alejo de la ventana esta vez más desorientada, ya no puedo escuchar a Adam, pero veo que golpea la ventana para llamar mi atención. Me apoyo en mis rodillas y me quedo quieta, alguna vez leí que aguantar la respiración podía parar un ataque de pánico, así que lo hice, y una vez que mi respiración volvió con escases, me senté en el suelo, esta vez más aliviada.

No noté cuando Adam pudo entrar a la habitación, estaba muy ocupada tranquilizando el temblor de mis manos y labios.

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Dos horas después:
Adam me insistió en que comiera una vez tranquila, ambos sabíamos que mientras lo hacía, y mientras platicábamos yo estaba ida... o inconsciente.

Cinco horas después: Un doctor ingresó al cuarto y me hizo unas cuantas preguntas, reviso mi pulso y uso su típica lamparita para los ojos. Minutos después Adam y él conversaron fuera del cuarto.
-Lo siento, pero es necesario.- le escuché decir al doctor.

Siete horas después: Me levanté de la cama para hacer algo, así que comencé a escribir nuestro siguiente movimiento hacia Jeff. Adam entró y se me quedó viendo por unos segundos, después se sentó a un lado de mí y borró un garabato de Jeff, el cual después corrigió con una mejor cara y un mejor cuerpo haciendo que se viera más realista.
Planeamos todo el día hasta que me quede dormida.

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Despierto con los brazos de Adam rodeándome, me escabullo hasta quedar libre de ellos. Me meto al pequeño baño y me desvisto para tomar una ducha.
Minutos después salgo y tomo una toalla para secarme el cabello, me pongo la bata de hospital y salgo del baño. La puerta del cuarto se abre, y de ella surge una chica alta, de pelo lacio y negro, de tez morena y ojos oscuros.
-Buenos días señorita Jessica.
-Bueno días, ¿se le ofrece algo?-pregunto frunciendo el ceño.
-Bueno, he venido para comenzar nuestra primera sesión.-hace una pausa y estira la mano para saludarme, la acepto y la estrecho suavemente.- Soy Tamara, tu psicóloga.
Doy un paso atrás y miro a Adam, el cual ya está despierto y me mira preocupado pero noto en su mirada que él sabe de lo que está pasando aquí.
-No pedimos ninguna psicóloga.- le digo tratando de sonar educada.
-Tamara, ¿Nos disculpas un momento? Te veremos en el despacho.-le pide Adam a Tamara.
-Claro.- dice Tamara tratando de evitar la discusión que se avecina, y cuando sale de la habitación comienzo.
-No necesito una psicóloga.-sentencio y me siento de nuevo en una de las sillas frente del escritorio que contiene nuestros planes.
-Lo sé, pero los doctores lo recomendaron.-comienza Adam en tono de disculpa.-dijeron que es necesario porque eres... "irregular"
-¿Irregular? ¡Por dios Adam, claro que soy irregular! Mato personas, asalto bancos, y aun así no necesito una psicóloga.-le digo levantándome de la silla.
-No grites.-me ordena.
-¡No estoy...!-dejo de gritar y bajo la voz.- No estoy gritando.
-No ya no.-dice suspirando.- escucha, sé que odias estar en un hospital y créeme que yo también, pero si quieres salir de este maldito lugar, vas a tener que hacer lo que esos malditos doctores te ordenen y así poder irnos, y ser malditamente felices.- cuando termina, me toma del brazo y no me resisto, así que me levanto y él me lleva fuera de la habitación, caminamos por un pasillo, hasta llegar a una puerta con el nombre de Tamara Harper.
Adam abre la puerta, y nos encontramos con Tamara escribiendo en unas hojas.
Adam me mira y me da un beso en la frente, pone su boca cerca de mi oído.- Te quiero, pero ambos sabemos que el estar aquí es una pérdida de tiempo, solo has lo que te diga y saldremos pronto de aquí, lo prometo.- finaliza con otro beso en la mejilla.
-Estaré en la cafetería.- dice en voz alta.
Asiento y cierro la puerta cuando Adam se aleja por el pasillo. Miro a Tamara y ella me ofrece un asiento.
<Has que termine rápido> ruego en mi mente.



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