Capítulo 18: ¡Qué vida!

6 3 0
                                    

Adam y yo nos sentimos culpables por dejar a los chicos limpiando y guardando en recipientes la comida sobrante, ellos también habían comido... solo que separados de nosotros para darnos nuestro espacio. Decidimos ayudarles a limpiar y más tarde me encontraba en el auto de Adam, en los asientos de atrás se encontraban Deborah y John, discutiendo acerca de armas y aunque me extrañó el amplio conocimiento de Deborah acerca de armas sonreía cada vez que ambos subían la voz y Adam hacía muecas al igual que yo, pues nuestros oídos retumbaban cada que gritaban.
-¿Cuánto apuestas a que estos dos terminaran juntos?-me pregunta Adam en voz baja y sonriendo de lado.
-Estoy de acuerdo.-le digo asintiendo.-pero si quieres apostar yo diría que en unos... dos meses-le sigo el juego a lo que Adam niega rotundamente con la cabeza.
-Un mes.-me dice seguro.
Me encojo de hombros y extiendo una mano para cerrar la apuesta, Adam sonríe y la estrecha sin apartar la vista de la carretera.
-¿Cuál es el premio si gano?-me pregunta mientras alza las cejas curioso.
-Haré lo que me pidas por un mes, sin importar lo ridículo que sea. Y si yo gano será lo mismo.-le digo despreocupada.
-Bueno... ¿Sin reglas?-pregunta divertido.
-Sin reglas.-afirmo sonriente.

La carretera tiene dos carriles del mismo sentido, pero es tarde y al ver un auto rojo acelerando para estar exactamente a nuestro costado me hace sospechar. Miro hacia atrás y no veo el auto en el que va Ethan, Eleonor y Ana.
Antes de que lo alerte Adam acelera el auto. Meto mi mano entre mi cintura y la costura de mis shorts y saco un arma. Cuando vuelvo a mirar el auto rojo noto que los vidrios de este se bajan, dejando ver a un rubio de ojos verdes, me guiña un ojo al verme y cuando visualiza a Adam su sonrisa desaparece y su mirada de vuelve severa. Noto un movimiento en sus ojos que me deja ver que es lo que intenta hacer.
-Abajo.- Advierto a todos y cuando me obedecen unas cuantas balas pasan por encima de nosotros, Adam pisa el acelerador lo más que puede, mientras que yo disparo junto con Deborah y John hacia el auto rojo.
No hay nadie detrás de nosotros así que Adam pisa el freno y mientras va de reversa y se da la vuelta en unos cortos movimientos John maldice.
-Sal de la carretera, nos toparemos con otro auto.-dice John señalando a un auto azul marino que se dirige a nosotros a toda velocidad.
-No, tengo un plan.- dice acelerando en dirección contraria hacía donde el auto azul nos chocará.- Jess, dispara al frente y agáchate, John y Deborah cúbranos atrás.
Todos nos ponemos en nuestras posiciones, bajo mi ventana y comienzo a disparar al parabrisas de aquel auto azul, cuando este se rompe logro ver a una chica con una metralleta sentada en el asiento del copiloto.
-Díganme que tenemos algo mejor que una metralleta.- les hablo a gritos para que me escuchen entre tantos disparos.
-Hee...-Comienza Deborah.- Ten esto.-me entrega una escopeta. Antes de que la tome John le quita la escopeta y me da un fusil.
-Oh... este me encanta.-le digo sonriendo, miro a Adam y a pesar de que noto su irritación él sonríe verdaderamente ante mi confesión.
Cuando dirijo de nuevo mi vista al auto azul me agacho un poco cuando saco mis manos y el fusil por la ventana.
Disparo a sus neumáticos con mucha puntería, y antes de que la chica pueda dispararme con aquella metralleta que tanto envidio me agacho y disparo a su brazo para que no pueda apuntarme más.
-Están fuera de combate.- le indico a Adam.
-Abróchense los cinturones.-nos ordena Adam, y en cuanto da un giro brusco con el volante para no chocar con aquel auto azul de nuevo encaramos al auto rojo, a diferencia de nuestro parabrisas el de ellos está roto gracias a los disparos que recibió por parte de Deborah y John.
Estamos como a diez metros de distancia y el auto rojo se detiene antes de acercarse más. Adam lo provoca pisando el acelerador y haciendo que el motor suene, Rojo avanza hacia atrás para crear una distancia más grande entre nosotros y así poder avanzar con más velocidad.
Segundos después Rojo y nuestro auto hacían sonar sus motores para en algún momento pisar el acelerador y estamparse.
Adam aprieta el volante con fuerza mientras que me agarro de mi cinturón y con la otra mano sostengo el fusil.

Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora