Capítulo 33: El último plan

6 2 0
                                    

Cuando conocí a Jeff se veía admirable, traje y corbata, sonrisa confiable, y un aroma que no te cansas nunca de oler. Antes de su aparición en mi casa con un arma, mis padres y él eran buenos amigos, Jeff y mi padre estaban en un proyecto ejecutivo, mamá nunca me hablaba de él cuando preguntaba, ya que ella decía que era muy pequeña para entenderlo y que sería una pérdida de tiempo explicar cosas que a veces ni ella misma podía entender. Nunca volví a preguntarle a ella, sin embargo quería saber más cosas, a veces le preguntaba a Ben si sabía acerca de en qué maravilloso proyecto trabajaban nuestro padre y el amigo de la familia, Ben no lo sabía y tampoco le importaba. Un día, cuando decidí que quería saberlo, le pregunte a papá.

-Es algo confidencial.- me contesto tomándome de los hombros y sonriendo.
-No entiendo.
-Ya lo entenderás, Jess.- y se fue, dejándome con más dudas, más preguntas que no se iban a responder nunca.

Pasaron unos cuantos años. Mi madre nos hacía la merienda a las cinco de la tarde, papá estaba por llegar, pero Ben notaba inquieta a mamá.

-¿Estás bien ma?- le preguntó mientras yo me sentaba en la mesa para esperar la merienda.
-Sí, es solo que tu padre lleva un poco de retardo.- contestó inmersa en sus pensamientos.

Ben me miro y luego miro de nuevo a mamá.- lleva dos horas de retraso, ¿y si lo volvió a hacer?- preguntó mi hermano indignado.
-No.- lo cortó mamá. Ben se alejó de ella enojado y me tomó del brazo.
-Vamos al patio trasero.- me ordeno.

Papá tenía un mal hábito, un muy mal hábito. Bebía cuando se sentía agobiado por algo, Jeff lo acompañaba a las cantinas y juntos ahogaban sus penas en el alcohol, papá no era adicto a la bebida, pero cuando llevaba acabo su mal hábito, se volvía violento, hacía y deshacía en donde quisiera, no le importaba a quien o a que lastimara, pero al día siguiente volvía en sí y se disculpaba con mamá, Ben ya no lo soportaba y yo... bueno, yo solo vivía otra historia más acerca de un alcohólico y una esposa sumisa.

Ben me llevaba al patio trasero y jugaba conmigo, mientras que mi padre llegaba a casa y rompía cosas, insultaba a mamá y se quedaba dormido, mamá nos iba a recoger al patio trasero y con un asentimiento de cabeza Ben sabía lo que mamá le pediría a continuación.

Ir al sótano y dormir ahí, por si acaso a papá se le ocurría despertar y volver a insultar a mamá y de paso, a nosotros también.

Pero Ben se cansó de eso, y no hizo caso a mamá, así que los dos nos íbamos a dormir a nuestras camas, una a lado del otro...

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Después de jugar una partida de golf con los Korlov, John invitó un almuerzo en un restaurante cerca del campo de golf. Jeremy no estuvo en el campo de golf pero llamó a su madre durante el almuerzo.

-Era Jeremy, está ocupado y no puede llegar.- lo disculpa la señora Korlov.
-Ese chico es esperanzador.- comenta Jeff.- Pero es un buen partido Jenn.- me guiña un ojo, a lo que me ruborizo y sonrío educada.
-No es la primera vez que escucho maravillas de él.- digo exigente.
-¿Te impresionan?- pregunta la señora Korlov.
-Cada hombre es diferente ¿no?- evado su pregunta y tomo un sorbo de mi jugo de naranja.
-Pues yo opino que cada hombre es único, algunos son más idiotas que otros.- comenta Deborah, solo ella, la señora Korlov, Jeff y yo reímos.
-O, tal vez a usted señorita, le atraigan los idiotas.- comenta Jeff educado.
-Tal vez.- suspira Deb.

John se incomoda y Adam lo mira gracioso.

-¿Tu qué me dices viejo?- le pregunta Adam sonriente.-¿alguna chica por complacer?- lo molesta.
John guarda silencio y niega con la cabeza, pero sorpresivamente responde.- Hay una.- y sonríe, Deborah no capta la indirecta, así que Adam y yo somos los únicos en entender.

Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora