Capítulo 16

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Durante el camino no miré afuera, y cuando lo hacía veía a los demonios en cada cruce de calles, en cada semáforo y en cada esquina.
Me limité a mirar a Adam mientras conducía.
-¿Estás bien?-me pregunta cuando se da cuenta de mi atención puesta en él.
Ésta vez me giro completamente hace él.
-¿A dónde vamos?-le digo con una sonrisa en la cara.
-Adivina.-me dice sonriendo un poco.
-Hum... veamos, son las once de la mañana, es sábado y el clima es soleado.-hago una pausa para pensar.- ¿Bolos?- Adam niega con la cabeza.- ¿Playa?- niega de nuevo con una sonrisa pícara.- ¿Parque?- Adam hace una mueca y sonríe de nuevo.
-Cerca.-comienzo a pensar y luego me doy cuenta de lo que planea Adam.
-Ni lo pienses guapo.-le incrimino nerviosa.
-¿Lo has captado?-me pregunta esta vez riéndose y alzando una ceja.
-No me subiré a una montaña rusa ni loca.-le digo cruzándome de brazos, pero no lo dejo de mirar, porque si lo hago... los Demonios reaparecen.
Adam no habla, y solo se dispone a guardar silencio y estacionarse en uno de los lugares disponibles frente al parque de diversiones, desde lejos se podían ver las ruedas de la fortuna y las gigantescas montañas rusas.
No le tengo miedo a las alturas, pero jamás me he subido a una montaña rusa, y como es de esperarse estoy más nerviosa que cualquier otra cosa.
Adam me abre la puerta del auto, esta vez no le sonrío.
-No lo haré.-le digo segura.
-Claro que lo harás.-me contradice con una sonrisa en la boca, tan encantadora que no me puedo negar, pero aun así me lo pienso antes de ceder.
-Bueno, pero si vomito en tu regazo no será mi culpa.- al decir esto Adam suelta una carcajada, contagiándome.
-Podré soportarlo.-me dice cerrando la puerta y tomando mi mano, para después dirigirnos al interior del parque, no hay mucha gente, pero aun así todos los juegos están encendidos.
Ahora lo sé, es sábado y son las once, a estas horas no hay gente y el clima es soleado, lo que significa que las personas están en la playa o en el parque. Vinimos aquí porque Adam sabe de mi fobia a las personas en masa. Vaya que es considerado. Le acaricio la mano con mi pulgar mientras aún estamos tomados de la mano como un gesto de cariño.
Adam me sonríe dulcemente.- ¿Ves todos eso juegos?-me pregunta esta vez mirando hacia arriba y tomando dos boletos de la caseta.
Asiento y él se detiene mirándome pícaramente, después alza una ceja y pasa su brazo por mi hombro.-Subiremos a cada uno de ellos.
Al escuchar su petición me carcajeo nerviosa.- Estás loco, pero acepto.-le digo pasando mi brazo por su cadera, y mientras caminamos hacia uno de los juegos miro todo el parque de diversiones. Es lindo. Es lindo solo cuando no hay gente.
-Dos por favor.-le indica Adam a uno de los asistentes en el parque, este nos da un pequeño boletito a cada uno y nos deja pasar.
-¿Una montaña rusa?-le pregunto alzando las cejas, Adam asiente y vuelve a sonreír.-¿Atrás o adelante?-me pregunta, todos los lugares están disponibles, y tenemos la libertad de escoger.
-Bueno, si nos sentamos atrás me causará migraña, si nos sentamos en medio será demasiado aburrido, pero si nos sentamos adelante vomitaré sobre ti lo cual es perfecto pues mi vómito estará lleno de karma, lo cual se presta para la ocasión ya que me has traído aquí y ahora te podré embarrar de karma.
-dirás vómito.-dice sonriendo de lado. Asiento y me adelanto para subirme al frente, me pongo el cinturón de seguridad y espero a Adam para que haga lo mismo.
-Oh no puede ser.- digo en tono preocupado.
-¿Qué pasa?- me pregunta con los ojos muy abiertos.
-Amo esa playera.-le digo jalándosela un poco del pecho.-lástima que la tengas que tirar a la basura a causa de mi Karma.- Adam baja la guardia y vuelve a sonreír.
-Dirás tu vómito.-vuelvo a asentir y sonrío.
De repente el carrito en el que estamos comienza a moverse por los rieles de la gigante estructura de la montaña rusa.
Suelto un bufido, aferrándome a mi cinturón de seguridad.
-Aquí vamos.-dice entre risas Adam.

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Cuatro horas más tarde estaba en el baño. Adam me sostenía el cabello mientras yo me ocupaba de vomitar.
Cada vez que pensaba que ya había acabado, otra arcada me venía y volvía a vomitar. Escuché en ciertas ocasiones la risa de Adam, pero no le preste atención, a mí también me producía gracia la situación, aunque no podía reír por el vómito siendo expulsado de mi organismo.
Cuando por fin deje de vomitar me puse derecha mientras aceptaba un pedazo de papel que Adam me ofrecía, y mientras me limpiaba, una sonrisa asomo de mi boca, luego se convirtió en una risa y segundos después me encontraba riendo con Adam en el baño de mujeres, mientras que un intendente nos miraba confundido.
-Ya nos hemos subido a la mayoría de los juegos, me sorprende que no hayas vomitado todavía en mí.- me dice Adam divertido.
-El karma viene cuando menos te lo esperas.-le digo sonriendo, después me acerco al lavamanos y comienzo a desinfectar mis manos con un poco de jabón.-vamos por algo de tomar.-le digo chasqueando mi lengua dentro de mi boca.- y después volvemos a jugar con los carritos chocones.-la frase la dije en tono divertido pero fue más una súplica de niñita que la sugerencia de una chica.
-¿En serio quieres ingerir lo que sea antes de subirte a otro juego?-Me pregunta Adam alzando las cejas mientras se mete las manos en los bolsillos de los pantalones.
-Te prometí que te regalaría un poco de Karma y eso haré.- le digo tomando sus mejillas con mis manos mojadas. Adam se limpia las mejillas húmedas en cuanto me alejo.
-Bueno.-dice encogiéndose de hombros y sonriendo, después pasa una mano en mi espalda para dirigirme a la salida.
Nos compramos unas malteadas en un pequeño puesto que es parte del lugar, Adam me obligó a sentarme en una mesita para que mi cuerpo no la rechazara.
-Es genial.-comenta Adam mientras se sienta enfrente de mí.
-¿Qué?-pregunto distraída en mi gaseosa.
-Esto, los juegos, las bebidas...- Lo miro de nuevo sonriente y asiento.
-Te hace volver a ser niño.- le completo.
-Exacto.
-¿Cómo es que...-Comienzo, pero soy interrumpida por un grito desgarrador proveniente de detrás de mí.
Adam mira hacia arriba, como me he familiarizado con el parque sé que dirige su mirada al juego más alto del lugar.
Abre la boca impresionado como si dijera un "Oh"

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