Capítulo 41: Fugitivo

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-¿Por qué no tú haces la cita la próxima vez?

-Aun así no sería puntual.
Tamara bromeaba conmigo mientras me guiaba a la "habitación de pruebas"
en donde me haría ciertos estudios que ciertamente no me molesté en escuchar.
-Es aquí.- Indicó y se internó en una habitación idéntica a las demás, pero con distintos aparatos. Uno de ellos consistía en una cama automática la cual estaba a punto de entrar en una especie de cabina circular.
Tamara me había dado uno de esos trajes de hospital que consistía en una delgada e incómoda pieza de tela blanca.
-Recuéstate en la cama.- indica y yo obedezco.- Esto puede tardar unas cuantas horas, pero yo estaré del otro lado de la habitación, si tienes que ir al baño es ahora.- Bromea y yo rio.
-No, creo que estoy bien.- contesto.
-Bien, te veo en unas horas.- sonríe y se va dejándome sola en la silenciosa habitación que se había puesto oscura y la única luz que me orienta proviene de la extensa cabina circular.
Tamara habla por el intercomunicador.
-Muy bien, Jessica. Necesito que te mantengas quieta y no te muevas mucho, comenzaremos con las radiografías, pero escucharas un golpeteo en la máquina, no te asustes. Todo está en orden.
Asiento a pesar de que sé que Tamara no puede verme y me mantengo calmada mientras los golpeteos que Tamara predijo se hacen cada vez más fuertes.

Adam

Deborah me aplica ungüento en los nudillos ensangrentados, mientras que Ethan se mantiene sentado a un lado de ella, vigilando que no ocurra una riña entre nosotros.
-¿Por qué le golpeaste a John?-preguntó molesta.
-Porque él y lo demás, incluida tú, no creen en que soy inocente de toda esta porquería.- Contesto cortante e ignoro una mirada de desaprobación por parte de Ethan. Pues antes de que Deborah entrara, Ethan me hizo prometer que no haría algo que despertara sospechas y me volvieran a encerrar injustamente.
-No es que creamos en John. Es que tenemos pruebas...
-Como sea, no son reales.- susurro molesto.
Deborah presiona con fuerza mis heridas y doy un pequeño respingo.
-Lo siento, pero en estos momentos lo que tú digas no vale.- La pelirroja me fulmina con la mirada.
-¿Y por qué lo que John dice sí es válido?
-Me dejo llevar por las pruebas, no por John.- Comenta antes de terminar con el vendaje en mi mano e irse. Cuando vuelvo mi vista hacia Ethan me encuentro con cierta decepción.
-No importa lo que digas, nadie va a cambiar de opinión hasta que tengamos pruebas de tu inocencia.- se levanta y suelta una respiración contenida.
Aprecio el apoyo de Ethan en todo esto y sé que después de que probemos que esto es un error, haré lo que me pida por unos cuantos días.
En cuanto a los demás, no sé si seguiré confiándoles absolutamente todo, unas buenas vacaciones sin ellos me vendrían muy bien. Lejos de todos y con Jess a mi lado, sería la primera vez que estoy en total paz, sin problemas de confianza y toda esta porquería que conlleva tener una gran familia.
-¿Me acompañas por Jess?- pregunto alzando las cejas cuestionante.
-¿Por qué?-pregunta sorprendido.
-Porque si salgo de aquí solo y sin decirle a nadie a donde voy, levantare sospechas.-Digo antes de salir por la puerta con Ethan detrás de mí.
-Cierto.- me sigue enérgico.- ¿Y a donde vamos exactamente?
-Al hospital. Jess fue a hacerse unos estudios.
-¿Está enferma?
-No... dijo que era algo sin importancia, deben ser cosas de chicas...-Lo evado.
-Genial.- sube al auto y yo me pongo frente al volante para dirigirnos al hospital.

Jessica

Tamara me saco de la cabina con sumo cuidado, tanto que me sorprendió su leve tacto, pero después me miro con cierta curiosidad.

-Ve a cambiarte, yo te espero.- indica y yo obedezco.
Una vez que termino de colocarme un corto short blanco, una blusa negra de cuello V y unos botines me encamino de nuevo a donde dejé a Tamara. -¿Trabajas Jess? ¿Algún pasatiempo?-Pregunta abriéndome la puerta de la habitación, para después comenzar a caminar por el laberinto de pasillos.
-Yo... estudio.- me encojo de hombros evitando su mirada.
-¿Te gustan las aventuras o eres más calmada?
-No lo sé.- niego con la cabeza.- ¿Por qué me preguntas eso?
-He sabido que chicos de tu edad hacen cosas extrañas por el simple hecho de poder impresionar. Pero tú no pareces de ese tipo y sin embargo...
Tamara me indico entrar a una habitación más, en la que había tres pantallas. En ellas se podían ver radiografías puestas sobre una lámpara rectangular. En otras la imagen de lo que supongo es mi organismo por dentro. Pero a simple vista noto una anomalía...
-¿Quieres explicarme?- Me cruzo de brazos.
Tamara se acerca a las pantallas y las mira detenidamente. Luego niega con la cabeza y se cruza de brazos, me mira algo extrañada y noto que reprime su impulso de hablar.
-Dejémoslo por hoy así. Mañana vas a tener que venir sin retrasos para que pueda explicarte con más precisión...
-No puedes decirlo ahora, ¿Es complicado? ¿Algo está mal?...
-No lo sé, aún. Pero te aseguro que mañana sin falta te tendré el diagnóstico completo.- Tamara me dedica una sonrisa educada y me acompaña a la salida.
¿Qué puede ser tan complicado como para que Tamara no encuentre la anomalía antes de un día?
-Hasta mañana, Jess. No faltes.- me recuerda.
-Claro que no.- le sonrío y salgo del hospital topándome con una serie de personas en silla de ruedas, camillas y a pie pero con yeso cubriéndoles partes del cuerpo. Hay sangre impregnada en las camillas que están utilizando. Enfermeras corren de un lado a otro por todo el hospital. Y una niña con una coleta de caballo y de tez clara, logra verme entre el caótico hospital. Es muy hermosa, con la nariz respingada y esos ojos miel me mira seria, lleva una bata de hospital y sostiene un carrito pequeño y alto que sujeta un suero.
-Hola.- me le acerco con una sonrisa en la boca.- ¿Estás bien?
La niña mantiene sus labios apretados sin decir una sola palabra.
-Me llamo Jessica, ¿Cómo te llamas tú?
-Karla.- habla por fin. Su voz suena muy ronca para ser natural.
-¿Estás enferma, Karla?
-Sí... mi mami dice que voy a mejorar.- se encoje de hombros tímida y se acerca más a mí. Me pongo de cuclillas y le acaricio el cabello.
-Una niña tan bonita no puede estar enferma.- frunzo el ceño, lo que hace a Karla sonreír.
-Escuche a la enfermera decir que tenía un tu... tumm...- Niega con la cabeza al no poder pronunciar lo que quería.- creo que tengo algo malo por donde respiro.- Señala sus pulmones.
¿Acaso se refiere a un tumor? ¿Tiene cáncer pulmonar? Pero es solo una niña...
-¿Te duele?-pregunto decepcionada.
-Sí.- cierro los ojos con resentimiento. ¿Cómo todo esto le puede pasar a una persona tan pequeña?- Me duele cuando toso, creo que la última vez que lo hice, mi mami se puso muy mal.- Karla se encoge de hombros sin saber la gravedad.
-¿No has vuelto toser?
Niega con la cabeza y sonríe.- Creo que esto mejorando, pero mami no deja de llorar.- Comenta esta vez con más tristeza.
-Bueno, eso es porque quiere que te pongas aún mejor. ¿Prometes tratar de estarlo?
Karla vuelve a asentir.
-Volveré aquí mañana, y quiero encontrarte...-Le hago cosquillas.- Más feliz que nunca. ¿Entiendes?
Karla suelta una carcajada.- Sí.
-Bien.- me levanto y le doy un beso en la mejilla antes de irme del hospital.
Por unos momentos pude sentir la mirada de la pequeña Karla. Pero sin saber con qué expresión.
Salgo al estacionamiento y me encuentro con Ethan y Adam en el auto esperándome.
Sonrío al ver que ambos se pelan por una bolsa pequeña de papas fritas.
-¡Oye yo la encontré!-le grita Ethan tratando de alcanzar la bolsa y arrebatársela de las manos a Adam.
-¡Pero yo te invite a venir en mi auto!- responde entre risas Adam.
Al llegar cerca de ellos, Adam me mira y deja de luchar con Ethan, quien se extraña ante la fácil resistencia de Adam, y pronto me miran ambos a mí.
Adam se aclaró la garganta y cambio su expresión por una más seria.
-¿Todo en orden?
-Yo...- mi voz suena ronca, por lo que me aclaro la garganta.- No, es decir sí. Bueno sólo... olvídalo.- subo al auto, y Adam lo hace avanzar extrañado ante mi actitud.
En realidad no sé cómo estoy. Y supongo que confundida no es una buena respuesta, Tamara tiene la última palabra y lo más probable es que no me guste lo que me diga.
-Jess estaba pensando que...- Ethan comienza. Pero el vibrar de mi teléfono lo interrumpe.
-Lo siento.- digo antes de contestar.-Diga.
-Están a punto de perder la partida, linda.
Pude escuchar la risa de Jeff del otro lado de la línea.
-Hijo de...
-Oh, no me digas así. Tú querías jugar ¿Verdad? Entonces espero que te diviertas.- Jeff colgó el teléfono y pronto mire a Adam con mi temperamento a punto de explotar.
-¿Dónde está John?
-En la estación de policía. Con Jeff.-contesta Adam.
-No. No, esto no puede ser.
-¿Qué?-pregunta Ethan.
-Ese infeliz, me llamó de su teléfono. Debe haber escapado...
Adam pisa el freno con fuerza, haciendo que mi cuerpo sea presionado por el cinturón de seguridad.
-¡Pudiste mencionarlo antes!-grita bajando del auto exasperado, Ethan le sigue y juntos se alejan hasta la parte de atrás del auto. Ethan abre la cajuela y ambos sacan pistolas de ahí. Siento un alivio al ver que están preparados para cualquier cosa y un peso menos en mi pecho es expulsado.
-Llama a John y pregunta qué está pasando en la estación.- Ordena Adam. Obedezco y John no me contesta. Sabe dios en donde está y si está bien.
-No contesta.
-Llámale a Deborah...
-¡No hay tiempo, vamos a la estación ahora!-le grito molesta.
Adam pisa el freno de golpe, lo que hace avanzar poco a poco y cada vez a mayor velocidad el auto.
Mantengo la vista en mi teléfono, esperando a que mi llamada sea contestada. Pero nadie lo hace, trato miles de veces durante el camino. Pero es como si estuvieran ocupados en algo más que contestar mis llamadas frenéticas. Espero que ese algo en lo que están ocupados sea beber cerveza o algo más, pero todos sabemos bien por qué no contestan el teléfono.


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