Capítulo 37

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Horas después Ana nos llevaba de regreso a la estación de policía. Hay pocos autos esta mañana y solo unos guardias en el exterior, cuando nos adentramos al edificio nos detenemos frente a la celda de Jeff.
-Despertó hace unas horas, no dejaba de insultar hasta que finalmente se cansó.- nos pone al tanto uno de los guardias fuera de la celda de Jeff, asiento con la cabeza y le sonrío.
-¿Alguna otra noticia?- pregunto.
-Aún nada. No ha habido atentados ni amenazas por parte de sus hombres.- señala a Jeff.
-Sinceramente no creo que estén muertos todos.- admite John.- pero ya veremos qué pasa.
-Bueno, instalamos cámaras en el exterior hace unas horas para que estén al tanto de todo haya afuera.- se aleja de la celda de Jeff y nos acompaña por un pasillo que da a la salida.- Nuestro trabajo aquí ha acabado, llamen si necesitan algo.- antes de subir a una camioneta con sus amigos, el hombre nos mira sonriente y hace un asentimiento de cabeza.
Lo despedimos y más tarde entramos de nuevo al edificio abandonado.
-¿Quién quiere empezar?-pregunta Ethan al pie de la puerta de Jeff.
-Yo.- se ofrece Eleonor, Ethan asiente y abre la puerta del cuarto de interrogación no sin antes indicarle las medidas de prevención.
Eleonor entra al cuarto y Jeff se percata de ella curioso.
-¿Podemos oírlos?-pregunto.
-Sí, pero no creo que debamos.- se encoje Ethan de hombros.- Son cosas personales ¿No crees?
-Sí, lo son.- me aclaro la garganta y sonrío.- entonces hay que esperar.
Me alejo de ellos e inspecciono el edificio, es viejo pero no tanto como una reliquia, a las paredes se les está cayendo la pintura blanca que antes recubría el interior del edificio, hay mesas en el centro de algunos cuartos, celdas abiertas, esposas y llaves de las mismas en un casillero abierto, basura por todas partes y un techo agrietado por los años, hay electricidad en la mitad del edificio y además de eso, comida abundante al igual que agua.
-Pude haber vivido aquí, ¿sabes?- Ben camina a un lado de mí, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón y mirándome con expresión seria.
-Si hubiera sabido de este lugar abandonado no dudaría en mudarme aquí antes.
-¿Hubieras dejado tu hogar para venir a vivir en este edificio abandonado?-pregunto curiosa.
Ben se ríe exageradamente.- Ese no era un hogar, Jess. Esa era un cueva tan sofocante.- suspira.- Me alegra haber salido.
Asiento, y lo miro de nuevo. Se ve tan distinto ahora que está solo en mi cabeza, tiene más ojeras que antes y una voz más ronca.
-¿Dónde están tus papis queridos?-pregunta refiriéndose a la versión oscura de nuestros padres.
-Espero que encerrados en la jaula de mi mente.- Era cierto, no los había visto últimamente, pero aún creo que regresarán, siempre regresan.
-Tal vez ya no existen.- se encoje de hombros.
-¿Por qué tú sí?-lo miro irritada.
-No sé, y aunque suene tonto yo no tengo nada que ver con mi propia aparición. Eso lo haces tú, y te dije antes que ya no lo hicieras.
-Ya no lo hago.- comento mientras seguimos caminando por más pasillos abandonados.
-¿Entonces por qué sigo aquí?-estira los brazos a los costados y me mira molesto.
-Tal vez no quiero que te vayas.
¿Realmente era eso? Tal vez mi mente retenía a Ben, solo para que pudiera verlo en ocasiones.
Para que pudiera tenerlo de nuevo y para siempre.
-Solo vete.-le digo.
-Estoy aquí porque tú quieres.- sonríe.- Deja de hacerlo y me iré.
-Bien. ¿Pero en serio no quieres estar conmigo? Tengo una vida más dramática que tus cómics.- bromeo y Ben se carcajea.
Y luego de eso, desaparece.
Continuo caminando por los pasillos hasta llegar de nuevo a un cuarto que previamente pasé, pero que ahora está habitado por los demás.
-¿Ya terminó Eleonor?-pregunto cruzándome de brazos ante la entrada.
-Aún no, pero yo seré el segundo así que no te ilusiones.- John me guiña un ojo.
-Tenemos todo el tiempo del mundo.- me encojo de hombros y me siento en el suelo polvoriento a un lado de Ana quien come una barra de chocolate.
Guardo silencio durante la espera, hasta que Eleonor sale un poco agitada y feliz, John se levanta y toma su lugar en el cuarto de interrogación.
-¿Cómo estuvo?- le pregunto a Eleonor una vez que se sienta a un lado de mí.
-Agresivo.- me muestra su puño morado y manchado de sangre.- pero divertido.
Asiento graciosa y miro a mi derecha, en donde Ana se encuentra terminando su barra de chocolate.
-¿Quieres ser la tercera?
-Claro.- dice entre un bocado.
Estaba tan inquieta como niña de cinco años después de comer un tarro lleno de dulces. Así que decidí volver a caminar, pero esta vez sin compañía de Ben.
Este asunto con Jeff estaba a punto de terminar, y lo único que podía pensar ahora era ¿Qué voy a hacer después? No quería hacer algo rutinario, quería algo mejor, algo que se sintiera muy bien y para nada normal.
Aunque justo ahora en lo que debería pensar es en Jeff. Pero lo tengo cubierto ya, he repasado mi interrogatorio una y otra vez, y creo que estaré bien. Pero no quiero terminar tan rápido, si este es mi último acto de violencia hacia él antes de que lo asesinemos, entonces tiene que ser el mejor.
Me acerco a una ventana sucia y polvorienta, y miro el extenso espacio frente a este edificio abandonado.
-Esa vista no es muy linda.- comenta Adam a mis espaldas.
-No, pero distrae.- me cruzo de brazos sin volverme a verlo.
-Si.- susurra despacio, finalmente me vuelvo a verlo y lo observo sentarse en el sucio suelo, así que decido hacerle compañía sentándome frente a él.
Nos miramos frente a frente y Adam sonríe para después apartar la vista.
-¿Qué pasa?-pregunto
-Nada, solo estoy esperando a poder interrogarlo y una de mis virtudes definitivamente no es la paciencia.- comenta y se talla la cara con las manos.
Genial, porque tampoco es la mía, pero aun así voy a esperar al igual que él. Nos vamos a sentir impotentes todo el día... pero para esto trabajamos ¿Verdad?
-¿Quieres pasar primero?- preguntó Adam después de un cómodo silencio.
-Eso creo, no sé...-me encojo de hombros.- No tengo muchas preguntas.
-Entonces lo haré yo.- Adam se levanta decidido, pero se detiene en el umbral de la puerta, yo mantengo mi vista clavada en el suelo, pensando en nada, Adam se da la vuelta y se sienta a un lado de mí, luego se acerca y me besa la mejilla.
-¿Por qué eres tan complicada?- La pregunta me sorprendió tanto que me puse a reír.
-¿De qué hablas? Soy la misma de siempre.
-Ya sé, pero siempre eres tan complicada, y a veces me encantaría sacarte todos esos pensamientos de la cabeza para así poder entender.
-No hay nada que entender.- lo miro y me ruborizo al verlo sonreírme.
-¿Entonces por qué estás dudando?
No supe que responder y me quedé pasmada mirándolo y pensando en algo que decir.
-Si me cuentas tal vez pueda ayudarte.
-No eres mi consejero.
-Lo seré si me lo pides.- se encoje de hombros.
-¿Nunca te cansas de molestar verdad?- le digo sonriendo.
-¿A ti? No, nunca me cansaría de ti.- Adam me miraba maravillado, como si fuera lo mejor que ha visto en su vida, pero definitivamente no era yo... nunca iba a ser yo.
De nuevo me ruborizo pero esta vez le sostengo la mirada.
-Odio que me mires así.- Sonrío.

Adam

Jess me parecía perfecta, aún con sus malos hábitos y su arrogancia, lo único que podía ver en ella eran sus mejillas ruborizadas que tanto me gustaban y aquel buen humor con mi presencia.
-Odio que me mires así.- dice sonriendo ampliamente, haciendo resaltar su rojo color en las mejillas.
-Ya lo sé.- acaricio su pómulo detenidamente, luego me levanto y me acerco al umbral de la puerta.
Parece que Jess me dirá algo pero mi teléfono suena y lo contesto sin más, claro, después de salir de la habitación.


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