Capítulo 45: 3 Disparos

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Era una plaza atestada de gente, un grupo de jóvenes mantenía a todos con la mirada puesta en los malabares y trucos de magia que hacían. Adam dijo que sería mejor separarnos para cubrir más terreno, y aunque la idea no me pareció correcta obedecí. Justo ahora me encuentro en uno de los asientos públicos buscando discretamente a Jeff.
No puedo ver a Adam pero seguramente está más cerca de lo que pienso, me desespero y comienzo a vagar alrededor de la plaza, una niña corre de un lado a otro por toda la plaza y con un globo rojo atado a un hilito. La observo por unos minutos hasta que ella se detiene frente a una joven mujer, quien le da un helado a medio comer y la niña se atasca con él. Aparto la vista y me centro en los jóvenes malabaristas, quienes pasan al frente a un niño emocionado por ser el siguiente en desaparecer dentro de una caja y reaparecer por detrás de ésta.
La gente aplaude y logro ver a alguien familiar, una chica rubia y de tez clara, delgada y maquillada lo más natural posible... Me acerco a ella sin que note mi presencia y me da un vuelco el corazón al ver su familiar cara, aquella que tanto temía ver de nuevo.
Ashley, mi cómplice y antigua amiga, la que vio morir a todos y no me ayudo cuando lo necesitaba, estaba asustada en ese momento, ella también, pero yo no sabía dónde encontrarla y ella sí.
Me abandonó y ahora la envidiaba por estar aquí sola y sin ayuda de nadie, porque claro, Ben siempre dijo que ella era la más fuerte.
No la saludo, y camino lejos de ahí, cuando me topo con Adam, un Adam agitado y sonriente.
-Lo encontré.- mis ojos lo mirar sorprendidos y él me toma de la mano para echar a correr hasta la orilla de la gran plaza. Cuando llegamos, Adam suelta una palabrota y suelta mi mano, para comenzar a buscar con la mirada a Jeff.
Segundos después me hace una señal que indica que saque mi arma.
Adam me conduce hasta el centro de la plaza y por fin logro ver a Jeff entre tanta gente, me acerco a él y Adam y yo ponemos amabas armas en su espalda. Jeff da un respingo y luego suspira.
-Acompáñanos.- le susurra Adam.
-Hoy no voy a morir.- susurra sonriente.
-¿Por qué estás tan seguro?
Jeff nos mira sonriendo y luego comienza a gritar.
-¡Ayuda!, ¡Tienen armas!
-La gente se asusta y comienza a dispersarse por todas partes, las sirenas de los autos policiacos no se hacen esperar y Adam me mira desilusionado, pues en verdad estábamos esperando escapar de esto.
-Si me matan será peor para ustedes.- se voltea Jeff hacia nosotros.
-Híncate.- le ordeno amenazante. Jeff se ríe.
-¡Que te hinques!- Le grito y disparo a una de sus rodillas, este grita y cae al suelo boca abajo pero sigue riéndose.
-No te arrepientes ¿verdad?- pregunta Adam asqueado.
-¡Claro que no! Esto es de lo que más me enorgullezco.- dice a carcajadas.
-¿Exactamente de qué te enorgulleces?- Pero no había sido yo la que hablaba.
La voz provenía de una rubia que se aproximaba a nosotros con un vestido corto azul, llevaba entre las manos un arma pequeña, que también apuntaba a Jeff.
-Vaya, vaya. ¿Soy tan importante como para revivir muertos?-dice Jeff serio.
-Una falla de la tierra debe ser destruida al instante.- dice Ashley, quien me mira y sonríe de lado, luego pasa la vista hasta Adam por un momento y asiente.
-La poli se acerca.- Dice Jeff juguetón.
-Espero que los forenses también.- le digo antes de abrir fuego y dispararle en el hombro.
Adam me sigue disparándole en el estómago y Ashley cierra con una bala en su cabeza. Todo fue demasiado rápido, demasiado fácil.
El silencio se extendió por toda la plaza, Ashley me miraba con la intención de explicarse, pero la evité completamente.
La policía rodeó la plaza rápidamente unos agentes avanzaron hacia nosotros, y los paramédicos se detuvieron en el cuerpo inerte de Jeff.
-Está muerto.- alcancé a escuchar a uno.
-¡Policía, bajen las armas!- Ordenó una mujer con una pistola y un chaleco anti balas.
Ashley fue la primera en entregarse, Adam y yo tardamos más pero al final lo hicimos.
Dos oficiales me tomaron de ambos brazos y me condujeron hasta el auto mientras que uno de ellos me ponía esposas.
-Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usado en su contra ante el tribunal. Tiene derecho a consultar a un abogado. Si no puede contratar uno el estado se lo asignará.
Estoy demasiado asustada que ni siquiera los escucho, Adam me tranquiliza con una sonrisa y asiente mientras que lo obligan a abordar la patrulla.
-Entre en el auto.- me dice un oficial y lo hago con un suspiro entrecortado.

<<La cárcel no puede ser tan mala>> me digo, pero estar ahí por más de un año lo cambia todo.


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