Capítulo 38

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-Jess, es tu turno.- Deborah me llamo una vez que Adam terminó con su interrogatorio.
Me pongo de pie y me cruzo con Adam, este me mira detenidamente antes de seguir caminando hacia el otro extremo de la sala.
-Puedes golpearlo pero por nada del mundo lo desates, eres la última así que te daremos más tiempo si es que lo necesitas.- Explicó Ethan antes de abrirme la puerta del cuarto de interrogaciones.- Suerte.
Una vez que Ethan me dejó entrar me acerqué a Jeff, luego me apoye en la pared frente a él y por fin me miro.
-Que buen cierre. Jessica West, ¿En qué puedo ayudarte hermosa?- Pregunta con cierto cinismo.
-Si te acuerdas de mí, supongo que también te acuerdas de mi padre.
-¡Como olvidarlo! Siempre tan disponible y fácil de convencer. ¿Recuerdas a tu padre ebrio verdad? Sí, lo siento por eso.- Giró la cabeza a los lados.
-Lamento arruinarte esto, pero los escasos recuerdos que tengo de él son cuando estaba sobrio.
-¿Recuerdas a tu mami pelear todo el tiempo por mí culpa?-suelta una risita.
Apoyo todo mi cuerpo en el cristal que da al otro lado de la habitación.
-Mira Jeff, sé que te encanta escuchar el sonido de tu voz...
Jeff se carcajea.-No tienes ni idea.
-Así que te haré el favor de contar tu versión de la historia.- con un ademán en la mano le di acceso para que hablara.
-Ah, me encanta esto. El contar como los conocí es un buen recuerdo.- suspira.- pero el contar cómo los maté es simplemente...
-No me importan tus sentimientos ahora. Solo comienza a hablar.
-Como quieras. Conocí a tu padre en la oficina en donde trabajábamos. Queríamos hacer grandes cosas juntos, estábamos cansados del miserable sueldo que recibíamos y planeábamos derrocar a nuestros superiores, probamos de todo para lograrlo sin tener que hacerles daño. Cada que fallábamos íbamos al bar más cercano, de ahí tu padre dio origen a su alcoholismo, una día le propuse la última solución para poder ganarles a esos bastardos tacaños.
Asesinarlos y quedar como los héroes que aunque no tuvieron éxito trataron de ayudarles, recibiríamos un puesto más alto y un mejor sueldo.-Jeff rió.- Era un muy buen plan.
-No, era un plan enfermizo...
-Como sea, tu padre pensaba lo mismo que tú, tenía miedo de mancharse las manos un poco, así que traté de sobornarlo.- Jeff niega con la cabeza.- y no me escuchó el muy idiota...
Jeff es interrumpido por un puñetazo en la mejilla.
-No vuelvas a llamarlo así.
Jeff rió.- Tu... tu padre quiso llamar a la policía, pero no lo deje... le di otra oportunidad para que volviera a casa con su linda y funcional familia, pero sabía que se lo contaría a tu madre.- se encoje de hombros.- No podía dejar cabo sueltos, así que solo fui a tu casa y asesiné a los únicos dos que sabían acerca de eso.- Suelta un risotada.
Mis puños se descontrolaron de inmediato, y no quise hacer nada para mantenerme tranquila.
-Eres un infeliz...- Lo embestí con todo lo que podía y más tarde comencé a golpearlo con los puños por todas partes, no podía parar, y no pensaba hacerlo. ¿Lo matarás a golpes? ¿No crees que es una buena manera de morir para él?
-Arruinaste mi vida.- Lo golpeo en las costillas.
-Pude ser mejor que esto.- en el ojo.
-No debería estar aquí.- en el estómago.
-Ninguno de nosotros.
-¡Se supone que mi familia debe estar viva!- en el pecho.
-Y me lo quitaste todo.- en la barbilla.
Mis mejillas se humedecieron por las lágrimas, Jeff ya no respondía del todo y yo ya no sentía mis puños.
Me separo de él y lo obligo a levantarse, Jeff gime de dolor pero no me importa en lo absoluto, así que lo siento en la silla con brusquedad.
-Que manos tan mágicas.- escupe a un lado de su silla un líquido espeso y rojo.- Pero no es conmigo con quien tienes que usar esa fuerza.
-Tus hombres no valen nada.-me acaricio los punzantes nudillos y más tarde me doy cuenta de que están sangrando.
-No hablo de ellos linda.- se ríe.- parece que tienes un soplón en el equipo.- me guiña un ojo y me paralizo.
¿Un soplón? No, aquí no hay soplones, no cuando se trata de Jeff.
Lo tomo por el cuello de la camisa y lo sacudo.- ¡Estoy pensando en las razones por las que no debería matarte!- le grito molesta.
-Déjame ayudarte a pensar.- dice sonriente.- sin mí no sabrías del soplón.- susurra amenazante.- ¿Has revisado sus últimas llamadas?
-¿Qué?-pregunto confundida.
-Resuelve esto Jess.- se aclara la garganta.- ¿Quién ha hecho llamadas aun cuando no tiene a nadie lejos de él? ¿Quién manda mensajes estando en compañía de los demás? ¿Por qué usaría el teléfono si todos están reunidos? ¿A quién llamaría si no es a ustedes? Te responderé la última... a mí es a quien llama. Y te daré una pista, el último dígito de mi número de teléfono es 39. Suerte en tu búsqueda Jessica.-me guiña un ojo y guardo silencio por unos segundos antes de irme de ahí lo más rápido posible.
No quiero creerle a Jeff, pero no puedo fiarme de mi instinto de nuevo. Tengo que buscar indicios de traición aquí, y espero no encontrar nada, en verdad espero no encontrar nada...

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