Capítulo 23: Beisbol

3 2 0
                                    

- ¿Terminaste?- le pregunto a Eleonor una vez que me venda la pierna.
-Supongo.- dice entre un suspiro.- ¿Por qué crees que quieran que estés aquí?
-Tengo que subir.-le digo parándome bruscamente, Eleonor me sigue y juntas subimos las escaleras.
La antigua casa está llena de polvo, las paredes están descarapeladas y las puertas de cada habitación están polvosas, entro a la habitación de Ashley. Todo está desordenado, incluso se han llevado las sabanas y dejado solo el colchón como parte de la cama.
-¿Quién crees que haya sido?-pregunta.
-No lo sé.
Lo sabía, sabía que Ashley estaba viva, pero no quería aceptarlo, no podía aceptarlo.
-Bueno, ¿Y ahora qué?
Me acerco a la mesita de noche de Ashley. Solo hay Píldoras para la anemia, sí, Ashley tiene anemia ¿Pero por qué no se llevó sus pastillas?
Leo la etiqueta y memorizo la dirección del doctor que se las recetó y proporciono.
-Vámonos.- le digo tomando a Eleonor de la mano.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

-Disculpe ¿Dónde está el doctor Klepeer?-pregunta Eleonor una vez que llegamos al hospital y nos acercamos a una recepción.
-Segundo piso, tercera habitación.- responde el recepcionista.
No le damos las gracias pues estamos muy concentradas en llegar con el doctor y arreglar todo esto.
-Adelante.- responde una voz masculina cuando toco la puerta que el recepcionista nos indicó.
-Hola, Me llamo Jennifer Cross, y ella es mi compañera...
-Lola Hennig- completa Eleonor. Como yo he usado mi nombre falso supongo que ella también, John dijo una vez que todos tienen identificaciones falsas en el grupo.
-En que puedo ayudarles.- dice quitándose las gafas y sonriendo educadamente.
-Se trata de Ashley... una paciente suya. El caso es que perdió sus pastillas para la anemia y nos pidió que le consiguiéramos otras ya que está muy débil.
-Oh, cuanto lo siento, Ashley vino hace dos días para unas nuevas, pero con todo gusto podré darte otras.-dice mientras se levanta del asiento y comienza a buscar en unos estantes las pastillas.
-¿Cómo la ha notado? ¿Cree que va mejorando?-pregunta Eleonor.
-Bueno, ya saben cómo es Ashley, siempre tiene la mente en otra parte, y lo entiendo en las circunstancias en las que está.
-¿A qué se refiere?
El doctor nos mira confundido.- Ya saben, la pérdida de sus amigos la ha afectado mucho.
-Oh, sí claro.- dice Eleonor en tono normal.
No sabía que Ashley le había contado a alguien acerca de lo ocurrido...
-Bueno, aquí están las pastillas...-comienza el doctor sacando su mano con las pastillas que esperamos. Pero no lo hace, en cambio saca una pistola y nos apunta con ella, yo saco la mía de mi cinturón y le apunto rápidamente. ¿Es que todos están cazándonos? ¿Incluso el maldito doctor?
-Así que no es doctor.- dice Eleonor rompiendo con el silencio.
-Oh, claro que lo soy, es solo que me han solicitado que les comunique lo siguiente...
Permanezco apuntándole con mi arma al doctor quien hace lo mismo mientras que mutuamente nos quemamos con la mirada.- Ve al centro, compra un boleto para el próximo partido de beisbol y ahí te encontrarás a alguien que te puede ayudar a encontrarlos.- me indica el doctor esta vez apuntándole a Eleonor.
-Es más fácil si me dice quien le dijo esto.- le digo seria e inexpresiva.
-No puedo, no me lo permiten.-dice en tono cansado.
-¿Quién no se lo permite?-pregunta Eleonor.
-Ellos... tienen una amenaza contra mi hija, debo protegerla. Solo hagan lo que les digo y nadie saldrá herido.-dice esta vez un poco angustiado.
-Bueno...-comienzo.
-Esperen, hay una condición.- dice cuando nos damos la vuelta.- Ella, no puede ir.- señala a Eleonor.
-¿Por qué?
-Porque el juego lo juegan tú y ellos.- dice apuntándole de nuevo a Eleonor.
-De acuerdo, no iré ¿Quieres parar de apuntarme?- le dice Eleonor a la defensiva.
-Lo siento, pero ellos tienen que estar seguros.- masculla el doctor y cuando termina de hablar le dispara a Eleonor en la cadera, esta gime y se cae.
Disparo a su mano para que no siga apuntándonos con el arma, el doctor la suelta y sale del consultorio.
-Oye ¿estás bien?-le pregunto poniéndola de pie.
-Ese tonto...-dice quejándose y apoyándose en mí para poder comenzar a salir.
La subo a un taxi y la acompaño hasta casa.
-Lo siento.- le digo una vez que le ayudo a subir las escaleras de la puerta principal.
-¿Por qué?-pregunta sonriendo. Abro la puerta y miro a Ana y a Ethan en el sofá, Ana le está curando la pierna, Ethan solo gime cada que entra la guja.
-Hola, Ana creo que deberás quedarte a cuidarlos.- le digo dejando a Eleonor a un lado de Ethan, ella los saluda. Y mientras yo me alejo a la cocina para comer una pera. Cuando vuelvo con la pera entre las manos, Eleonor me mira preocupada.
-¿Te vas a ir ya?-pregunta.
-Sí... tengo que comprar el boleto del partido.
-Así que ahora hasta en los partidos anda Jeff.- dice Ethan negando con la cabeza.- siento no poder ayudarte primor.- dice sonriendo también preocupado.
-Estaré bien, prefiero ir sola que con ustedes heridos y molestando cada que se les abre la herida.- digo con la boca llena, tomo las llaves del auto que está en la cochera y me despido de todos antes de salir.

Adam

-Es él.
-Que guapo.
-Sí bueno, no lo arruines. Solo cuídalo hasta que volvamos.
-Ajá.
Siento unas manos femeninas recorrer mi torso, abro los ojos y me encuentro con una chica de cabello negro y largo, es de tez clara y un vestuario más provocativo no existe en otra parte, tiene un labial rojo y su nariz aguileña es frotada contra mi mejilla, me alejo, y la chica de ojos negros me mira sonriente.
-Hola, querido.- susurra a mi oído.
Mis manos están atadas con una cadena hacia una barra de acero pegada al techo, mis pies tocan el suelo pero también están atados con cadenas, mi playera desapareció y solo cuento con unos pantalones.
-¿Pero qué mier...?- observo el cuarto en el que estoy, está totalmente vacío y las paredes son grises, hay una ventana que asumo es como la de los interrogatorios en la policía, me veo a mi mismo en la ventana pero del otro lado quien sea que esté ahí me puede ver a mí. Siento como mi propia sangre está embarrada en mi frente, me duele el cuerpo. No era justo seis hombres contra uno.
Tiro de las cadenas de las manos, están demasiado apretadas.
-Shh... tranquilo guapo.
-¿Dónde estoy?-le pregunto serio. La chica es demasiado guapa pero demasiado provocadora.
-Bueno, espero que no seas claustrofóbico porque estamos bajo tierra.- me dice mientras pasa sus manos por mi pecho hasta mi abdomen.
-¿Cómo te llamas?- le pregunto coqueto a lo que la chica sonríe ampliamente.
-Lana.- susurra a mi oído.
-Lindo nombre. Dime ¿Cómo está el clima hoy?
-Nieve, frío... lo usual.- dice entre un suspiro, me rodea acechante.
¿Lo usual? No debo estar donde los chicos, probablemente otro estado o país, aquí nieva, pero solo en algunos estados.
-No me digas... Adam Müller ¿verdad?-comenta sonriendo.- Tu hermano no para de preguntar por ti, es demasiado arrogante ¿sabes?
-¿Él está aquí?
-Ajá, bueno, a cómo van las cosas no estarán mucho tiempo aquí.- dice haciendo un pequeño puchero y volviendo a manosearme con sus delicadas manos.- No quiero que te vayas.
-¿Irme?
-Tus amiguitos, en especial tu novia esa tal... Jessica, no paran de jodernos, pero sabes que, están haciendo justo lo que Jeff predijo que harían, él los tiene en la palma de la mano. Será muy fácil eliminarlos, lástima que tú incluido.
-Podemos hacer un trato.- le digo arrogante pero coqueto.
-¿de qué hablas?
-Su vida a cambio de la mía, y un poco de colaboración con ellos, puedo ser de ayuda, en especial con las armas.
-y que lo digas, te he visto pelear, y déjame decirte que me encantan los chicos bruscos.- dice acercándose a mi oreja y mordiendo mi lóbulo, me estremezco. Siento un poco de desagrado hacia ella... de acuerdo, no solo un poco.- Pero no puedo hacer nada, y no creo que puedas tratar con Jeff... es un hombre demasiado ocupado.
-Como sea.-digo perdiendo el interés en el tema. Esta chica no me sirve, necesito salir de aquí, pero primero tengo que conseguir un poco de información.
Solo un poco más.





Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora