Capitulo 11: Pesadilla

15 4 0
                                    

Escucho gritos y disparos, abro los ojos y me encuentro en el cuerpo de mi yo de diez años. Estoy corriendo mientras mi madre va detrás de mí, corremos hasta llegar a un pasillo sin salida, solo hay una puerta a la derecha, y es a donde decido ir. Mi madre me sigue cojeando, pues todavía tiene la herida de navaja abierta, cuando entra mi madre, ambas cerramos la puerta con todas las fuerzas que nos quedan. Después ella comienza a decir algo histéricamente, pero no la escucho, en cambio escucho voces de doctores y más lejos la de Adam, así que abro los ojos nuevamente.
Me sé esa historia al pie de la letra, no solo es un sueño si no un recuerdo de lo que nos hizo Jeff, una única razón por la cual he llegado hasta aquí.
Me encuentro en una camilla con ruedas, entre los doctores y doctoras me mueven rápidamente hacia una habitación, Adam está a un lado de mis pies.
-Querida no te vuelvas a dormir, mantén los ojos abiertos.-me pide una doctora.
-Vas a estar bien Jess.- Me dice Adam mientras se acerca a mis manos y las estrecha fuertemente.
-Me debes unas tortitas.- le digo casi riendo.
Adam se queda callado y luego sonríe.- claro que sí... después de esto te haré todas las tortitas que quieras.
Aunque la situación es grave, pienso en las muchas posibilidades de morir, pero las probabilidades de sobrevivir son mayores, así que mantengo la cabeza despejada, mientras dejo que los doctores hagan lo suyo.
El ardor no cesa y cada vez es más constante, no pienso en nada, más que en la bala que recibí por parte de los hombres de Jeff. Es obvio que ese tubito negro y con extraña composición provenía de la bala.
Estoy despierta hasta que me instalan en una habitación y entre muchos doctores y enfermeras me rodean, Adam se ha quedado en la sala de espera. Mientras que un doctor me inyecta un sedante, simplemente cierro los ojos, como si tuviera mucho sueño. Y después todo se vuelve negro.

Un sueño me envuelve para llevarme hasta un bosque. Los árboles son muy altos y la luna contribuye a que en el suelo se tornen sombras de los antes mencionados, el clima está fresco, y por alguna razón estoy con el pijama que tenía hace un momento en el apartamento de Adam, y aún descalza me adentro en el bosque.
Pasan unos cuantos minutos y lo único nuevo es que huele a humo, y se escucha a lo lejos un núcleo de fuego, probablemente una fogata. Todos los árboles parecen ser los mismos, así que tomé una roca filosa y talle un árbol cada que pasaba seis árboles. Afortunadamente no he visto ninguna marca mía, lo cual me garantiza que no estoy caminando en círculos. Cada vez me acerco más a la supuesta fogata, pues en lo más alto de los árboles puedo ver el humo esparcirse entre el viento.
Después de unos cinco minutos por fin llego a la fogata. Y visualizo a una mujer sentada frente a la fogata, y estrechando fuertemente con los brazos a un hombre. La chica solloza entretenida con el hombre inconsciente, mientras que me acerco lentamente.
-Hey... ¿Está bien?-pregunto tensa.
La mujer se da la vuelta dejando al descubierto tanto su rostro como el del hombre. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, doy un paso atrás. Esos rostros tan familiares de los que no puedo escapar aún.
Ashley, con su melena rubia y su tez clara, me mira con rencor y menciona tres palabras simples y directas.- Tú lo mataste.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Despierto de golpe en una cama, busco con la mirada a alguien familiar, y al no obtener la atención de alguien en mi habitación me dispongo a levantarme por mi propia cuenta. No siento dolor en mis costillas, así que me levanto como si nada y salgo de mi habitación, pero no hay nadie en el exterior, ni doctores, ni enfermeras, ni Adam...
Todo se torna más raro cuando escucho la voz de mi Padre.
-Jessi... ven a saludarnos.
-¿Papá?- al principio la pregunta la hago con un poco de felicidad, pero después comienzo a preguntar con ansiedad.- ¡¿Papá?!
-Aquí Jessi.- lo escucho con su voz áspera pero aún alegre.
Doy la vuelta a un pasillo, siguiendo la voz de mi Padre, y me encuentro con toda mi familia, o lo que era antes mi familia.
Aunque noto que algo no está bien cuando veo a Ben... la situación es irónica al ver a mi difunto hermano apuntándoles con una pistola a mis difuntos padres.
-¿Qué estás haciendo?-pregunto perpleja.
-Lo que me pediste hermanita, lo que me dijeron que hiciera.-me contesta Ben con un tono de desesperación, pero orgullo a la vez.
-No dejes que lo haga Jessi.-Me suplica mi padre, mientras mi madre me dirige una mirada preocupada y luego dice.- Ten cuidado hija.
-Yo nunca te pediría eso Ben, para ya.- le exijo, con un toque de frustración.
-Ustedes me dijeron que lo hiciera.
-¿Nosotros?- repito curiosa.
Antes de que Ben me responda él dirige su vista hacia atrás de mí, y al mismo tiempo siento una mano apretándome cariñosamente el hombro. Cuando doy media vuelta, veo el rostro de Jeff.
-Todo va como lo planeamos Jess.-comenta con una sonrisa maniática.
Y mientras yo estoy distraída con Jeff escucho dos disparos, cuando volteo veo a mis padres en el suelo, y rodeados de sangre, mientras Ben y Jeff se ríen al unísono.
Despierto de golpe de nuevo, esta vez a gritos, mientras siento unas manos que me detienen para que no me levante de la cama, no puedo dejar de gritar, siento la frustración y el odio mezclados en mi estómago.
Veo a Adam tratando de detener mi locura, y de repente tres doctores y una enfermera con una jeringa entran a la habitación. La enfermera se acerca y trata de posar la jeringa en mi cuello, pero la aparto al instante, sin dejar de gritar. Aunque la enfermera consigue inyectarme el sedante con ayuda de los doctores. Miro a Adam y me doy cuenta de que está tenso y un poco preocupado.
Cuando el suero empieza a hacer efecto miro a Adam y lo tomo fuertemente de la muñeca.
-No dejes que lo haga.- le digo agobiada por el sedante, y de nuevo todo se torna negro.


Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora