Capítulo 28: Egoísmo.

8 2 0
                                    

-Ha sido un placer cenar con ustedes, pero deberíamos retirarnos.- se despide John mientras ayuda a Deborah a levantarse de su asiento.

-Coincido con mi colega, es tarde y mañana tenemos unos cuantos asuntos pendientes.- le sigo yo levantándome antes de que Adam o Jeremy se ofrezcan a hacerlo.

-Ha sido un gusto muchachos.- dice la señora Korlov riéndose de algo que su esposo le ha dicho al oído.

Me doy la media vuelta para encarar a Deborah.

-¿Lista?- pregunta fingiendo cierto tono de amabilidad.

Antes de que pueda contestar Jeff me toma bruscamente del brazo, a lo que actúo a la defensiva y me suelto de su agarre.

-¿Que pasa Jeff?-pregunto con cierto tono molesto.

-Siento molestarlos, pero estoy a punto de irme con Jeremy a casa y me encantaría que nos acompañasen.

-Suena bien, gracias Jeff.- responde Adam sonriente.

-Bueno, entonces síganos.- indica Jeremy sonriendo.

Me quedo hasta atrás con Deborah.

-¿Todo bien?- me pregunta avanzando detrás de los demás.

-No.- respondo cortante.

-¿Qué pasa?-

-Tiene un arma.- susurro apuntando con la cabeza a Jeff.

-No puede saberlo... no nos ha reconocido aún.

-¿Cómo lo sabes?

-No lo sé, solo lo creo.- dice encogiéndose de hombros.- que juegue con nosotros no significa que nos conozca físicamente, tal vez solo nos conoce por los nombres...
-¿Está lejos Jeremy?- le escucho preguntar a John quien interrumpe la suposición de Deborah

-No, solo son unos veinte minutos.- dice educadamente antes de separarse de nosotros y subirse al auto de Jeff, un elegante auto color vino.

Cuando todos nos subimos a nuestro auto y Jeremy hace ademanes por el espejo retrovisor para que los sigamos Adam enciende el auto y todos guardamos silencio, perdidos en nuestros pensamientos.

-Hay que dispararle dos veces cada uno.- comenta Deborah rompiendo con el silencio.

-Morirá antes de los cinco, somos seis. Obviamente no resistirá doce disparos.- contradice John.

-He escuchado de personas que sí.- responde Adam.

Mientras ellos platicaban acerca de cómo matarlo yo pensaba y pensaba en cómo torturarlo.

Nada es suficiente, darle veinte latigazos no es suficiente, hacerlo ingerir algo altamente toxico no es suficiente, acuchillarlo tampoco lo es. Nunca es suficiente y eso me frustra, ¿Cómo es que él sí pudo torturarme a mí? Tal vez lo mejor sería golpearlo hasta matarlo, o cortarle las extremidades y que muera desangrado, ahogarlo o quemarlo sería esencial pero sacarle los ojos sería aún más placentero, cortarle la cabeza con un hacha. Tal vez pueda hacer que se mate así mismo...

-¿Jess?- y de pronto Adam me regreso a la realidad. Sentí nauseas.

-Para el auto.- digo con dificultades para respirar. Adam lo hace y salgo rápidamente a mitad de la carretera, el auto vino de Jeff se detiene delante de nosotros.

Vomito.

-¿Estás bien querida?- pregunta Deborah preocupada.

-Sí... creo que fue la comida.- miento.

Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora