Capítulo 25

4 2 0
                                    

Adam

-Me retiro caballeros.- digo levantándome de mi asiento y dedicándoles una sonrisa a los hombres que acabo de derrotar.
-Es injusto, una revancha.- exige uno de ellos.
-Lo siento, pero ya no tienen nada más que apostar.- digo extendiendo los brazos a los costados.- y si me disculpan, tengo un asunto importante que arreglar...
-Nos volveremos a ver, niño.- amenaza otro de ellos entrecerrando los ojos.
-Ansío ese día.- le digo retador antes de irme.

Tengo demasiado dinero en los bolsillos traseros y delanteros que se forman bultos muy visibles en donde el dinero yace intacto.
Antes, solía estafar de día a personas que pasaban por las calles más famosas de la ciudad, hacía trucos de magia, pero toda incógnita tenía su respuesta, como guardar una tarjeta de naipes en la manga o ponerle doble fondo a una caja para que el conejo a esconder no se viera. De noche visitaba los mejores bares de la ciudad y jugaba póker con los más adictos a apostar. No faltaba uno que otro mal perdedor que buscaba problemas, pero siempre salía menos lastimado que aquellos que me retaban.
Toda esa diversión quedo atrás cuando John comenzó a hacer aquellas rabietas. A él no le gustaban esos lugares, más bien no le gustan. Me obligó a conseguir un trabajo como mesero en un lujoso restaurante, pero no soportaba a aquella gente pretenciosa y absurda, así que tarde o temprano me despidieron, y fui a parar a una cafetería frente al banco Glass, conocí a Jess. Y bueno lo demás es muy memorable... en el buen sentido, claro.

El sol alumbraba la ciudad, había dejado de nevar. Fui a comprar un teléfono celular y me instalé en un hotel de mejor calidad, me di una ducha y marqué el número de John. Nada. Opté por llamar a Jess.
-¡Deja de llamar imbécil, sé que me queda menos de un día...!
-Jess, soy yo.- le digo cortándola, esta se queda callada por un momento y suspira cansada.
-¿En dónde estás?
-Estoy en Canadá...-guarda silencio repentinamente.
-Genial, ¿Ciudad?- pregunto angustiado.
-...
-¿Qué pasa?
-... alguien viene...- dice con respiración entrecortada.
-¿En dónde estás?-exijo insistente.
-Ottawa, el aeropuerto de Ottawa...- se escuchó un golpe sordo desde el otro lado de la línea. Me vino ansiedad por estar ahí muy pronto.
-Quédate ahí, voy para allá.
-Bien... no cuelgues.- me pide a susurros.
-Pero harás ruido si hablas.- le digo poniéndome una chaqueta negra y encaminándome a la puerta principal.
-No importa ahora, solo apresúrate.- dice y noto que corre pues su voz está entrecortada y se escucha una corriente de aire.
-¿Estás bien?- pregunto después de decirle la dirección a un taxista.
-Bueno... - cierro los ojos tratando de no oír lo contrario.- tengo hambre y sueño.- escucho como ríe, al igual que yo.
-Ya somos dos.- antes de que reciba una respuesta de su parte, se escucha un disparo del otro lado de la línea.
-No puede ser...-hace una pausa y escucho su respiración agitada.- John, ¿sabes dónde está?
-No... aún no.
-No es cierto.- exclama para sí misma y escucho como corre.
-¿Qué?
-Está aquí... John está aquí.- ambos guardamos silencio, tamborileo con mis dedos la manija de la puerta del taxi, una vez que el taxi se detiene abro la puerta y le pago antes de salir corriendo dentro del aeropuerto.
-Estoy dentro, ¿Dónde estás?-pregunto caminando rápidamente entre la multitud.
Escucho atentamente la dirección exacta y corro hacia ella tan rápido como puedo.
Visualizo de lejos la silueta de Jess, está agachada en un rincón, junto a lo que asumo es John.
-Ha! Duele.- se queja John, corro hacia ellos y veo un amplio pedazo de vidrio enterrado cerca de su estómago. A un lado Deborah le da leves caricias a John para animarlo
-Jess, para.- gime.
-Lo siento John...
-Ya lo hago yo.- le digo una vez cerca de ellos. Me pongo de cuclillas y John me mira suplicante.
-Bueno, preferiría que lo hiciera Jess.- se retracta de pronto.
-Esto dolerá.- le digo tomando el grande pedazo de vidrio y tirando de él. John grita y Jess tiene que taparle la boca para que no llame la atención de la escasa gente que pasa por ahí.
-John cállate, no es tan grave.- le regaña Jess.
-Discúlpenlo, nunca se ha herido de gravedad. Supongo que...-me interrumpo para tirar un poco más fuerte del vidrio.- es más miedo que dolor.
-Vamos hermano, ni porque me estoy desangrando dejas de avergonzarme.- dice entre dientes.
Por fin logro sacar el pedazo de vidrio del costado de John. Este se queja a más no poder mientras Jess le ata una venda improvisada. Salimos de ahí con dificultad, pues mientras Jess abre paso entre el gentío junto con Deborah, yo cargo con John.
-Vamos, haz un esfuerzo.- le exijo a John.
-¿Es que no ves que me desangro?-se queja a gritos en mi oído.
-Bueno, pero me vengaré por esto.
-¿Por qué?
-Por obligarme a cargarte como a una princesita.-le digo serio.
-No te molestaste en cargarla a ella.- me acusa señalando a Jess.
-Bueno ella es una chica, tú eres un nerd escandaloso que no soporta una pequeña herida en el cuerpo.
-No estoy hecho para esto viejo, y lo sabes.- dice cansado.
-Oh claro que lo sé.- le digo exagerado, a lo que John me responde con un golpe sin fuerzas en el hombro.
-Por aquí.- escucho la voz de Jess por delante, ha conseguido un taxi y se dispone a abrirnos la puerta, Deborah nos espera para recibir a John dentro del taxi, está más preocupada que todos.
Una vez dentro del taxi, todos guardamos silencio mientras el taxista conduce hacia lo que supongo será un motel.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

-¿Quieres dormir?- le oí preguntar a Deborah.
-Claro, este día ha sido de locos.- contesta John, recostándose en la pequeña salita del cuarto.
-Buenas noches.- se despide Jess antes de salir de la habitación y encontrarse conmigo.
-¿Todo bien?-pregunta alzando las cejas.
-He llamado a Ana, todo en orden.
-Bueno.
-Bueno.- digo suspirando y cerrando la puerta que da a la salita, me acuesto en la amplia cama y Jess se acurruca a mi lado.
-¿Lo viste? Me refiero a Jeff.-pregunta susurrando a mi oído.
-No, tiene... tantos empleados que ni siquiera se deja ver.
-Estamos muy cerca ¿no crees?
-Bueno... suponiendo que nos prestó tanta atención como para hacer este juego suyo... supongo que planea algún encuentro.- contesto pasando un brazo para abrazarla y acercarla a mí.
-Si... llegamos a matarlo... ¿Cómo lo haremos?-pregunta en voz baja.
¿Enserio quiere que platiquemos métodos de tortura?
-No es el momento.- le digo cortante.
-¿Por qué?-pregunta como niña de cinco años.
-No estamos tan locos como para ponernos a planear su muerte.- contesto.
-Yo lo estoy.- responde cortante y se aleja de mi abrazo.
-No.
-Sí.- se voltea para no darme la cara.- Sí lo estoy.
-¿Qué te ocurre?-le digo suspirando. Estaba cansado, y lo que menos quería era discutir sobre algo tan absurdo.
-No sé. Esto es distinto.
-¿Porque es distinto? Hemos sufrido cosas parecidas.
Jess se levanta de la cama y se pone a caminar por toda la habitación.
-Es solo que... cada vez que estoy más cerca de encararlo.- hace una pausa pero sigue caminando.- Cada vez que estoy más cerca de él tengo más miedo.
No sé qué responder así que me siento en la cama y la observo caminar en círculos por toda la habitación.
-No me gusta tener miedo... no es como cualquier miedo, si no de esos miedos que no sé qué están ahí hasta que alguien lo nota por mí.
-No entiendo.- le digo confundido.
-Una vez... Ben y yo estuvimos muy cerca de matar a Jeff, pero fallamos... lo volvimos a intentar pero yo... tenía miedo y no quería admitirlo, Ben y yo atacamos a un grupo de sus hombres, llegue a un punto en el que no podía controlarme, y comencé a matarlos con más crueldad. Por un mes Ben desconfió de mí, decía que no era la misma y que yo nunca mataría a alguien con tanta furia como lo había hecho. Fingí haberlo superado pero como puedes ver.- estira los brazos a los lados.- No lo he logrado.
-Cuando tienes esa clase de miedo ¿Confías en ti?- le pregunto calmado.
-¿Qué?-se sorprende.
Sonrío.- Ben no confiaba en ti cuando te ponías así, ¿Tu confiabas en que estabas en tu sano juicio cuando los matabas?
-Bueno... mis métodos cambian drásticamente, pero mi objetivo sigue siendo el mismo.-responde en voz baja.
-Entonces es suficiente para mí.- Jess se acerca a mí y me mira confundida.- Debes saber qué es lo que quieres y como conseguirlo. No actúes por instinto, piensa en cómo lo harías si no tuvieras miedo a fallar.
-Suena sencillo.- se sienta en la cama de nuevo.
-No es tan sencillo, pero al menos inténtalo.- me recuesto en la cama y hago un ademán para que me acompañe.
Me hace caso y se acurruca conmigo. Lástima que no sea por siempre.

Bank GlassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora