Capítulo 30: West

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 Me seco las lágrimas con enojo y me sorbo los mocos mientras me adentro a la cocina. No me iba a encerrar en la habitación, esto no es una rabieta infantil, no era yo la que tenía que lamentarse por lo ocurrido. No era yo la que lo había arruinado esta vez.

No me siguió, no me habló para disculparse... solo se fue y ya no volvió.

Normalmente soy de esas personas que necesitan hacer algo, como leer, escribir o investigar acerca de lo que sea para no sentirse propensos al resurgimiento de malos sentimientos. No quería odiarlo pero no me sentía bien al mentirme a mí misma.

Y luego comencé a pensar más y más y me convencí de que tal vez no era él la razón por la que todo esto había pasado, tal vez era por mi arrogancia y necedad de tener siempre la razón. Pero soy tan orgullosa que no lo busqué...

-Hola.- saluda John.

No contesto y me dispongo a mirarlo, tiene un poco de sudor en la cara. Parece como si hubiese discutido con Adam.

-Adam dormirá aquí.- le da golpecitos al sillón.- No creo que quieras encontrártelo ahora, así que por qué no mejor vas a descansar.- me dirige una sonrisa amplia.

-Él tiene razón ¿Verdad?-le pregunto de repente.

-¿sobre que eres una egoísta?- agacha la cabeza pensativo.- Todos lo somos, a veces protegemos a los demás como si se tratara de nosotros mismos pero déjame decirte que seguimos siendo egoístas aunque demos la vida por alguien más. Tú no eres del todo egoísta, es solo que no demuestras que te importan los demás, y aunque tú sabes que sí te importan sigues sin demostrarlo y esas personas se van alejando porque piensan que no son relevantes en tu vida.

-¿Lo alejé de mi vida? Como... ¿desaparecerlo por completo o algo así?

-Yo espero que no, Adam es un idiota... pero es un verdadero caballero, no es tan guapo como yo pero...- sonríe modesto.- Él te está dando todo lo que tiene, de una manera que no puedes entender. Y es tan obsesivo que no lo puedes dejar así como así...- Suelto un suspiro y miro la venda alrededor de mi mano.
-Él me cura y me soporta y yo solo sirvo para golpearlo e irritarlo.- Comento y sonrío irónicamente.- Soy una idiota.

-Sí que lo eres.- me guiña un ojo.- pero el también.

Sonrío de nuevo y me pongo de pie.- Iré a dormir. Descansa.- me despido.
Entro a la habitación, escucho como Adam se lava los dientes, en eso me pongo cómoda para dormir e ignoro todo lo demás.
Cuando Adam sale me mira inexpresivo, pero se acerca, y luego miro sus puños cerrados y sus pasos bruscos. Tengo tanto miedo que retrocedo como una niña indefensa ante un secuestrador.

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Adam

Jess retrocedió como si fuera una gran amenaza. Solo quería acariciarla y disculparme por lo sucedido, pero ella estaba asustada. Me tenía miedo y yo no sabía qué hacer.
Solo retrocedí todo lo que pude y suspiré.

-No quería hacerte nada, solo...
-Sí.- contesta inmediatamente.- Yo... perdón, no estaba... yo no te tengo... pensé que...- Tartamudea. Y después suspira.- Lo siento, soy una idiota.
-Yo también.- me rasco la nuca incómodo.- Voy a dormir... en el sofá.- señalo la puerta.
-Bien, buenas noches.

Ni siquiera me mira a los ojos. Esta vez sí metí la pata.
Me alejo aún más para salir de ese infierno...pero entonces recuerdo.
-Por cierto, Tamara llamó, está preocupada y... dijo que necesita verte en su consultorio mañana. No creo que debas posponerlo más.

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