Al llegar a casa, me eché en la cama para dormir una pequeña siesta, pero se alargó un poco más de lo que debía. Me levanto, y me dirijo al baño, parece que la siesta no me ha sentado muy bien. Me miro al espejo y parezco un zombie. Los ojos caídos... Debo darme una ducha.
Me meto en el agua y me relajo, me sirve como modo de pensar. Estoy un rato largo bajo el agua. Cuando me dispongo a salir, suena el timbre. Qué oportuno. Me visto lo más rápido posible, con un pijama ridículo, y sin pensármelo dos veces.
Empiezo a bajar las escaleras corriendo porque la persona que está esperando en la puerta deberá estar cansada de esperar.
Al abrir la puerta aparece Diego. Como siempre, va muy bien vestido y está realmente guapo.
-¿Qué haces aquí?
-Menuda bienvenida monada, lo ignoraré. He venido a buscarte para irnos a la fiesta de West, está todo el mundo.
-¿Y desde cuando hacemos lo que todo el mundo hace? No me apetece ir a casa de ese, Diego, prefiero quedarme en casa viendo alguna película.
-¿Por qué? ¿Qué te pasa a ti con West?
-Nada, ¿qué iba a pasarme?
-Ya sabes... la gente rumorea mucho, y siempre se ha comentado lo que West y tú os traíais entre manos, de antes erais muy amigos.
-Joder Diego, ¡deja de decir tonterías por favor! Solo quiero estar tranquila viendo una película.
-Bueno... ¡Pues voy a preparar yo las palomitas! Escojo la primera película por cierto.
Se dirige a la cocina. No puedo evitar mirarle cuando anda. Es genial. Se gira y me guiña un ojo. Le sigo hasta la cocina.
-Diego... no tienes por qué, puedes ir tú a la fiesta sin mi. Y perdóname por cómo te he hablado antes.
-María, no seas tonta, ¿con quién voy a estar mejor que contigo?, y no te preocupes, no pasa nada.- Me da un beso en la cabeza.
-¿Te he dicho alguna vez que eres el mejor amigo del mundo?
Me sonríe y me estrecha entre sus brazos. Se ha quedado conmigo en vez de irse a una fiesta a pasárselo bien. No soy consciente del buen amigo que tengo.
Al acabar de hacer las palomitas fuimos al salón. Nos sentamos uno pegado al otro. Somos muy amigos, hay confianza, si llega a ser otro pensaría que quiere algo conmigo, pero bah, es Diego. Pasamos una noche muy entretenida, risas, comida, y buenas películas. Pero llegó la hora de que se marche a casa. Se levanta del sofá y se despide de mi con un abrazo, le vuelvo a agradecer la compañía y se dirige a la camioneta. Cierro la puerta y me quedo pensando.
Es el mejor amigo del mundo, es muy buen chico, y muy atractivo la verdad, pero somos como hermanos.
Me voy a dormir, pero me cuesta hacerlo, tengo un tema en la cabeza que no se va, o más bien, una persona. César siempre me ha parecido guapísimo, y cuando éramos amigos nos lo pasábamos genial, pero ahora todo ha cambiado, nosotros hemos cambiado. Además, solo me ha invitado a su fiesta, y ha invitado a todo el instituto. Seguro que ni existo para él. Cierro los ojos y me quedo dormida.
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"Mítica chica"
Teen FictionMaría no es la mítica chica. Es diferente, no es como las demás. Su problema es que tiene miedo, nunca se ha atrevido a expresar sus sentimientos. Hasta que se da cuenta de que estaba enamorada del chico equivocado. Y cuando se da cuenta, ya es tard...